Antes de que los videojuegos transformaran la industria del juguete, los niños y niñas de Puerto Rico tenían formas muy originales de entretenerse. Muchos de sus juguetes eran fabricados por ellos mismos o empleaban objetos de uso casero para improvisar nuevos juegos entre sus amigos.

El juego de los gallitos, por ejemplo, es muy antiguo y ha sobrevivido el paso del tiempo. Los gallitos se elaboran con las semillas del algarrobo que, luego de ser extraídas de la vaina, se sumergen en gas queroseno para endurecerlas. Luego, se les hace un pequeño hueco por donde se les pasa un hilo que se usa para arrojarlo sobre el gallito del oponente en una “pelea”. El vencedor del juego es aquel que logre picar o partir el gallito de su contrincante.

Otro juguete antiguo muy común entre los jóvenes del pasado era el trompo, fabricado con la madera del árbol de guayaba e impulsado con la ayuda de una cabuya o cordel.

Además, los niños hacían carritos y camiones de juguete, los que fabricaban con pedazos de tablas y latas vacías de salchichas o de jamón.

Las niñas, por su parte, fabricaban sus muñecas con medias y trapos desechados. El cuerpo de la muñeca era elaborado con una media, mientras que su cabello era de barbas de maíz cosido a la media. Los ojos se hacían con botones y la boca se bordaba con hilo rojo.