Los actores René Monclova y Cristina Soler saben lo que es el reconocimiento. Sus personajes televisivos los colocaron en un lugar especial dentro del gusto popular, pero nunca se han creído famosos.

Los artistas coinciden en que existe una línea fina entre ver el reconocimiento como algo natural de su labor y creerse el cuento de que eres importante.

“Como hijo de actores, para mí era normal estar en el ojo público. Eso (el reconocimiento) ocurre por el trabajo y no es el objetivo en sí mismo. Cada vez que veía Objetivo fama, me decía que ese no puede ser el objetivo de nuestra juventud. Es como si el que estudia medicina su objetivo sea el yate, eso se da en el camino. Nuestros valores están trastocados. Los que piensan así están equivocados porque esta carrera es de distancia y no de velocidad”, reaccionó el actor.

Cristina Soler, por su parte, siempre ha sido consciente de que actúa porque le apasiona. “Siempre me ha movido la pasión a hacer lo que me gusta. Es una maravilla interpretar personajes. A través de ellos, me escudé porque era una adolescente tímida, pero soy consciente de que el ego no puede cegarte. Idalia Pérez Garay hacia hincapié en que esto es un juego, uno solo no es nadie, uno es un instrumento, un canal, un comunicador. El que se crea otra cosa se va a dar un golpe duro”, añadió la actriz.

Ambos intérpretes hablaron a tono con el tema central de producción La casa de las hojas azules, que se presentará a partir de este viernes en el Centro de Bellas Artes de San Juan. La pieza, de John Guare, cuenta con la dirección de Gilberto Valenzuela. Actúan, además, Sara Jarque, Jazmín Caratini, Edwin Emil, Georgina Borri, Camila Monclova, Yinoelle Colón y Rocky Venegas.

Monclova y Soler explicaron que la pieza gira en torno a un grupo de personajes para quienes es importante ser famosos y, dentro de su anonimato, buscan ser validados por los demás, algo similar a lo que ocurre en los realities shows y las redes sociales, coincidieron.