Ponce. Su cantar terminó donde ella quería: en su pueblo de Ponce, cuando fue arropada con el aplauso y el calor de su gente.

La cantante Ruth Fernández fue sepultada ayer en el cementerio Civil Municipal de Ponce al que asistieron cientos de personas para despedir al “Alma de Puerto Rico Hecha Canción”, quien falleció el pasado lunes, 9 de enero.

El ex gobernador Rafael Hernández Colón estuvo a cargo de la despedida del duelo, en la que destacó el espíritu luchador de Ruth Fernández, a quien describió como una mujer que superó las barreras de la pobreza y las raciales, y supo brillar con luz propia.

“Ruth Fernández rompió muchas barreras en este pueblo. Barreras contra los pobres, contra los artistas, contra los negros, contra la mujer. Puso en alto la puertorriqueñidad en todo el mundo, fue una gloria de Puerto Rico y por eso cuando hablamos del Alma de Puerto Rico Hecha Canción, es más que su voz, es esa alma que contenía ese espíritu luchador y que le daba a ella la dignidad de su persona. Ese espíritu, al mismo tiempo, era el que la unía en solidaridad con todo aquel que necesitara y ésa es el alma de Puerto Rico, por eso fue una gloria”, expresó Hernández Colón, quien se emocionó al culminar su despedida.

El ex mandatario destacó los logros artísticos de Ruth Fernández, entre ellos que fue la primera mujer en cantar música popular en el Metropolitan Opera House y una de las primeras en recorrer el mundo con su música, llegando a tocar en ciudades como Nueva York, Los Ángeles, París, Madrid y Londres. También hizo énfasis en su labor como servidora pública, primero cuando fue senadora por acumulación por el Partido Popular Democrático en el 1972 y luego como su asesora en La Fortaleza, en asuntos culturales, desde donde propuso e impulsó proyectos a favor de la clase artística del país.

Hernández Colón resaltó que aun con el éxito alcanzado, Ruth Fernández nunca olvidó sus raíces por lo que, con frecuencia, regresaba a su barrio Bélgica, en Ponce, donde nació y se crió.

“Hace 92 años se levantaba en Bélgica una niña alegre, inteligente, estudiosa, que celaba a los demás y que tenía un registro de voz maravilloso. Esa niña levantándose en Bélgica se enfrentaba a múltiples retos en su vida: el reto de la orfandad de madre, de la pobreza, de la raza negra, de la mujer y se levantaba en Ponce, una ciudad sumamente estratificada desde el punto de vista social… Dentro de ese contexto y ese mundo se levantó Ruth Fernández”, manifestó el exgobernador.

Continuó diciendo que, pese a estos “retos”, la fenecida artista siguió su rumbo en la vida, estudiando, luchando y reafirmándose como mujer negra puertorriqueña.

“Abrió brecha a muchos y tenía un gran sentido de su valía y una gran confianza en sí misma; no le temía a nada. Y como ella decía: ‘A esta negra no la posterga nadie’ y no la postergó nadie”, puntualizó Hernández Colón ante el aplauso del pueblo.

Las expresiones de cariño por parte de los presentes no faltaron. En múltiples ocasiones aplaudieron en honor a la artista y gritaban: “Viva la Negra de Ponce”. Habían personas de todas las edades, algunas ondeando las banderas de Ponce y de Puerto Rico. Otras cargaban con flores y arreglos especiales, como fue el caso de Milagros Velázquez, quien confeccionó una camiseta con una fotografía de “Titi Ruth”, en la que sobresalían sus pantallas y cadena. Varios músicos con sus panderos en manos, le dedicaron múltiples plenas a Ruth Fernández hasta el momento de su último adiós.

Néstor Torres, sobrino nieto de Ruth Fernández, agradeció al pueblo por las muestras de cariño y se comprometió a continuar el legado de su tía para que éste no quede en el olvido.

“Hago un compromiso con ustedes en que haré lo que pueda aquí y alrededor del mundo para llevar a cabo y continuar con el legado de Ruth Fernández de ‘Arriba corazones’. Ese legado de inspirar y de apoderar a todo aquel con el que uno se encuentra”, comunicó el músico, quien asistió al sepelio en compañía de su padre, Néstor Torres, y de su prometida.

El sol picaba con insistencia y el público seguía en el cementerio para despedirse por última vez de Ruth Fernández, pero antes de concluir se emitió un audio de la fenecida artista de un concierto que ofreció en 1997 en el Teatro La Perla, en Ponce, en el que se “despidió” de su pueblo querido con la canción Mi Ponce Señorial.

“Antes de morir por lo bien que te he querido, Dios permita que a la sombra de un quenepo florecido yo termine mi cantar”, vocalizó en ese entonces la artista, quien terminó la función de su vida, pero cuyo cantar no terminará, sino que continuará vivo entre el pueblo que tanto la amó.

Recorren el pueblo

Previo al sepelio, a la 1:00 de la tarde, se llevó a cabo en la parroquia La Merced la misa de recordación en honor a Ruth Fernández, la cual estuvo a cargo de monseñor Roberto González Nieves.

En la misa se dieron cita varias figuras artísticas del país, entre ellos, Sophy, Edgardo Huertas, Joffre Pérez y Maribel Quiñones. También, asistió la alcaldesa de Ponce, María “Mayita” Meléndez.

González Nieves destacó en la ceremonia las luchas que llevó a cabo Ruth Fernández y utilizó su frase de “Arriba corazones” para hablar sobre su vida.

“Hoy decimos arriba tu corazón y arriba tu alma…”, manifestó el monseñor, quien agregó que Ruth Fernández siempre estuvo orgullosa de su identidad, su cultura y su raza.

“Luchó porque cada negro y cada puertorriqueño entrara por la puerta principal con dignidad y libertad”, indicó luego de narrar cómo en la década de los 30 la artista se negó a seguir la norma injusta de un hotel que obligaba a los negros a entrar por la cocina e hizo su entrada por la puerta principal.

Luego de la misa, la comitiva fúnebre hizo un recorrido por las calles del casco urbano de la Ciudad Señorial, donde decenas de personas se ubicaron a la orilla de la carretera para aplaudir y decirle adiós a “La Negra de Ponce”.