Vivencias motivaron a Thalía a escribir "Cada día más fuerte"
A través de este libro la artista mexicana comparte aquellas vivencias que la han hecho crecer como ser humano en el aprendizaje por la vida.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 14 años.
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A la mirada de miles de sus seguidores, Thalía es una actriz de renombre que ha conquistado con sus telenovelas, y una cantante que los ha deleitado con sus creaciones discográficas y presentaciones en los escenarios.
Pero a lo largo de su vida, han existido mucho más que cámaras de televisión, sesiones de fotos, tarimas y apariciones ante la prensa. Sus días también han incluido momentos ajenos a los logros artísticos que, como los de una persona común, se dividen en instantes de alegría, tristeza, duda, incertidumbre y de la fortaleza para seguir hacia adelante.
Son muchas de esas vivencias las que la motivaron a escribir Cada día más fuerte, un libro que recoge gran cúmulo de esos recuerdos. Desde la convivencia con apariciones fantasmales en la residencia donde se criaba, hasta el secuestro de sus hermanas Laura y Ernestina. De la superación de la intensa enfermedad de lyme, hasta la experiencia de convertirse en madre con las inquietudes típicas sobre la crianza. Éstas son sólo algunas de las remembranzas que aborda en su publicación, la que permitirá a los lectores conocer el lado terrenal de la estrella que muchos vislumbran en la cima.
Eres guapa, famosa y adinerada. Muchos pudieran pensar que tu vida ya es perfecta. ¿Qué les dirías?
“Definitivamente, la gente, la sociedad, pensamos que en el momento en que lleguemos a la fama máxima o que tengamos el cheque ideal o que encontremos a la pareja exacta, vamos a ser felices. Y eso es lo más lejano de la realidad”, responde a Primera Hora vía telefónica. “Realmente, la felicidad uno se la tiene que construir día a día. No es algo que llegó y se quedó. No es que porque ya soy feliz, soy feliz siempre. La felicidad es algo que se construye minuto a minuto y depende de ti”, añadió.
Al indagar sobre los motivos para la creación de este libro, la actriz comenta que “el ejemplo de la vida de cada uno de nosotros es importante documentarlo. Todos tenemos historias y en cada una de nuestras historias hay momentos de felicidad y momentos de oscuridad, momentos de triunfo y momentos de soledad. Entonces, es importante identificarnos y saber que hay siempre una oportunidad de ser libre y de ser fuertes cada día”.
La actriz de la trilogía de las tres Marías (María la del Barrio, María Mercedes y Marimar) confiesa que uno de los aspectos más difíciles durante el proceso de redactar el libro fue rememorar el arduo proceso de recuperación a consecuencia de la enfermedad de lyme (Lyme disease), una condición infecciosa transmitida por garrapatas. De no ser atendida a tiempo, puede provocar manifestaciones neurológicas difíciles de tratar y que pueden dejar secuelas permanentes.
“Sin duda, fue lo más difícil de exponer en este libro”, revela. “Fue un momento en el que perdí todas las ganas de la vida, y si no fuera por Dios, por el apoyo de mi familia, de los míos, yo no hubiera salido adelante. Definitivamente, fue muy difícil escribirlo y volver a trabajar con ese tema. Pero también, fue muy restaurador y muy liberador”.
Además del fallecimiento de su padre Ernesto en sus días de infancia, entre las experiencias tristes que ha tenido que vivir Thalía se incluye la reciente partida de su madre Yolanda. Curiosamente, una semana antes de morir tuvo en sus manos el manuscrito finalizado del libro, el que le ayudó a corregir. “Me he apoyado en Dios, en mi hijo (Matthew Alejandro), que vino en el momento ideal; el destino ya tenía trazado todo, y mi bebé venía en ese momento para sacarme adelante”, señala convencida. Y añade que las palabras de consuelo de su fanaticada a través de las redes sociales -en especial, de Twitter- también contribuyeron enormemente a su recuperación. “La gente me ha ayudado. Me daban una energía, unas frases, ‘mi guerrera, no te rindas, levántate, tú puedes’, ‘mi niña, estamos contigo’. Esas frases de apoyo, ese amor, definitivamente, fue de gran impulso para sentirme hoy día un poco mejor ante esa pérdida”.
A más de diez años de contraer matrimonio con el empresario de la industria musical en Estados Unidos Tommy Mottola, la cantante reafirma el gran amor que siente por el también padre de sus hijos. “Es mi amor, mi compañero de vida. El hombre que amo. La persona que ha estado conmigo en todo momento, bueno y malo”.
Al rememorar los días en que se conocieron, comparte que “los dos nos encontramos en un momento ideal y en un momento en que los dos lo único que queríamos era amar y que nos amaran de regreso”. Y añade que “yo creo que cuando nos encontramos, encontramos a nuestro parejo, porque yo tampoco soy fácil (ríe). Me conoció exitosísima mundialmente, con mi fortuna, con mis cosas. Él no me dio nada. Sólo me dio su amor”.
Como muchas otras madres en el mundo, la llegada a su vida de Sabrina (de cuatro años de edad) y Matthew Alejandro (de cuatro meses de nacido) ha trastocado su vida. “Soy una madre muy divertida, muy consentidora, pero también, pongo los límites. Soy estricta, entonces tengo ese buen balance de ser amiga y, sobre todo, de ser madre”. Además, en este nuevo rol, no sorprende cuánta influencia tienen los pequeñines en la toma de sus decisiones. “Lo primero que pienso, lo primero que quiero hacer siempre es para ellos, para mi hija, para mi hijo y para mi marido”, revela. Y añade que “también tengo una familia extendida, que son mis fanáticos, mi gente que me ha seguido durante tantos años, que me han ayudado con sus palabras, con su amor, en todos los momentos de mi vida”.
Para concluir, la intérprete de éxitos como Entre el mar y una estrella y A quién le importa menciona que, no importa la dificultad, siempre “hay oportunidad de levantarse. Hay que echarle ganas, hay que ser positivo. Hay que amarnos, rescatarnos y perdonarnos”. Además, considera que la publicación “es un libro de mucha liberación”. Para quienes se sientan agobiados por sus problemas, Thalía invita a reflexionar que “siempre va a estar ahí una ventanita donde uno puede escaparse y subir a la punta más alta de esa montaña, respirar profundamente y ver ese horizonte abierto en frente de ti”.
Su convivencia con seres invisibles
Una de las historias que narra Thalía en el inicio de su libro es el encuentro con su madre -y, posteriormente, de la misma artista- con el personaje folclórico mexicano “La Llorona”. En su vida, no hay espacio para pensar si se trataba de una experiencia imaginaria, como algunos incrédulos pudieran pensar. Por el contrario, su presencia era tan real como los temores iniciales que le provocó. “Esa historia llama mucho la atención porque, de alguna forma nuestra cultura latina, en nuestros países, siempre hay historias de fantasmas, de la Llorona, o del “Coco”.
Existen y las sientes, y te asustan y creces pensando en eso y sintiéndolo. En mi casa sí existía esa presencia porque, como lo narro (en el libro), mi casa era un poco fuera de lo común y, encima de todo, estaba construida sobre un cementerio; sí se sentían presencias de poltergeists (espíritus burlones) de vez en cuando”.
Con el pasar de los años, ¿te acostumbraste a su presencia? ¿O todavía te asustaban?
“Siempre había algo que me asustaba. Pero gracias a esos fantasmas, yo empecé a descubrir la bellísima presencia de Dios. Yo, gracias a eso, empecé a descubrir que había un Dios que te protegía, que te cubría de todo, que te arropaba, que te amaba. Entonces le agradezco a Dios que me haya puesto en ese tipo de circunstancia desde chiquita”.