Muchos la conocen por su pasión sobre los temas del tiempo. Pero lo cierto es que antes de que la meteorología ocupara gran parte de su vida, el ballet despertaba gran ilusión. 

“En realidad, 14 años de mi vida fue en baile”, compartió con nostalgia la reconocida meteoróloga Ada Monzón. “Es una parte muy bonita de mi vida”, añadió sobre la experiencia que abarcó más de una década en la escuela de baile de Lilliam Cátala, y cerca de cinco en la compañía Ballet Concierto de Puerto Rico, que se fundó en 1979. 

La también jefa de meteorología en WIPR TV descubrió el interés por esta disciplina artística muy temprano en su niñez. “Fui a ver un show de ballet que dio Lilliam Cátala en el Teatro Tapia (San Juan), que era El Mago de Oz, y yo lo único que hacía era bailar en el pasillo. Yo no sabía nada. Tendría 6 años cuando mi mamá y mi tía me llevaron. Ahí fue que me enamoré del ballet”, recordó Monzón, quien confesó que “al sol de hoy no he perdido mi amor por el baile. Todos los que me conocen saben que, si hay música, empiezo a bailar”. 

A tono con los 40 años de aniversario de Ballet Concierto de Puerto Rico, rememoró cuando fue seleccionada a finales de los 70 para un taller en la entidad sin fines de lucro. “La disciplina bajo Lolita San Miguel (directora artística de entonces) era fuerte, de gran coordinación. Yo bailaba ballet todos los días, de lunes a viernes, y conservaba los sábados para la escuela de Lilliam Cátala”, compartió. “Fueron años hermosos. Te enseñan coordinación, movimiento, control, sobre todo el poder de dar una historia a través del movimiento físico sin usar una palabra. Eso es algo que, al día de hoy, cuando me voy a expresar, utilizo mucho mis manos y conservo todos y cada uno de mis movimientos de baile, viene de ese origen del amor por el ballet”.

De los días de aprendizaje en la entidad sin fines de lucro, destacó la amplitud de conocimiento en diversas áreas. “No era solamente ballet clásico, era también ballet español, porque se hacían alianzas con otras escuelas de baile, profesionales que venían y daban talleres y nos ayudaban a seguir creciendo”, narró la también fundadora y presidenta de la Junta de Directores de EcoExploratorio: Museo de Ciencias de Puerto Rico.

Pero por más amor que sentía hacia esta rama del arte, llegó el momento de decir adiós. “Sabía que profesionalmente esto no era para mí. Sabía que era mi diversión. Profesionalmente, quería dedicarme completamente a los estudios de ciencias y matemáticas, así que cuando empieza la universidad, se me hace muy difícil cumplir con la disciplina que requería estar en Ballet Concierto. Así que me retiré con mucho dolor. Me quedé con las clases de baile de Lilliam, hasta que me fui a estudiar a Estados Unidos. Estuve hasta mis 21 años”, confesó Monzón, quien reveló que dos de sus tres hijas estuvieron en Ballet Concierto. “Bailaron varios años, pero después se hicieron más grandecitas y no quisieron continuar”. 

De paso, se animó a compartir un consejo a los padres. “Es que busquen despertar el amor por la música y por el baile a los niños y combinado con lo que es la educación tradicional”, expresó.