El esfuerzo de unos estudiantes de escuela superior por preservar uno de los ritmos autóctonos de Puerto Rico en su pueblo de Luquillo, trascendió las paredes de la escuela Isidro A. Sánchez y hoy día se ha transformado en un proyecto que busca educar a los estudiantes y la comunidad sobre el ritmo de bomba.

Nilda García Pastor, de 54 años y directora musical de Bombaé narró que el grupo fue fundado en el 2012 por una de sus estudiantes, Carla Nicole Pizarro, como un esfuerzo para recolectar fondos para su clase graduanda. “Cuando esos jóvenes salieron de la escuela, se quedaron con esa inquietud y decidieron llevarlo a ser un grupo para representar el género de la bomba en Luquillo”, dijo. En ese momento, el pueblo no contaba con ningún grupo musical en ese género.

De ese grupo fundador solo quedan tres miembros, Héctor Santaella, quien se desempeña como director musical del grupo y percusionista; Ricardo Anqueira, cantador y maestro artesano de barriles de bomba y García, quien además de dirigir el proyecto, también es cantadora. “Muchos de los que comenzaron el grupo, unos antes y otros por razones de María, se fueron para Estados Unidos”, comentó.

En total, el grupo cuenta con diez integrantes activos y al menos 20 miembros de la comunidad que todos los miércoles se dan cita de siete a nueve de la noche en el centro cultural Juan Martín de Luquillo, para participar de los talleres de ritmos de bomba que se ofrecen en el lugar.

Además, explicó García Pastor, Bombaé también visita las escuelas para ofrecer talleres sobre la afrodescendencia y enseñar los ritmos de bomba a los estudiantes de Luquillo. Precisamente, el crear consciencia sobre la herencia africana en nuestra cultura siempre ha sido una prioridad para García Pastor, algo que siempre ha aprovechado para hacer desde el magisterio. “Como educadora que soy, llevo muchísimos años educando sobre nuestra afro descendencia. En mi rol de educadora siempre tenía esto presente (Bombaé) y esto era algo en mi lista de cosas para hacer y se me dio la oportunidad hace como diez años”.

Durante los talleres, los participantes aprenden el rol del buleador (el tambor principal que mantiene la base de los diferentes ritmos de la bomba), el primo (el tambor que lleva la melodía y/o en el que se improvisa), el cuá (palillos que se tocan sobre un tambor redoblante como complemento al ritmo) y la conversación que sostienen el primo con la bailaora, mediante los cadenciosos movimientos de la danza de bomba. También aprenden sobre la llegada de los ritmos africanos a la Isla que fue lo único que los esclavos pudieron traer consigo al ser secuestrados por los traficantes y vendidos como mercancía, y como las cadenas que poblaban los cantos de los ritmos de bomba y los distintos repiques de tambores, se convirtieron en herramientas de rebelión y lucha, sirviendo como alerta para aquellos esclavos que planeaban fugarse o para los cimarrones ocultos en los montes.

Además de los talleres y presentaciones, Bombaé también celebra bombazos en la playa, algo que se vio interrumpido por la pandemia pero que según García Pastor, tienen en agenda rescatar a partir de este verano. Precisamente, es durante esos bombazos que el gran número de turistas que visita Luquillo tiene la oportunidad de exponerse a este ritmo caribeño, al punto que “se tiraban a bailar mas turistas norteamericanos que puertorriqueños que se sienten intimidados para bailar frente a un tambor. Yo creo que ellos (los turistas) siempre están deseosos de conocer nuestra cultura y nuestra gastronomía”, sostuvo García Pastor.

Confección de turbantes

Aunque no se relaciona de manera directa con el grupo Bombaé, García Pastor también ofrece talleres de manera privada y en las escuelas del área sobre la confección de turbantes y su uso como prenda de vestir, algo que según ella, utiliza como una estrategia para fortalecer la autoestima de las mujeres ante los distintos tipos de acoso (bullying).

Esos talleres, dijo, son una manera de “resaltar la autoestima y el orgullo de que somos negros, de nuestros antepasados, porque hay muchas situaciones de acoso. Con mis estudiantes lo he visto y el taller del turbante es un taller de autoestima. De sentir orgullo de lo que somos”. Durante esos talleres, además de enseñar sobre la confección de la prenda y como vestirla, García Pastor resalta la influencia de la cultura africana en la cultura africana y su importancia, y como ese turbante es una manera de llevar la herencia negra con orgullo.

Para más información sobre los talleres de Bombaé y la confección de turbantes, puede visitar la página Bombaé Oficial en Facebook o comunicarse al 787-484-3272.