Familiares y amigos del librero Norberto González llegaron este miércoles hasta el estacionamiento de su librería en Río Piedras para fundirse en un abrazo solidario y despedirse de este gestor cultural que murió el pasado domingo, a los 70 años de edad, dejando un enorme legado dentro de la industria editorial del país.

El féretro del librero yacía abierto debajo de una carpa en el centro del estacionamiento. Con un rosario en las manos y una copia del libro “El Principito”, de Antoine de Saint-Exupéry, se apreciaba el cuerpo del también editor, quien en 1993 abrió en Río Piedras la librería Norberto González.

Desde las 9:00 de la mañana, personas de diversas generaciones llegaron hasta el lugar para compartir anécdotas y agradecer la labor que llevó a cabo el librero, nacido en Cidra. Figuras del mundo editorial, profesores universitarios, escritores y escritoras, así como personas de la comunidad no dudaron en tomar el micrófono para hablar de las múltiples aportaciones que hizo González, demostrando su gran calidad humana.

Roberto Ramos Perea, dramaturgo, se dirige a los presentes.
Roberto Ramos Perea, dramaturgo, se dirige a los presentes. (VANESSA SERRA DIAZ)

Así lo hizo el dramaturgo Roberto Ramos-Perea, el profesor Julio Muriente y el librero Alfredo Torres, quien precisó que la grandeza de Norberto González fue que se dedicó toda su vida a servir.

“No fue un comerciante, no fue un librero, no fue un editor. Norberto fue un servidor del campo cultural, un facilitador”, compartió durante el servicio. Torres, quien durante varios años mantuvo en Río Piedras la librería La Tertulia, agregó que cuando tenía discusiones o diferencias con la gente su solución siempre era ir donde Norberto González. “Tenía la facilidad de conciliar, incluyendo los puntos más encontrados, y creo que eso es un mérito poco visto en Puerto Rico porque después del béisbol y el boxeo, el deporte nacional es pelearnos entre nosotros, especialmente en el campo cultural. Norberto ha sido un ejemplo, seguirá siendo un ejemplo y ojalá podamos continuar por mucho tiempo su legado”, expresó.

La profesora retirada Luz Alicea, quien actualmente es la presidente del Consejos Comunitario de Seguridad de Río Piedras, por su parte, destacó que González siempre estuvo para la comunidad riopedrense, ya fuera haciendo donaciones anónimas de libros para los niños y niñas, o acogiendo en su espacio a personas sin hogar que tocaban a la puerta de su librería y él los recibía y les regalaba libros.

“Recuerdo que un día entré a la librería para hablar con él y le dije que tenía una actividad con niños en el residencial Luis Llorens Torres y me habían pedido libros. Su respuesta fue ‘métete ahí y llévate los libros que tú quieras’. Salgo con los libros y me dice ‘son pocos, llévate más’. Esa anécdota se las cuento porque eso era Norberto González. Esa humildad, integridad, entereza, desprendimiento. Norberto nunca decía ‘no’, siempre estaba dispuesto a colaborar con todas las actividades, pero nunca quería que dijeran su nombre”, expresó Alicea a nombre de la comunidad de Río Piedras.

La familia de Norberto González, incluyendo varios de sus siete hijos, así como su viuda, Rosa María Carrasquillo, escuchaba con atención todos las anécdotas y cuentos sobre el librero, quien era el segundo de 12 hermanos.

“Queremos agradecer el respaldo que le ofrecieron porque ciertamente hay un legado, pero el legado no hubiese sido posible si no hubiese contado con la confianza de estos autores y de todos los que están aquí. Agradecemos las muestras de amor, de honra y respeto que han tenido con él y con nuestra familia”, expresó Gladys González, hermana del editor, quien lo describió como un “ser humano dotado de bondad”, quien siempre tuvo una visión de oportunidad para los demás.

Esa visión lo llevó a ayudar a decenas de autores y autoras no solo vendiendo sus libros, sino también ayudándolos a publicarlos con su editorial Ediciones Gaviota. De la misma forma, le hizo ver que no era imposible extender su librería fuera del área de Río Piedras, lo que hizo en el 2017 cuando abrió Casa Norberto, en Plaza las Américas.

González comenzó en el mundo editorial cuando tenía 17 años trabajando en el almacén Cultural Puertorriqueño. Esa experiencia lo ayudó a aprender lo suficiente de la industria del libro hasta que decidió abrir su propia librería. Su hija, Rosa González Carrasquillo, recordó este miércoles que cuando crecía la decoración de su casa eran libros porque fue en su hogar que Norberto González comenzó el negocio.

“Él llegó a cuarto año, pero no llegó a ir a la universidad. Sin embargo, fue un autodidacta toda su vida y nunca dejó de aprender”, compartió su hija.

El legado de Norberto González continuará a través de sus hermanos, hijos y empleados, quienes también forman parte de la familia. Así lo dejó saber José González, otro de los hermanos del librero.

“Nosotros vamos a seguir las operaciones, como él así lo determinó y su esposa tiene ya las instrucciones y nos los hará saber. Por el momento, vamos a seguir operando todo normal, como él lo quería. Vamos a continuar con los proyectos que estaban pendiente. Las operaciones de las tiendas el viernes ya va a comenzar en horario normal, vamos a seguir las publicaciones con la misma visión de él de darle oportunidad a los escritores puertorriqueños. Todo va a seguir como si Norberto estuviera porque así él nos preparó”, concluyó José González.

Los actos fúnebres del librero continúan hoy en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, donde se llevará a cabo un acto de recordación de 1:00 a 3:00 p.m. Luego, sus restos pasarán al Archivo General de Puerto Rico, donde el Instituto de Cultura Puertorriqueña tiene organizada una actividad especial en su honor, de 5:00 p.m. a 7:00 p.m.

El jueves, a partir de las 8:00 a.m., se realizará un servicio en la Funeraria Rivera en Cidra. El entierro será a mediodía en el Cementerio Municipal de Cidra.