La actriz Luz María Rondón solo habla de trabajar, nunca de cuándo va a parar. Ni siquiera lo tiene en la mente, porque, entre tantas cosas que aprendió de su maestro Leopoldo Santiago Lavandero, siempre recuerda lo que una vez le dijo: “Mientras memorices, puedes trabajar”.

Eso ha hecho por 64 de sus 89 años de edad, y se vive su carrera de actriz con la misma pasión que desde niña, cuando declamada poesías en las fiestas infantiles. Esa pasión la sigue disfrutando a plenitud desde el teatro, el que dice es su escenario natural.

“No sé si podría estar sin pararme en un escenario, porque los seres humanos nos acostumbramos a todo y llevo tantos años que para mí es tan natural; si hace tiempo que no hago una obra o algo, estoy inquieta, como que algo me falta”, compartió.

Luz María Rondón conserva su humor chispeante. Recibió a este diario en su hogar, el mismo que en el pasado ocuparon sus padres en una urbanización en Río Piedras. Es un espacio al que todavía se está acostumbrando, porque por mucho tiempo vivió en un apartamento.

Enseguida dirigió hacia un espacio que ha convertido en su propio museo. Fotografías de sus distintos trabajos, carteles de piezas de teatro, libros, revistas, placas y varias banderas de Puerto Rico adornan ese rincón tan especial con vista hacia la calle. Una de las banderas la guarda con gran recelo, es aquella que le entregó la Fundación Nacional para la Cultura Popular y la cual devolverá el próximo mes, cuando se cumplirá su año como abanderada.

Convirtió un espacio en su hogar en un museo propio, en el que exhibe sus fotografías, afiches de teatro, libros, revistas, banderas de Puerto Rico, entre otros recuerdos.
Convirtió un espacio en su hogar en un museo propio, en el que exhibe sus fotografías, afiches de teatro, libros, revistas, banderas de Puerto Rico, entre otros recuerdos. (Ramon "Tonito" Zayas)

“En este espacio de mi casa quise exhibir los recuerdos más gratos que tengo, tengo más, porque son tantos años trabajando, es mucho el material que tengo, pero aquí están algunos que son bien significativos, por la época, por la producción en sí, y como ahora estoy en esta casa que tengo espacio, quise significarlo, así cuando mis amigos vienen, ven mis trabajos, mis éxitos, los premios que me han dado y me siento cómoda, porque esos son mis tesoros”.

Luz María, quien es madre, abuela, bisabuela y tatarabuela, atesora cada trabajo como si fuera el único, por eso para ella el más importante es aquel tenga en el momento. Esa fue otra lección de su maestro.

“Él decía, ‘el trabajo que esté haciendo en ese momento, ese es el más importante en su vida’, porque cada vez que yo desarrollo un trabajo donde piden mi servicio, tengo que amarlo y ponerlo en primer lugar, porque ese es el que estoy haciendo, así que no podría decir cuál es el más destacado, sino que cada uno, cuando lo hago, es el más destacado”.

La trayectoria artística de esta menuda mujer de inmensa personalidad inició en el salón de clases como maestra de teatro y luego pasó a las tablas, la televisión y el cine. En cualquiera que se encuentre, su entrega es absoluta. “Es un trabajo serio y de mucha responsabilidad”, afirmó. “En cualquier trabajo te puedes enfermar y faltar, pero si tienes una función, no puedes faltar, aunque sea enfermo tienes que ir”.

El trabajo que tenga en ese momento es el que toma todo mi interés y yo lo que quiero es convencer. Mientras el público crea que ese personaje existe, Luz María Rondón no existe”

-Luz María Rondón, actriz

Como profesional de las artes escénicas, para ella el público es sagrado y ese respeto es mutuo, pues ha disfrutado de la valoración a su trabajo, inclusive, por parte de sus colegas.

“Yo amo mi trabajo, porque me gusta el reconocimiento del público. Muchas personas hacen trabajos importantes que el público ni se entera, porque son otros tipos de trabajos. El trabajo nuestro, de los actores, el público sí se entera, porque están allí, así que aprendí a entregarme a mi trabajo”, puntualizó. “No me quejo. Gracias a Dios tengo buena memoria. Cuando uno deja de memorizar, ahí no puedes trabajar en teatro, ahí no hay apuntador, tienes que saberlo”.

No hay mejor premio, reiteró, que el reconocimiento del público al que le ha entregado vida y corazón.

“He hecho trabajos donde personas que conozco me dicen, ‘Ay Fulana me dio tanta pena’, no dicen Luz María, dicen el nombre de personaje, y eso para mí es un premio, porque eso quiere decir que no me vio a mí, vio el personaje, y de eso se trata, de que el público no te vea a ti, tú eres el personaje, eres el actor o la actriz, pero tienen que ver al personaje”, apuntó.

Después del huracán María se mudó al hogar que en el pasado ocuparon sus padres en una urbanización en Río Piedras.
Después del huracán María se mudó al hogar que en el pasado ocuparon sus padres en una urbanización en Río Piedras. (Ramon "Tonito" Zayas)

La protagonista de la película “Perfume de gardenias” será honrada con la dedicatoria de la puesta en escena de la pieza “El estanque dorado”, cuyo estreno será este viernes, 4 de noviembre, en el Centro de Bellas Artes en Santurce. La obra cuenta con un elenco integrado por René Moclova, Cristina Soler, Madelyn Ortiz, Ulises Rodríguez, Mauricio DelValle y Modesto Lacén. Es producida también por Madelyn Ortiz, quien fue una de las estudiantes de Luz María cuando mantuvo un taller de actuación junto con Herman O’Neill.

“Gracias a Dios tenemos hoy, tanto él como yo, la satisfacción de ver estudiantes nuestros que son bien exitosos, que se prepararon bien, algunos lloraron mucho cuando los descontinuábamos, así que hoy en día tengo muchos estudiantes que son compañeros”, agradeció. “Una de mis discípulas queridas, con mucho talento, de las que siguió el taller y siguió estudiando, ahora es productora y entonces ella me invita a trabajar en sus producciones y yo me siento superorgullosa, porque de todas maneras el talento te lo da Dios, no te lo da ningún maestro”, acotó en referencia a Ortiz.

Cuando se trata de continuar sumando experiencias artísticas a su amplia trayectoria, esta actriz con cientos de trabajos en la escena teatral, no sabe o le cuesta decir que no. Si, de pronto, la edad la lleve a cambiar esa actitud tan positiva frente a los retos, no lo sabe, pero mientras pueda memorizar, sigue activa.

“Hay gente joven que no puede memorizar, pero mientras uno memoriza puede seguir, si voy a seguir o no a estar edad, desconozco”, concluyó siempre con la gracia que matiza cada una de sus palabras.