Una procesión llena de color cultural enmarcó en la mañana de este domingo la tercera y última procesión de San Sebastián, mártir a quien se recuerda durante las festividades que se realizan en la zona antigua de la capital, San Juan.

Batuteras, pleneros y vegigantes animaron la caravana, liderada por el párroco Benjamín Pérez, rector de la Catedral de San Juan, para quien esta 53 edición de las Fiestas de la Calle San Sebastián le dejan un saldo positivo, no solo en su valor cultural sino también religioso. Esta procesión no se realizó por la pasados tres años.

La procesión del Santo partió desde la Plaza Colón hasta la catedral.
La procesión del Santo partió desde la Plaza Colón hasta la catedral. (Carlos Giusti/Staff)

“Realmente estamos viviendo estos días de mucha alegría, porque después de un tiempo sin sacar la procesión de San Sebastíán, mártir a quien estamos celebrando, que fue un mártir romano de los primeros siglos, vemos cómo la gente nos ha acompañado en todos los actos litúrgicos y eso nos da un poquito de esperanza para poder seguir llevando a cabo estas fiestas, no solamente en la parte cultural, sino en la parte religiosa, que es donde se originó”, destacó Pérez previo a la salida.

La procesión comenzó cerca de las 10:45 am desde la Plaza Colón con una representación de la Asociación de Maestros, seguida por el cuerpo de batuteras y la banda de música de la Escuela Segunda Unidad Macaná de Guayanilla, la cual intepretó varios de los temas musicales tradicionales de la época navideña y otros más modernos, como “Después de la playa”, de Bad Bunny.

Banda de música de la Escuela Segunda Unidad Macaná de Guayanilla,
Banda de música de la Escuela Segunda Unidad Macaná de Guayanilla, (Carlos Giusti/Staff)

Por parte de la Iglesia Católica participaron diáconos, sacerdotes devotos de San Sebastián, Siervas de María y Hermanas de los Ancianos Desamparados. La imagen de San Sebastián, por cuyas flechas en el pecho se le conoce también como “El Apolo Cristiano”, fue escoltada por el Regimiento Fijo de Puerto Rico.

“Realmete este año estamos my asombrados, porque la asistencia de la gente en las misas y en las tres procesiones, ha sido numeosa. También, cuando pasa la imagen de San Sebastián por las calles, vemos la devoción de la gente que se quita los sombreros, se persigna, y eso también da motivo de alegría y de esperanza de que no estamos perdidos, como se dice, y vemos muchos jóvenes también, que pude ver que cuando pasaba el santo por la calle, ellos también se persignaban”, celebró el párroco. “Ha sido una cosa espectacular”, reiteró.

Al cierre se celebraría una misa en la catedral.
Al cierre se celebraría una misa en la catedral. (Carlos Giusti/Staff)

Ciertamente era notable el interés de la gente, mayormente familias que llegaron desde temprano en la mañana hasta el Viejo San Juan. Cientos de personas esperaraban el paso de la procesión a largo de toda la ruta, la cual recorrió las calles San Fracisco, San José, San Sebastián y terminó, alrededor de las 11:35 am, en la Calle Cristo, donde otra multitud esperaba a ver de cerca toda la comitiva.

La luquillense Sonia (no se identificó con el apellido) recién llegaba por primera vez las fiestas, desde que iniciaron el pasado jueves, y lo hizo dispuesta a “verlo todo”. Hasta poco antes del mediodía, le parecián “perfectas’, según dijo. “El bullicio, el compartir, el estar todos juntos, ser puertorriqueño, ser extranjero y compartir con ellos y que vean nuestra cultura y nuestra forma de ser, esto es una belleza. Nadie debe perdérsela”, afirmó la orgullosa boricua.

Batuteras, pleneros y vegigantes animaron la caravana.
Batuteras, pleneros y vegigantes animaron la caravana. (Carlos Giusti/Staff)

Llegada la procesión a las escalinatas de la Catedral, el Regimiento Fijo de Puerto Rico hizo una guardia de honor para recibir a San Sebastián, mientras un grupo de vegigantes y la Batucada Bruja animaba el momento con una cadenciosa combinación musical.

“¡Que viva San Sebastián! ¡Que viva!”, exclamaron varias mujeres devotas que seguían la imagen del al santo, sostenida en una plataforma de madera cubierta de flores blancas y rojas. Como acto de cierre a las actividades religiosas relacionadas a este gran festejo se llevaría a cabo una misa en la misma Catedral.