Hablar sobre retratos en una obra de arte abstracta podría parecer muy extraño e, incluso, hasta contradictorio. Precisamente porque la abstracción surgió a principios del siglo XX a manera de reacción contra el realismo y, sobre todo, la fotografía. En lugar de presentar formas naturales o imitar modelos, la abstracción enfatiza los aspectos más cromáticos y estructurales, en donde no hay necesidad de justificar la representación figurativa.

Sin embargo, la nueva exposición del artista Jaime Romano, que se presenta en la galería Biaggi & Faure Fine Arts es precisamente una representación abstracta en donde es posible la mezcla con lo figurativo. La muestra, titulada Retratos de Honoré Subrac, presenta una serie de pinturas abstractas en donde se retrata a esta figura literaria cuyo nacimiento se dio gracias a la pluma del escritor nacionalizado francés Guillaume Apollinaire.

El artista y su arte

La carrera artística de Romano no comenzó a temprana edad, pues en aquel momento decidió estudiar Administración de Empresas. “Pero, ya cuando estaba estudiando ahí, me vi bien envuelto con amistades del Departamento de Drama de la Universidad de Puerto Rico. Me gradué y empecé a trabajar, pero mi padre me dijo que si quería volver a estudiar arte a la universidad. Yo le dije: ‘Claro, por qué no’, me gradué y me fui a hacer la maestría a Washington. Mi primera exposición la hice, y con mucha inocencia, en el 64 en el Centro de Estudiantes de la UPR. Desde entonces no he parado”, dijo.

Romano también se desempeñó como profesor del Recinto de Río Piedras de dicha universidad. Allí comenzó a dar cursos en el 69, justo después de terminar la maestría, pero se fue tres años después, cuando se percató de que era muy joven y le quedaba mucho mundo por ver y viajar. De ahí pasó muchos años en Nueva York y en Washington. Regresó a la Universidad en el 1986 y permaneció ahí hasta su retiro el pasado diciembre, pues, según afirma, “hay que darles espacio a los jóvenes que están subiendo”.

Todos estos años de carrera y experiencia, en donde el arte, más que su pasión, se ha vuelto toda su vida, le han ayudado a entender el lugar que ocupa el artista dentro de la sociedad en la que vive. “El artista, con su arte, va a reflejar, aunque sea por el cedazo de su propia visión del mundo, lo que es la sociedad. Es imposible que un artista sea ajeno a su sociedad, aun cuando lo quiera, lo hace inconscientemente porque está inmerso en ella. Aun el diario vivir, lo cotidiano y lo que no tiene mayor importancia nutre a uno y por lo tanto pasa a la obra y refleja la sociedad. Dependiendo lo fuerte que sean estos reflejos, se forman movimientos artísticos”, aseguró Romano, quien, cuando platica, muestra siempre en su rostro una sonrisa de quien recuerda con gusto.

Entre el arte y la literatura

Romano es un artista muy dinámico. Además de dar clases en la universidad, estaba metido en varios comités, realizaba sus obras de arte y nunca se apartó de la lectura. Ahora que se retiró del mundo académico, las cosas no han cambiado demasiado, pues divide su tiempo y lo llena de cosas a realizar. “Yo soy neuróticamente disciplinado. Divido mi tiempo entre todos los intereses que tengo. Ahora me sobra mucho tiempo para leer y eso me encanta. El ser organizado ha sido esencial en mi carrera”, sostuvo.

Las obras de Romano se nutren de todo lo que ocurre a su alrededor. Por esa razón, tienen mucho que ver con la música que escucha, con la gran cantidad de cine internacional que ha visto o con aquello que lee. “Yo no tengo que estar en el estudio siempre, pues mi obra es muy cerebral y se va nutriendo de muchas cosas antes de tener que llegar al estudio. Cuando tengo todo lo que quiero decir, entonces paso a la creación”, añadió.

Retratos abstractos

En esta ocasión, y regresando a la dicotomía presentada al inicio, Romano toma el cuento ”La desaparición de Honoré Subrac” (1919) de Guillaume Apollinaire, para realizar una muestra de distintos retratos abstractos de este peculiar personaje. En el cuento de Apollinaire, Honoré Subrac es un individuo que padece de una singular condición. Podía, cuando estaba totalmente desnudo, tomar el color y la forma de cualquier pared que estuviera cerca. Por esta razón estaba siempre vestido con una bata y sandalias, pues nunca sabía cuándo podría necesitar de su habilidad camaleónica.

Son, entonces, estas escenas de Subrac, aquellas en las que se volvía un ser totalmente invisible para el resto, lo que retrata Romano. Cada una de las piezas que nos muestra es una pared, un muro compuesto de diferentes colores y formas. Pero es a la misma vez un retrato, es la imagen de Subrac la que queda pintada en ese momento, un Subrac que sólo logra llegar al espectador a través de la obra de Romano.

De esta forma, el artista nos lanza un guiño, y nos deja ver de qué manera se unen lo abstracto y lo figurativo en su obra sin que sea necesariamente una contradicción. El elemento de unión es la figura de Honoré Subrac, cuya condición no resiste a la muerte, la que lo alcanza, precisamente, en el momento en que se hacía parte de una pared.

“Me gustó mucho el tema del muro, la pared y sus texturas. Además, me gustó el humor surrealista que hay en el cuento, pues muy pocos artistas en la pintura trabajan con el humor. A mí me gusta ver las cosas con mucho rigor, pero con las posibilidades del humor, quizás porque soy un optimista empedernido”, arguyó.

Biaggi & Faure Fine Art se encuentra localizada en el 1035 de la avenida Jesús T. Piñero en Puerto Nuevo. Está abierta al público de lunes a viernes de 10:00 a.m. a 6:00 p.m. y los sábados de 12:00 a 5:00 p.m. Esta muestra se presentará, en la sala principal de la galería, hasta el 26 de mayo. Para información, comunícate al 787-277-ARTE (2783) o visita su portal de Internet www.biaggifaure.com.