A sólo horas para la celebración del tradicional Día de los Reyes Magos, las ilusiones afloran en la mirada de los chiquitines a la espera de los tres sabios de Oriente.

Los adultos no se quedan atrás, y poco a poco van organizando su agenda para celebrar en familia una festividad centenaria que todavía muchos disfrutan.

Pero, ¿cuál es el verdadero significado de la Promesa de Reyes? ¿Cómo ha cambiado la celebración de la Epifanía en nuestra isla con el pasar de los años?

¿En qué consiste?

La Promesa de Reyes es la costumbre de invocar a los Santos Reyes -Melchor, Gaspar y Baltasar- para su intervención en un momento de necesidad, para la solución de alguna situación que está fuera de su alcance. A cambio de la petición concedida, el devoto hace un pacto o compromiso de pagar esa promesa.

El aguinaldo es el género preferido de la música que se interpreta durante la promesa. Como es de esperar, la temática se basa, principalmente, en la Navidad, alusiva a Jesús y a María. Se interpretan alternándolo con rezos.

Con el pasar de los años, la trascendencia de la celebración del Día de Reyes en nuestra cultura ha convertido la Epifanía en un día de fiesta nacional. Sin embargo, son muchos los que comparan que en nuestros días esta tradición no se guarda con la misma devoción que la demostrada hace décadas.

Tradición que permanece

El sociólogo urbano Manuel Torres Márquez menciona que “la tradición de la Epifanía dentro de nuestra cultura es una de las más hermosas, de mayor sentido de cohesión para la Navidad y para la familia”. Además, observa que en el proceso de transculturalización, en el que cada vez nos vamos familiarizando con la cultura norteamericana, la celebración del Día de Reyes en Puerto Rico se ve con mayor fuerza “que en otros países latinoamericanos, que se han movido más a una Navidad que termina con la llegada del Año Nuevo”, tal como la nación anglosajona.

Por el contrario, en nuestra isla se experimenta “una Navidad con más matices, que comienza más temprano, en noviembre, y termina más tarde con las octavitas y las Fiestas de la Calle San Sebastián”, compara el también catedrático regional itinerante de la Unesco. “Si bien no le hemos podido transferir a la nueva generación la importancia de la Promesa de Reyes” como ocurría con nuestros abuelos, y que “los niños asocian a los Reyes con recibir regalos”, aun así nuestra festividad para esta fecha “se mantiene más pura y con mayor cohesión que en otros países latinoamericanos”.

Otro punto que menciona el sociólogo que es que, “aun cuando no podemos negar que es una tradición que está comercializada”, tenemos un pueblo, Juana Díaz, que “a través de las personificaciones de estos tres sabios ha servido de embajador no sólo para mantener viva la tradición de la Epifanía en la Isla, sino también en el mundo”.

El también coordinador del Centro Agenda Puertorriqueña para la Calidad de Vida, de la Universidad Interamericana, expone que “todavía hay pueblos que hacen rogativas, además del festejo de Reyes”. Incluso, en las comunidades puertorriqueñas en el extranjero, como en Nueva York y Chicago, por ejemplo, el Día de Reyes es una reafirmación de identidad “porque, aunque celebran la Nochebuena y la despedida de año como lo hacen otras culturas, no sucede igual con el Día de Reyes, que es algo muy particular nuestro, y que los distingue de otros grupos étnicos en Estados Unidos”.

Promesa para nosotros

Además de celebrar esta festividad, el sociólogo hace una invitación a ver “la llegada de los Reyes como símbolo de renovación, de vivir lo que es la fraternidad, la solidaridad”. También, a percibirla como una oportunidad “para nosotros hacernos una promesa como individuos, y asumir un compromiso con nuestra calidad de vida”.

Torres Márquez enfatiza que “todos los puertorriqueños debemos comprometernos a construir un país mejor, más saludable y capaz”; a vivir con el compromiso de “ser feliz y hacer feliz a los que están a nuestro lado, de aportar a nuestra felicidad y a la de los demás”.