Arte popular

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 17 años.
PUBLICIDAD
A mediados del siglo pasado, en la década de los 1950, se comenzaba a ver el surgimiento de un arte totalmente distinto a lo conocido por la sociedad de la época. Para ese momento, y luego de finalizada la Segunda Guerra Mundial, el expresionismo abstracto había sido capaz de absorber la energía artística de Estados Unidos. Sin embargo, un nuevo movimiento comenzaba a delinearse simultáneamente en dicha nación y en Inglaterra. Si por una parte, los artistas jóvenes acusaban al expresionismo abstracto de ser muy académico y de poca sinceridad emocional, por otra, el público se iba cansando de la retórica abstracta en la que una interpretación requería siempre un arduo esfuerzo.
Dichas razones, principalmente, sirvieron de estímulo para que a finales de 1950, naciera el pop art o arte popular. Este nuevo movimiento, se desarrolla de manera paralela -pero independiente- en ambos continentes. Sus características no tardaron en fascinar a los artistas noveles por encontrarse inmersos, de repente, en un campo artístico lleno de grandes posibilidades.
Arte del consumo
El pop art se distingue por emplear imágenes obtenidas de los medios de comunicación masiva. La tecnología, el capitalismo, la moda y el consumismo, juegan un papel protagónico en donde objetos que comúnmente asociamos con dichas temáticas dejan de ser únicos para ser pensados como productos en serie.
Sus formas y sus temas son sencillos e, incluso, divertidos, razón por la cual su contenido es de fácil comprensión para un público general. Desde sus comienzos, el pop art, al inspirarse en imágenes de publicidad, fue muy ovacionado por las multitudes que se sentían encantadas al reconocer objetos comunes en los cuadros que observaban. Además, se ahorraban el esfuerzo de interpretación que requería el expresionismo abstracto anterior. Por otro lado, la sociedad de la época, principalmente aquella que ponderaba el “estilo de vida americano”, participaba de un desenfrenado consumo.
Para los artistas, este nuevo movimiento no dejaba de ser una manera irónica de presentar la sociedad en la que vivían. si la gente veía de la misma forma. No obstante, el arte popular, que había adquirido las bases intelectuales de las obras de Marcell Duchamp y Fernand Léger, fue ganando adeptos, principalmente, entre galerías y coleccionistas.
La finalidad del pop art parecía consistir en describir todo lo que hasta entonces había sido considerado indigno de atención, y, todavía menos, propio del arte: la publicidad, las ilustraciones de las revistas, los muebles de serie, los vestidos, las latas de conservas, los hot dogs, los cómics y las pin-ups. Se habían roto todos los tabúes; para el pop parecían mejores las cosas cuanto más vulgares y baratas fuesen.
Las escuelas de Nueva York y California
El pop art fue trabajado en Estados Unidos, principalmente por artistas como Robert Rauschenberg, Claes Oldenburg, George Segal, Jim Dine, Roy Lichtenstein, Tom Wesselmann, James Rosenquist y Andy Warhol. Aunque, principalmente, se desarrolló en Nueva York, también en California tuvo mucha importancia. Allí se encuentra una multitud de temas pop: los gigantescos mercados de frutas, Hollywood, los coches con carrocerías excéntricas, entre otras cosas. Para el 1955, Edward Kienholz realizaba las primeras obras con algún indicio de arte popular. Sin embargo, fue un poco más adelante cuando aparece la figura de Mel Ramos, quien afianzó el movimiento al oeste de Estados Unidos representando en óleo a las principales figuras y heroínas estadounidenses, y chicas semidesnudas sacadas de calendarios.
En Nueva York, el pop art tomó mucho más auge y fue trabajado por un sinnúmero de artistas. El primer acercamiento de un artista norteamericano a lo que sería el arte pop se observa en Robert Rauschenberg, quien desde 1951, criticó fuertemente los fundamentos del expresionismo abstracto. En un inicio, Rauschenberg fijaba objetos tridimensionales sobre la superficie de sus telas para llenar, como comentaba, “el foso que separa el arte de la vida”. Luego de él, artistas como Oldenburg y Segal se encargaron de continuar desarrollando el movimiento.
En 1962 se dan a conocer las obras de Roy Lichtenstein, quien después de haberse dedicado al diseño industrial, decide estudiar arte, para, eventualmente, convertirse en una de las figuras centrales del arte pop. Lo característico de Lichtenstein son sus composiciones salidas directamente de las páginas de los cómics, realizadas con el mayor de los cuidados gráficos y mecánicos, e inundadas de colores brillantes. Con esto propone acabar con los modos tradicionales de trabajar la imagen y romper con los mitos sociales que se representan en las tirillas.
Otro de los pilares del movimiento en Estados Unidos y, probablemente, la figura más controversial y conocida dentro del mismo, fue Andy Warhol. Fue el último gran artista de la Escuela de NuevaYork y comenzó su carrera haciendo publicidad para zapatos y tarjetas postales. Sus primeras exposiciones individuales fueron en el 1962, desde entonces se dieron a conocer sus trabajos como pintor, realizador cinematográfico de filmes underground (“The Chelsea Girls”, “Empire State Building”, “Sleep”) y productor de filmes comerciales. Una de las formas más características de su arte era ilustrar íconos de la vida estadounidense utilizando fotografías de prensa contemporánea y repitiéndolas en la misma superficie múltiples veces. De esta forma arrancaba las escenas de su contexto habitual y las trasladaba al dominio del arte. Los temas que utilizaba Warhol para sus repeticiones y transformaciones, a través de los cambios de color, van del pote de sopa Cambell’s y las cajas de Brillo, al rostro de Marilyn Monroe. Warhol se convirtió en una celebridad internacional rodeado siempre de amigos y admiradores hasta que murió en 1987.
El Pop art en Europa
Inglaterra es el país donde primero surgió el arte popular. La obra de Richard Hamilton, titulada ¿Qué es lo que hace que los hogares de hoy sean tan diferentes, tan agradables?, un collage fotográfico en el que se representa un interior con diversos elementos típicos de la iconografía popular, parece ser la primera obra que se califica como tal. Su compatriota Peter Phillips construía rompecabezas de objetos obtenidos de iconografía contemporánea.
En Europa, las tendencias del pop art se extendieron rápidamente hacia países como Francia, Alemania, Italia y España. Allí se destacan los trabajos de los franceses Martial Raysse, Daniel Spoerri, Oyvind Fahstróm, Gilles Aillaud e Yves Klein; los alemanes Wolf Vostell y Bernhard Schultze; y el italiano Valerio Adami.
Sin embargo, muy diferente a las obras realizadas en el continente americano, en Europa este tipo de arte se prestaba para la crítica social y política directa. En muchos casos, como en España, se convirtió en una manera de ir en contra del régimen establecido y los cambios que ocurrirían en el país.
A este país ibérico, que se encontraba a la sombra de lo que había sido un franquismo de política dura contra los artistas, llegaron los aires del movimiento pop, a pesar de que no se puede hablar de que fuera autóctono ni unitario, pues no fue hasta el 1963 que comenzaron a llegar noticias de dicho movimiento. Fue el artista Alfredo Alcaín quien se sintió más cercano a las manifestaciones del arte popular internacionalmente, aun cuando otros artistas anteriores habían dado ya algún indicio. También el artista Eduardo Arroyo fue uno de los pilares del movimiento en España.
No obstante, es la llegada del Equipo Crónica, en Valencia, integrado por Rafael Solbes, Manolo Valdés y Juan Antonio Toledo, quienes, habiendo antes integrado el grupo Estampa Popular, proponen un replanteamiento del lenguaje artístico a través de la elaboración de un discurso pictórico en donde los elementos populares de otras culturas se combinaran con la realidad contemporánea de España. Por esa razón la Guerra de Vietnam es un punto de denuncia importante en su obra, al igual que la cara del ratón Mickey. De igual manera, extraían elementos de otras pinturas que eran ya famosas para incluirlos en sus obras, como es el caso de Pim-Pam-Pop, en donde las flores de Warhol son pisoteadas por la policía en un fondo de Lichtenstein.
Al igual que en Estados Unidos, que el pop art pierde su importancia tras la muerte de Warhol, en España el grupo Equipo Crónica se disuelve al fallecer Rafael Sorbes. De esta forma, quedaba atrás un movimiento de artistas que, más que faltos de imaginación y creatividad, como muchas veces le considera la crítica, eran artistas tratando de aludir a lo impersonal y común a la vez que se atrevían a destruir los marcos específicos y elitistas sobre los cuales se había posado el arte hasta entonces.