Desde su memoria más remota, Ada Torres Toro supo que sería periodista y escritora. Se proyectaba en el corre y corre de una redacción de noticias, no así en la televisión.

Había entrado a trabajar a la agencia española de noticias EFE cuando se le plantó la oportunidad de ingresar a un noticiario. Tenía 21 años en el momento en que debutó en la pantalla local llevando el acontecer noticioso.

En las casi dos décadas que se dedicó al periodismo en televisión, además de sus participaciones paralelas en la radio, nunca abandonó la escritura.

“Sentía esa urgencia por la palabra escrita, por la belleza y la profundidad de la palabra escrita y lo canalizaba escribiendo columnas, crónicas, blogs, a veces historias cortas y muchas cosas que no he publicado”, dijo.

Sabía que regresaría a ese primer amor, pero tardó más de lo esperado. Ese retorno ahora tiene nombre, género e historia: “Amores innecesarios”, una novela que la acercó de nuevo a su madre, ya fallecida.

Este nuevo giro al arte de escribir sucedió a un periodo de pérdidas, básicamente de su familia entera, siendo ella hija única. Perdió al padre y a la madre con una diferencia de tres meses, y en lo personal, atravesó luego un divorcio. “Fue bien complicado y a la vez el periodo de más crecimiento emocional y espiritual que haya tenido en mi vida”, recordó en entrevista telefónica.

Su relación con su madre la conserva a través de la palabra como una “muy, muy, muy cercana”. Especial, para cada una.

“Mami cuando muere deja una maleta con una serie de diarios, libretas, pedazos de papel donde a ella se le ocurrió algo y escribió, y metió todo eso en una maleta, y cuando muere descubro esta maleta y la cierro con la misma celeridad que la abrí, porque yo no quería leer aquello, no estaba lista para eso”, compartió. “Cada vez que trataba de abrir esa maleta, pensaba, ’Dios mío, qué me voy a encontrar ahí. Pueden haber meditaciones de mi madre, por ejemplo, decepciones que tuvo conmigo como hija que, de hecho las leí, y las leía mucho particularmente en el área de la tristeza que a ella le causaba que yo no fuera tan religiosa, tan católica, tan espiritual; ella era una persona sumamente religiosa, dogmática...”.

Tardó 10 años antes de preparar su propia maleta para trasladarse hasta Ponce, y sentada en torno a la tumba de su madre, leyó cada uno de aquellos pedazos de papel, que entonces se convirtieron en revelaciones para ella. De ese acto de valentía le apretó la necesidad de desahogar aquellas emociones, pensamientos e imágenes que la sobrecogían.

Regresó al Hotel Bélgica, en el 122 de la calle Villa en su amado Ponce - recreado en el texto como Hotel Girón-, y automáticamente comenzó a escribir.

“Tomé a mi madre como un hermoso punto de partida y de inspiración, y a base de todo eso que leí, construí esta historia, que es una historia ficticia, que parte de una persona muy real, de una mujer extraordinaria, que tocó tantas vidas; yo misma no sabía cuántas vidas había tocado mi madre hasta que murió y tuve que pasar por aquel proceso del velorio y ver exgobernadores, expresidentes del Senado, gente de la Arquidiócesis de San Juan, desde eso, hasta viejitos que yo no conocía...”, relató.

“Amores innecesarios” -primer lanzamiento editorial de Libros 787- ubica a la protagonista, “Alda Carmona”, como inmigrante española, que se radica con su familia, “estricta, católica, costumbrista”, en la República Independiente Autónoma de Ponce, entre la década de los años 30 y 40. Desde allí parte la historia de esta mujer, con sus amores y desamores, y sobre todo, con su única hija, “Ainé”.

Gestar esta novela fue un ejercicio de vulnerabilidad, de Torres Toro permitirse entrar en unos cuartos obscuros que le causaban miedo, “porque no quiero saber si mi madre pasó todavía más tragedias de las que pasó, no quiero saber las peleas íntimas que tuvo con mi padre, no quiero saber si en algún momento se sintió decepcionada por mí”, hasta llegar al punto de leerlo todo. Para sus lectores y lectoras, asimismo, busca provocarles.

“Se llama ‘Amores innecesarios’, pero es de amores, de odio, de vulnerabilidad y de mucho dolor, aparte de entretener, porque tampoco es un tratado de libre comercio. Es un libro muy entretenido, con muchos elementos, hay mucha música, hay mucho color; estas mujeres viajan el mundo. Hay un capítulo en Argentina y el próximo es en México, el próximo es en España, pero aparte de eso lo que quiero provocar es una meditación sobre qué es lo que nosotros le llamamos amor en la vida”, subrayó.

“Nosotros le etiquetamos el nombre de amor a tantas cosas que no lo son; la codependencia no es amor, el miedo a morirte sola, no es amor, el soportar a alguien, porque la Iglesia te dice que no te puedes divorciar, no es amor, el casarte, porque te dicen que te tienes que casar y a esta edad es que te toca parir, no es amor. Nada de esas cosas que nosotros llamamos amor, son amor, esos son ‘Amores innecesarios’, son codependencias y problemas emocionales que tenemos que queremos proyectar en el amor”.

Siento que he crecido a todos los niveles, como amiga, como esposa, siento que este libro ha sido una bendición en mi vida”

-Ada Torres Toro, periodista y escritora

El viaje fantástico al que invita desde la travesía existencial de “Alda” y su hija- el cual parte de su propia pasión por viajar- la comunicadora lo acompaña con una selección de canciones o “playlist” que naturalmente se fueron filtrando en la escritura, y ahora tienen un espacio en la plataforma digital Spotify al que la audiencia lectora puede recurrir como complemento. Incluye temas según el país donde se va cosiendo la historia. De Puerto Rico se escuchan a Danny e Ismael Rivera.

Adentrada oficialmente en la literatura puertorriqueña, Torres Toro no quiere perderle el ritmo a la escritura. Ya trabaja en su próxima publicación, “Absenta dulce”, que publicará este año.