Toparse con el sabor musical alegre de la plena es norma en muchos de los rincones del Viejo San Juan a lo largo de cada celebración de las Fiestas de la Calle San Sebastián.

La particularidad cadenciosa de los panderos y otros instrumentos de percusión que la forman logran con facilidad invitar al baile, además de servir de representación de la personalidad festiva del puertorriqueño. Este año, durante la edición número 53 de las fiestas, no ha sido una excepción. Es común ver a decenas de visitantes rodear a grupos de pleneros y comenzar a moverse a su compás con una amplia sonrisa dibujada en sus rostros, motivados por estribillos de temas como “Voy subiendo, voy bajando”, “A ti na má” y “Mañana por la mañana”, entre un variado repertorio dirigido a inspirar alegría.

El músico Evaristo Rosario, al micrófono, por años se ha dedicado con sus compañeros a avivar el ánimo de los presentes con la plena.
El músico Evaristo Rosario, al micrófono, por años se ha dedicado con sus compañeros a avivar el ánimo de los presentes con la plena. (Rosa Escribano Carrasquillo)

“Esto es una cultura que está acostumbrada a la fiesta, es lo que nos gusta, lo que nos mueve”, dijo el músico Evaristo Rosario, quien se enamoró del ritmo de la plena hace poco más de cuatro décadas. “Tengo hijos y me gusta seguir enseñando la tradición. Hace unos años, somos un grupo de amigos que por nuestra cuenta, nos reunimos con los panderos, el güiro, la campana y el chekeré, y venimos a las fiestas (de la SanSe) a tocar”, añadió el intérprete y percusionista, quien momentos antes, en una de las esquinas de la calle San Sebastián, estuvo rodeado por un amplio grupo de espectadores que bailaban animados, y reían con sus ocurrencias al micrófono.

“Para mí es un reflejo del orgullo de ser puertorriqueño porque la plena, la bomba, son géneros que integran a toda la familia, a todo el pueblo, además de que la plena es el periódico más viejo de nuestra historia”, resaltó haciendo referencia a la tradición de narrar historias dentro de sus composiciones.

Como Evaristo, desde tempranas horas de hoy otros pleneros sorprendían con sus apariciones en diversas áreas de la emblemática calle que le da nombre a estas fiestas, ya fuera en comparsas, o agrupados en una esquina. No importa si ya se escuchó antes, los estribillos se repiten, la multitud los recita a coro, y se prende de nuevo la motivación por bailar al son de este género que nació en el siglo 19.

“La música une a la gente, y con esto ves el ejemplo, qué mejor que cantar y tocar para encender el ánimo, como músico, te llena”, afirmó convencido Evaristo.

Las concurridas fiestas de la SanSe culminarán su celebración mañana, domingo, cuando sin duda, habrá pleneros para continuar su encomienda de avivar con su ritmo a la multitud que se dé cita al Viejo San Juan.