Willy, de Cultura Profética, se tatúa a su madre en el brazo
Una de las piezas que lo adornan es una flor de la pasión.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 15 años.
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El zumbido rabioso de tres máquinas de tatuar nos recibió en Underskin Tattoo Corp., en Bayamón, local en el que Willy Rodríguez, vocalista de Cultura Profética, acudió con una misión especial.
Cuando el vocalista supo del talento de Juan Salgado, no dudó en entregarle uno de sus brazos para hacerle un homenaje a su madre.
“Ella me dio la vida, es el primer amor de cada hombre, diría, y le debo eso”, comenta el cantante, quien se confesó “pompeao” por el proceso. “Le voy a hacer este honor porque es algo especial, no es pasajero... tu mamá es para siempre”, comenta.
Willy escogió un retrato de su madre cuando era joven y uno de los detalles más significativos del diseño es un caballito de carrusel.
“Siempre que salía de la escuela de la UPR, de camino a casa en Trujillo Alto, pasábamos frente a un hotelito, el Roxy, y desde la luz se veía el lobby”, comenta el cantante. “Allí estaba el caballito, y ella siempre decía que lo quería en casa. Siempre que veo un caballito de carrusel me acuerdo de mi mamá; tal vez le recordaba algo de la infancia”.
Las otras piezas que lo adornan son una flor de la pasión, “bien exótica, extraña, la fui buscando hasta que di con ella”, y un picaflor. “Ése fue un aporte de Juan; originalmente iba a ser un pitirre, por su significado puertorriqueño, algo tan pequeño que se impone y, en el caso de la hembra, que protege el nido, pero el picaflor es bien bonito y se presta para los colores, y además es el símbolo de dulzura, ya que va por ahí buscando el dulce”.
El proceso tomó varias horas, y todavía el tatuaje no está terminado, pero Willy conversó y bromeó constantemente durante la larga sesión y, cada vez que veía el avance en un espejo, la mirada se le iba en recuerdos, y una pequeña sonrisa afloraba en su rostro.