El ritmo, la cadencia, la sabrosura y la alegría que despierta la bomba al repique del tambor es parte de lo que forma a los puertorriqueños culturalmente. Es un ritmo que se lleva en la sangre, porque es parte de la historia de quienes son, fueron y serán parte de esta Isla.

Esa realidad es la motivación detrás de la gestión que realiza el director ejecutivo del Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP), Carlos R. Ruiz, en la capital federal, en busca de lograr que el ritmo autóctono sea parte del listado del Patrimonio Cultural e Inmaterial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por las siglas en inglés).

Es una gestión que inició en el 2017, cuando surgió la intención de ensalzar la bomba puertorriqueña a nivel internacional. Más recientemente, en septiembre pasado, el gobernador Pedro Pierluisi le dirigió una carta de intención al Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, expresándole las razones y motivaciones para que el ritmo de herencia africana sea reconocido, igual que lo son muchos otros, entre ellos, el merengue de República Dominicana y el reggae roots de Jamaica.

La carta dirigida al presidente respondió a la expectativa de que Estados Unidos se reintegre a la UNESCO. Esto permitiría que Puerto Rico pueda encaminar tal solicitud como territorio de esa nación estadounidense, algo que no se ha podido gestionar de otra forma debido al estatus político de la Isla.

“Puerto Rico tiene una cultura increíblemente rica, reconocida tanto a nivel nacional como internacional. La bomba puertorriqueña o música y baile de bomba es una de las tradiciones y prácticas que son exclusivas de nuestra Isla y han sido parte de nuestro patrimonio desde la época colonial española. La bomba ha abarcado generaciones y ha evolucionado desde el siglo XVII y fue reconocido formalmente a principios del siglo XIX. mediante sentencia del entonces gobernador Miguel de la Torre en 1826. Hoy en día, la bomba se utiliza por los puertorriqueños para expresar sus esperanzas, alegrías, tristezas, individuales y colectivas, y reclamos en una conversación artística que conecta nuestro presente con nuestros antepasados. Señor Presidente, le pido su apoyo para que la bomba sea designada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de Puerto Rico, Estados Unidos”, establece la la introducción de la carta.

Ruiz fue invitado por la Primera Dama estadounidense, Jil Biden, a una actividad en la tarde este martes, la cual -según las expectativas- pudiera tratarse del anuncio de la reintegración de Estados Unidos a la UNESCO.

“En nuestro rol como primer arte y tradición que queremos someter -no es el único, esta es la puerta para todos los demás y saber cómo son estos procesos-, es la bomba puertorriqueña, nuestra música autóctona, centenaria; todavía se sigue practicando y es parte de la acción social que se tiene”, apuntó el ejecutivo. “La bomba tiene todas las cualidades necesarias para que esto suceda y que abra paso para los demás, que nosotros tenemos decenas de tradiciones materiales e inmateriales que deben ser parte de ese legado internacional”, sostuvo Ruiz.

El proceso de este tipo de designación es una “carrera a largo plazo”, que primero tendría que darse desde la aprobación federal, y segundo, dirigirla a la UNESCO, organización que pudiera tardar años en la evaluación.

“Estamos listos para someter el caso. Sabemos que hay y va a haber un respaldo de Puerto Rico y de las comunidades que tengan que ver, para que Estados Unidos le de la prioridad que merece”, puntualizó el director del ICP.