Los sismos no lograron opacar la alegría carnavalesca de la Ciudad Señorial, que este domingo celebró la centenaria tradición pese a los daños ocasionados en la zona.

Con un itinerario reducido a un día y una ruta acortada por razones de seguridad, decenas de personas acudieron al colorido evento en su edición 162, el cual inició con el peculiar Baile de Máscaras.

Allí, la comparsa de Vejigantes de la Playa de Ponce junto a otros protagonistas del carnaval, hicieron alardes de sus vestiduras e impresionantes caretas hechas en cartón y piedra, mediante los ritmos patrios que contagiaron a los presentes que se aglomeraron cerca de la tarima ubicada frente al Teatro La Perla.

Pero no solo los vejigantes se quedaron con la danza; también varios grupos de baile le agregaron el sazón con sus cadenciosos movimientos, entre estos, la Academia New Dimensions, Tablas Art Studio, Live to Dance, Academia de Baile Julie Mayoral, Studio ER, Osmosis Company, entre otros.

Hasta que entró la reina juvenil Kayra Figueroa de Jesús y la reina infantil Allyson Soley Sánchez Pérez, con sus respectivos séquitos, así como reinas de otros carnavales que acompañaron a las ponceñas en su coronación como soberanas del histórico evento.

Mientras que en la calle Isabel había público desde tempranas horas esperando por el gran desfile que este año seleccionó al abogado Gilberto Limardo Rodríguez, presidente del carnaval playero, como su Gran Mariscal.

El evento inició con un peculiar baile de máscaras.
El evento inició con un peculiar baile de máscaras. (luisalcala del olmo)

“No es la primera vez que vengo… por lo menos tengo la costumbre de venir aquí todos los años. Me gusta ver las carrozas, que eso es tradición, el rey Momo, que es tradición en Ponce, el entierro de la sardina y la revelación del Rey Momo. Aquí estamos para disfrutar y lo bueno es que están manteniendo y no se interrumpe la tradición”, dijo la profesora de la Universidad de Puerto Rico en Ponce, Gloria Rojas.

“No creo que cambie tanto porque se ven muchas familias, estoy viendo muchos turistas, que antes uno veía más la gente del mismo Ponce y Puerto Rico. Parece que esta tradición está llegando más allá de la frontera de nuestra Isla. De verdad que es maravilloso ver que otra gente que venga de otros países a disfrutar esto”, agregó.

La catedrática estaba en compañía de su colega Sheila Barrios, las cuales estuvieron de acuerdo con la reducción del evento que por décadas desplegaba sus actividades en unos cinco días.

“Me parece bien la idea porque no han dejado de hacerlo y quizás quieren condensar en un día por la seguridad de todos, todas las actividades. A mí me parece muy bien”, expuso Barrios quien es natural de Río Grande y vive en Ponce hace diez años.

“Nosotros patrocinamos la actividad y disfrutamos todo lo que sea en familia y tradición, hay que mantenerlo. También esto es un aliciente para el comerciante del sur, me parece que con todo lo que ha pasado, igual pasó con María, ahora con el terremoto me parece muy importante que estas actividades se patrocinen para que el comercio del sur, en particular Ponce se mantenga vivo”, resaltó Barrios quien llevó su sillita para disfrutar del carnaval.

Mientras que el ponceño Jaime Vendrell destacó su nostalgia con ediciones de su niñez, pues a su juicio, el evento ha cambiado considerablemente.

“Extraño los desfiles que eran espectaculares, se han ido reduciendo y las máscaras también han cambiado… antes eran mucho más tradicionales y los vejigantes que verdaderamente asustaban y esas son las cosas que yo extraño. Pero estamos aquí como ponceños y recordando cuando yo lo veía desde aquellos balcones (señalando la casa de su abuela en la calle Salud) veíamos el carnaval desde esos balcones. Lo más que me gustaba era tirar los confetis y todas esas cosas”, resaltó Vendrell, un corredor de bienes raíces.

La creatividad se vio tanto en vestuarios como en maquillajes.
La creatividad se vio tanto en vestuarios como en maquillajes. (luisalcala del olmo)

Aun así, el hombre asistió con su sobrino Jorge Luis Vendrell Declet, quien viajó desde Guayama con su esposa Norma Lujano y su hijo de 15 años.

“Es la primera vez que vengo; me ha contado que el baile de los vejigantes es como lo acabamos de ver y es muy bonito, los bailes urbanos también, las academias, muy hermoso”, expuso Lujano, una estudiante mexicana residente en Puerto Rico, que a su vez destacó las similitudes entre Ponce y su patria que comparten la misma patrona, la Virgen de la Guadalupe.

Otro que estaba entusiasmado con el carnaval era Edwin Maldonado, que viajó desde Coamo para presenciar el desfile.

“Es la segunda vez que vengo, vine dos años atrás. Esto es algo bien diferente, me gusta mucho, me gusta la gente. Estoy aquí con mi prima y estoy feliz porque al fin salí del frío”, dijo Maldonado al contar que vivió en Nueva York durante medio siglo.

Cabe destacar que el casco urbano ponceño tenía varias calles cerradas a consecuencia de los terremotos, pues las autoridades temen el colapso de alguna estructura afectada. Sin embargo, no se divisaron escombros en el lugar.

Cerca de las 2:00 de la tarde salió el esperado desfile carnavalesco en una ruta que llevó a 35 comparsas, carrozas, bandas musicales, reyes momos y reinas, desde el Centro del Sur Mall, hasta recorrer la avenida Miguel Pou, así como las calles Isabel y Mayor, a donde culminaron.

Ahí desfilaron las batuteras de las Águilas de Clausells y su Banda Señorial, que prefirieron no llevar a sus cabezudos por razones de seguridad, pues los planes de aquí en adelante deben contemplar los movimientos telúricos.

Al caer la noche, celebrarían el entierro de la sardina, la quema del Júa y el cierre del colorido evento que dedicó esta edición a los Carnavales de Puerto Rico.