¿Fue suicidio la muerte de Glendaly Vigoreaux? La pregunta surge porque la hija de Lydia Echevarría y Luis Vigoreaux pudo haber sido asesinada, según teoriza la licenciada Fátima Seda Barletta, abogada de la actriz.

La noticia de la muerte de la hermana de Luisito, Roberto y Vanessa Vigoreaux causó conmoción en el público puertorriqueño, aquel 15 de julio de 2008, cuando se supo que había aparecido muerta en la residencia en el sector de Glendale, Arizona, que compartía con su esposo Paul Hacker.

“Después de haber conocido a Glendaly, uno tiene que concluir que ésa es la última persona en el universo que pudiera terminar con su vida de esa manera”, dice la abogada, quien representó a Echevarría en su proceso legal para obtener la libertad, tras haber pasado 14 años encarcelada en la Escuela Industrial para Mujeres en Vega Alta, tras resultar convicta por el asesinato de Luis Vigoreaux.

La licenciada comentó varios datos que levantan su perspicacia en torno a la muerte de Glendaly, quien se desempeñaba como oradora para empresas de tecnología.

Pocos meses antes de la muerte de Glendaly, su ahora viudo la había convencido para que comprara un seguro de vida millonario en el que éste aparece como beneficiario.

“Lo sospechoso de esto es que la pareja llevaba poco tiempo unida”, explica Seda.

El seguro de vida descarta una supuesta enfermedad incurable que padecía Glendaly, puesto que eso hubiera sido un impedimento para asegurarse.

A la letrada le resulta sospechoso que la escena fuera alterada por el esposo de la joven, recordada por sus intervenciones en los programas de sus padres en WAPA Televisión.

“Cuando la familia llega, entiéndase su madre Lydia y su hermana Vanessa, ya el señor lo había desaparecido todo. Eso es lo mas preocupante para mí como abogada, que limpiara la escena totalmente, como si esa mujer nunca hubiera existido. Resulta extraño tambien el hecho de que supuestamente Glendaly cubriera todo el piso con toallas para que su sangre no se regara. En eso es lo menos que piensa alguien que se quiere suicidar”, insiste al defender su teoría de asesinato.

“Yo no tendría confianza en una investigación de rutina viendo el racismo que tienen en ese estado (Arizona) contra los hispanos”.

De acuerdo con Seda, desde la muerte de su hija, Lydia Echevarría no se comunica con su yerno. “De hecho, él no le quiso entregar a Lydia las cenizas de Glendaly”.

Aunque pareciera lo contrario, Lydia Echevarría no se cruzó de brazos tras la muerte de su hija mayor.

“De tranquila, nada. Lydia está en plena batalla por averiguar qué paso allí en realidad. Porque ella y Glendaly habían hablado por teléfono la noche antes y en la conversación no hubo indicios de que la muchacha tuviera algún problema, algo que la llevara a tomar tan fatal decisión. Según Lydia, se notaba muy feliz”.

Según la letrada, el problema es que la veterana actriz no cuenta con los recursos económicos necesarios para contratar a un abogado en Estados Unidos que pueda reabrir el caso de la muerte de Glendaly. Por eso, Fátima Seda urgió a sus hermanos, Luisito y Roberto Vigoreaux, “a procurar que se prosiga con esa investigación. Esa muchacha merece justicia”.

“A pesar de las diferencias con Lydia, los hermanos se llevan muy bien entre sí y me consta que sufrieron su muerte”, concluyó Seda.