¿Cuál es el cuerpo perfecto: el de la cantante Jennifer López, el de la actriz Lindsay Lohan o el de la sexóloga Alessandra Rampolla?

¿Quién determinó cómo debe ser una mujer atractiva? ¿Qué tipo de silueta es sinónimo de que eres hermosa? ¿Las contestaciones? Nadie las sabe. Pero, en algún momento, sin saber de dónde provienen ciertos parámetros, muchas chicas se miran al espejo con inconformidad.

“Es bien loco, porque cómo llegamos a ese ideal de belleza todavía no lo entiendo. Si vas a la antigüedad, la mujer tenía curvas y era voluptuosa. De pronto, este palillo es lo más bello del mundo. Me pregunto, ¿cómo pasó? ¿Quién decidió eso? Lo terrible es que todo lo compramos y queremos ir hacia ese ideal de belleza”, estableció la actriz Nancy Millán, quien se cuestiona el tema de la aceptación y la obsesión de la mujer por ser esbelta en la puesta en escena de El cuerpo perfecto.

En este trabajo teatral de Eve Ensler, autora de Los monólogos de la vagina, Nancy Millán estará acompañada de sus colegas Cristina Soler y Suzette Bacó. Este trío de actrices subirá a la tarima del Centro de Bellas Artes de Santurce a partir del 2 de septiembre. La dirección escénica está a cargo de Lynnette Salas.

“¿Por qué las modelos son unos palos? Porque los diseñadores utilizan menos tela. En una pasarela, la mujer llama menos la atención y la ropa se destaca. Entonces, vemos estos huesos y queremos ser así”, dijo Cristina Soler en un intento de contestar las inquietudes de Nancy Millán.

Las actrices explicaron que el proyecto de El cuerpo perfecto no es una lectura dramatizada como Los monólogos de la vagina. Por medio de 20 personajes, de culturas distintas, las actrices exploran la falta de aceptación, la búsqueda de la perfección, el inconformismo, el bombardeo social y otros factores que inducen el deseo de una mujer de transformar su figura.

“No sólo se habla de la obsesión de rebajar, sino de cómo la mujer se valora dependiendo de su cuerpo y cómo te valora la sociedad. Da coraje, porque la gente se alegra cuando rebajas unas libras, como si por tenerlas estuvieras mal. Entonces, uno trata de arreglar algo como si algo estuviera roto o dañado, como si fuéramos incompletas. Esto es una gran distracción que nos aleja de las cosas importantes”, señaló Cristina Soler.

Nancy Millán lamentó que las mujeres se priven de vivir por pensar en que tienen unas libras extras. “No nos permitimos vivir por esas obsesiones. Que si la barriga, que si el chicho. Nos limitamos de vivir, de ser felices y de sentirnos hermosas. En mi caso, tomé la decisión de ir a la playa porque me gusta. Me gusta nadar y el que no le guste verme en traje de baño, que no me mire”, mencionó quien confesó que esta iniciativa le tomó tiempo por las presiones sociales.

Ser actriz = más presión

Suzette Bacó admitió que ser actriz contribuye al anhelo de lucir delgada, a pesar de que en teoría existe todo tipo de personajes en las obras teatrales, las telenovelas y las películas. “Tenemos más presión por el medio. Hay un estereotipo de lo que debe ser una actriz, que me parece ridículo porque hay personajes de todos los tamaños, formas, colores, edades”, dijo la intérprete.

En broma y en serio, Cristina señaló que, tanto ella como Suzette, se han destacado en el género de la comedia, en el que “es gracioso ser gordo”. “En una novela te van a dar el papel de la tía con sobrepeso o el de la sirvienta. Para darte un buen papel, lo van a pensar”, dijo al admitir que en algún momento resintió el no haber sido escogida para varios personajes, pero luego llegaron otros que le permitieron crecer como actriz.

Anteriormente, Nancy había trabajado con este tema a través de la propuesta Mujer invisible en la que se cuestionó su existencia ante los demás. “En esa ocasión fue un desahogo porque me frustraba ir a un casting y que me pusieran a audicionar a las viejas. Nunca puedo hacer gente de mi edad, cuando existe mucha gente como yo. Me preocupa esa invisibilidad, que también están sintiendo muchos adolescentes”, expresó la maestra.

Ellas son conscientes de que la publicidad juega un papel importante en la creación de un ideal de belleza. No obstante, coinciden en que es una culpa compartida porque el ser humano le da o le quita credibilidad a las imágenes publicitarias.

“Lo importante es que esos días de que te dices: ‘estoy bien feíta’, sean cada vez menos”, añadió Nancy sobre cómo tratar de minimizar estas presiones autoimpuestas y sociales.