Sin dudas, la serie televisiva Moonlighting es un antes y un después en la carrera de Bruce Willis. La comedia romántica en la que compartía créditos con la ya experimentada Cybill Shepherd fue concebida para competir con uno de los mayores éxitos de mediados de los años ochenta: Remington Steele, el programa basado en una detective y un enigmático ladrón que catapultó a la fama a Pierce Brosnan y Stephanie Zimbalist. Sin embargo, más allá de las similitudes, el programa se fue ganando su propio espacio y se convirtió, también, en un clásico de aquellos tiempos.

A pesar de que mucho tiempo ha pasado desde la emisión del último capítulo de aquella emblemática serie, el actor de Die Hard y el guionista de la serie, Glenn Gordon Caron, se han mantenido muy cercanos, incluso después de que Willis debiera abandonar su profesión luego de ser diagnosticado con demencia frontotemporal, a principio de este año. El martes, el autor concedió una entrevista a New York Post en el que brindó detalles del actual estado de salud de su amigo.

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“Intento ir a visitarlo todos los meses, pero no siempre soy tan bueno… Además, hablo con él y con su esposa (Emma Heming) y tengo una relación casual con sus tres hijos mayores. Me he esforzado mucho por permanecer en su vida”, indicó. Y explicó: “Lo que hace que su enfermedad sea tan alucinante es que si alguna vez has pasado tiempo con Bruce, sabes que no hay nadie que tenga más joie de vivre (alegría de vivir) que él… Amaba la vida y simplemente adoraba despertarse cada mañana y tratar de vivir la vida al máximo”.

El guionista reveló que debido a los avances de la enfermedad, el actor de 68 años no puede comunicarse. “Es como si ahora viera la vida a través de una puerta mosquitera”, indicó. Sin embargo, aclaró que Willis todavía lo reconoce cuando lo visita. “Mi sensación es que entre uno y tres minutos él sabe quién soy. Él no es totalmente verbal. Solía ser un lector voraz, una característica que no quería que se supiera sobre él, y ahora ya no lee. Todas esas habilidades lingüísticas ya no están disponibles para él y, sin embargo, sigue siendo Bruce. Cuando estás con él, sabes que es Bruce y estás agradecido de que esté ahí; pero la alegría de vivir se ha ido”, señaló.

En septiembre, la esposa del actor explicó en el programa televisivo Today que no está muy segura de si su esposo está al tanto de su estado de salud. “Es difícil saberlo. Lo que estoy aprendiendo es que la demencia es difícil. Es duro para la persona diagnosticada y también es duro para la familia. Y eso no es diferente para Bruce, ni para mí, ni para nuestras hijas. Cuando dicen que se trata de una enfermedad familiar, realmente lo es”, indicó, con angustia.

La demencia frontotemporal es un término que abarca un grupo de trastornos cerebrales que dañan los lóbulos frontal y temporal del cerebro. La reducción de estas áreas puede provocar problemas del habla, problemas emocionales y cambios de personalidad. Otros síntomas pueden incluir espasmos musculares y pérdida de habilidades motoras, como problemas para caminar o tragar. Además, debido a que la enfermedad afecta el lóbulo frontal, que controla el conocimiento de uno mismo, los especialistas aseguran que la comprensión de que han cambiado es lo primero que pierden las personas diagnosticadas.

La decisión del actor y de su familia de dar a conocer su diagnóstico tuvo una razón clara: aún hoy, la demencia frototemporal sigue siendo un padecimiento con el que muchos médicos no están familiarizados y, por eso, muchos pacientes tardan años para llegar al diagnóstico certero y pierden tiempo esencial para comenzar el tratamiento necesario. Esa misma situación fue la que transitó el actor: en enero de 2022 anunció que dejaría de actuar después de que le diagnosticaran afasia, un trastorno del lenguaje que afecta la capacidad de comunicarse, pero luego su esposa reveló que su condición había empeorado y que tenía demencia frontotemporal.

Aceptar aquel diagnóstico fue a la vez “la bendición y la maldición”, indicó la esposa del actor en ese momento. Por un lado, fue útil “comprender finalmente lo que está sucediendo” y para “aceptar lo que es”. Pero, a la vez, eso “no lo hace menos doloroso”.