La decisión se comunicó a la profesora de pasarela Giselle Reyes, el estilista Jesús Morales, el entrenador Richard Linares, el vicepresidente de producción de variedades del canal, Hugo Carregal; el productor del certamen Miss Venezuela, Ricardo Di Salvatore; y la jefa de prensa del concurso, Yuraima Quintero.

Luego de la reunión se envió un comunicado a la opinión pública en el que señalan que la organización nunca ha consentido ni aceptará ningún acto que perjudique de forma alguna su reputación y la de sus participantes. Por esa razón, ante los hechos descritos en redes sociales, blogs anónimos y por algunas personas que tuvieron relación con el Miss Venezuela, tomaron la decisión de iniciar una averiguación para determinar si algunos de sus relacionados, durante el curso de sus gestiones, ha incurrido en actividades que quebranten los valores y la ética del certamen.

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“Mientras este proceso se desarrolla, la Quinta Miss Venezuela cerrará sus puertas y tanto los castings de Miss Venezuela como de Mister Venezuela, quedarán temporalmente suspendidos”, continúa el texto difundido ayer en la mañana, en el que se comprometen, además, a reforzar del código de ética y las reglas internas dentro del concurso perteneciente a Cisneros Media.

El presidente de Cisneros Media, Jonathan Blum, asomó en entrevista con la agencia Efe que este año pudiera no haber concurso Miss Venezuela.

La decisión de Cisneros Media deja por fuera a Gisselle Reyes, profesora de pasarela de la Organización Miss Venezuela durante casi dos décadas; a Richard Linares, preparador físico, y a Jesús Morales, estilista, quienes habían sido designados responsables de la nueva etapa del certamen una vez que Osmel Sousa anunció su renuncia a principios de febrero.

No todo está claro sobre la decisión de Osmel Sousa: se habla de diferencias irreconciliables con Jonathan Blum. Una fuente indica que el llamado Zar de la Belleza quiere quedarse con las franquicias de Miss Mundo y Miss Universo, para lo cual crearía un nuevo certamen de belleza con el apoyo de un canal de televisión. Pero, sobre esto, no hay certezas.

Sí hay un consenso entre los entendidos del mundo de la belleza nacional sobre quién debería ocupar el trono de Osmel Sousa: Nina Sicilia, Miss International 1985, y persona de confianza de Cisneros Media.

Opina el periodista Orlando Suárez que se está aprovechando la coyuntura para hacer esta revisión. “Es muy pronto para hablar de consecuencias sin saber qué determinará la investigación. Ahora, me atrevo a decir que se busca borrar toda vinculación con Osmel, además de dejar atrás cualquier fantasma y comenzar un ciclo sin sombras”.

Considera que todo lo sucedido recientemente es bochornoso y repugnante. “Es verdad que siempre ha habido cuentos oscuros relacionados con el certamen, pero estos existen incluso antes de la era de Osmel. El concurso tiene 65 años y él estuvo al frente durante 37. Siempre hubo algún nubarrón, pero lo peligroso es que se teja un manto de sospecha sobre todas las candidatas. A estas alturas del partido ha habido 1.353 concursantes y si alguna ha incurrido en acciones indecorosas, debe ser un porcentaje mínimo”.

No considera que los hechos cuestionables hayan sido organizados desde la Quinta Miss Venezuela. “No creo que se hayan cocinado en la sede, pero en este momento no meto las manos en el fuego por nadie. Hay sospechas sobre muchas personas. No me atrevo a señalar a alguien, porque sería acusar sin tener los testimonios directos y siempre he criticado eso”.

Documental y libro

El documental To Be A Miss (2016), que se puede conseguir en Netflix, fue dirigido y escrito por Edward Ellis, Flor Salcedo y Aaron Woolf. En el largometraje, a través de unas aspirantes a la corona del interior del país, se cuenta el sueño que tienen todas las concursantes del Miss Venezuela. Los realizadores cuentan cómo este tipo de certamen forma parte del ideario de muchas niñas y adolescentes venezolanas, pero también muestran lo que serían capaces de hacer algunas candidatas por participar, por ejemplo, la posibilidad de prostituirse para conseguir los patrocinantes que necesitan para costear las cirugías que se les exigen. En 2015 Patricia Velásquez publicó el libro Straight Walk en el que da testimonio de haber sufrido esa experiencia.