En cada familia existe una figura como “Papo Impala”, personaje que por 40 años el actor Teófilo Torres ha encarnado con la misma vigencia que en el 1983.

Papo es un amante de la salsa que se goza el género tropical a la saciedad, cuentista por excelencia y que lleva casi una vida entre recaídas y rehabilitación de su adicción a las drogas. Nunca se quita y la derrota no tiene espacio en su vida. Habla con una jerga callejera y urbana con la que ha logrado una conexión a través de diversas generaciones.

Además, narra su interpretación de las obras de la literatura universal como “La Charca”, “La Celestina”, “Cien años de soledad” y “La Metamorfosis” y las adapta a la actualidad, logrando a su vez explicar la vigencia de un personaje que en la impecable actuación de Torres deja de ser una figura teatral para ser real, ya que expone la realidad de una sociedad.

“El lenguaje de Papo Impala ha crecido en estos 40 años, tanto que ahora llega al lenguaje de los reguetoneros. Los reguetoneros gozan cuando escuchan a Papo Impala porque lo reconocen como un pariente de ellos. Te diría que quienes vienen a ver esta pieza siempre identifica a alguien de su familia o algún amigo. El punto de agarre con los jóvenes ha sido el lenguaje, con el que se identifican. Lo otro es el tema de las adicciones, Papo Impala está hablando de una adicción que él tiene a droga tecata y empieza a darse cuenta la gente de que él habla también de otras adicciones como el consumerismo, a las ideologías y a las ficciones”, explica Torres desde uno de los camerinos del Centro de Bellas Artes Luis A. Ferré, mientras se prepara con la vestimenta de Papo que evoca la década de 1970.

Fue en la Sala Experimental Carlos Marichal en el Centro de Bellas Artes Luis A. Ferré que Torres hizo por primera vez el monólogo “Papo Impala está quitao” en el 1983, un proyecto unipersonal basado en el libro de Juan Antonio Ramos. Este fin de semana, Torres regresa a la misma sala donde debutó con la pieza unipersonal “Papo Impala está quitao”. Las funciones son este viernes y sábado a las 8:30 p.m.; y el domingo a las 4:00 p.m. La venta de boletos es a través de ticketera.com.

Torres precisa que los textos literarios que se presentan en el monólogo son “muy particulares con la sociedad actual… la corrupción, la hipocresía religiosa, el maltrato y el abandono”, sumado a que el actor ha logrado insertar nuestra actualidad hasta el presente. Es por ello que la pieza no pasa de moda o se desarrolla en un tiempo específico.

“La gente se pregunta dónde está Papo Impala, en el 1970 o en el 2023. No se sabe… es un personaje que juega con eso y también juega con la literatura. Por eso es que el público se ve reflejado con las mismas preocupaciones”, señala el actor, que al preguntarle cuánto se parece él a Papo contesta que, “me parezco en que no se coge pena a sí mismo y yo tampoco lo hago”.

“Papo no se ve como víctima y yo tampoco. Por ejemplo, si no tengo trabajo en el teatro no culpo a nadie y busco otra cosa que hacer. Aunque vacilo con eso en los personajes, trato de buscarle la manera cómica a las situaciones aparentemente trágicas y eso lo hace Papo”, afirma quien ha la logrado una carrera activa en el teatro, cine y en la televisión.

El veterano actor revela que tiene tres piezas cumbres en su trayectoria y estas son los monólogos que marcan su carrera: A mis amigos de la locura, Papo Impala está quitao y El maestro. Los tres textos guardan una estrecha relación con quién es el actor y cómo se enfrenta al mundo.Con los tres ha tenido la oportunidad de presentarse en las escuelas, cárceles y teatros de la Isla y ante una nueva puesta en escena Torres acepta el reto con el mismo propósito de invitar a una reflexión que despierte emociones para “enfrentar las situaciones de la vida misma”.