Absuelto el único acusado del asesinato de Robert McCartney

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 17 años.
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Dublín.- El norirlandés Terence Davison fue hoy absuelto por un tribunal de Belfast del asesinato de Robert McCartney, apuñalado el 30 de enero de 2005 en un bar de la capital del Ulster supuestamente por miembros del IRA.
Davison, de 51 años, era una de las cerca de setenta personas que estaban en el interior del "pub" Magennis cuando se produjo la reyerta, entre las que también había varios miembros del Sinn Fein, brazo político del Ejército Republicano Irlandés (IRA).
Otros dos individuos, James McCormick y Joseph Fitzpatrick, de 39 y 47 años, respectivamente, también fueron absueltos de participar en la refriega.
La mayoría de las pruebas presentadas durante el juicio contra el principal acusado provinieron de los testimonios de la llamada "Testigo C", a la que el juez instructor alabó por su "coraje y honestidad".
La familia del fallecido había denunciado tras el asesinato que el movimiento republicano montó un muro de silencio e intimidación contra los posibles testigos.
Aunque el magistrado destacó hoy la "genuina honestidad" de la testigo, precisó que su versión de los hechos contenía irregularidades y que, por tanto, mantenía dudas sobre lo que "ella creía haber visto".
Tras la muerte de Robert McCartney, de 33 años y simpatizante de la formación republicana, su familia inició una campaña nacional e internacional para que los responsables fueran llevados ante la Justicia, al tiempo que denunció que testigos del crimen habían sido intimidados por el grupo armado.
En respuesta, el IRA expulsó a tres de sus voluntarios y ofreció "disparar" contra los que mataron a McCartney, oferta que fue rechazada por la familia.
Ante la falta de avances en la investigación, los McCartney llegaron a presentar su caso en Washington, donde obtuvieron el apoyo del presidente estadounidense, George W. Bush, y de varios importantes senadores, entre ellos Hillary Clinton, Edward Kennedy y John McCain.
Durante estos años, los familiares han denunciado que miembros del IRA les han amenazado con incendiar sus domicilios en Short Strand, enclave católico dentro del este de Belfast (zona de mayoría protestante), si no cejaban en su empeño por llevar a los asesinos ante la Justicia.
Su campaña también contribuyó a presionar al Sinn Fein para que reconociese en enero de 2007 la autoridad de la Policía (PSNI) y la Justicia norirlandesa, un gesto clave para la formación, cuatro meses después, de un gobierno autónomo de poder compartido entre católicos y protestantes.