Boston. El autor de “El Código Da Vinci”, Dan Brown, y su exesposa han acordado resolver una demanda en la que ella alegaba que él llevaba una vida secreta durante su matrimonio que incluía varias relaciones.

La pareja acordó desestimar voluntariamente la demanda y “todas y cada una de las reclamaciones y reconvenciones en este asunto”, según los documentos judiciales presentados el lunes en un tribunal de New Hampshire.

“Blythe Brown y Dan Brown han llegado a una resolución amistosa de sus desacuerdos, y no tendrán más comentarios”, dijo el abogado de Blythe Brown, Harvey Wolkoff, en un comunicado. “Piden que se respete su deseo de privacidad y cierre”.

No se proporcionaron más detalles sobre el acuerdo.

En su demanda presentada el año pasado, Blythe Brown calificó el comportamiento de su exmarido de “ilegal y atroz” y acusó al autor de bestsellers de desviar secretamente fondos para pagar regalos a una entrenadora de caballos no identificado.

Blythe Brown también se atribuyó el mérito de haber inspirado gran parte de su obra y de haber ideado la premisa de “El código de Da Vinci”. También alegó que Brown le ocultó decenas de proyectos futuros valorados en “millones (de dólares)”, incluyendo una serie de televisión, así como un libro para niños.

En el momento de la demanda, Dan Brown dijo que estaba “aturdido” por las acusaciones y calificó la denuncia de “escrita sin tener en cuenta la verdad”. Dijo que nunca engañó a su exesposa sobre sus finanzas durante su divorcio y que ella terminó con la mitad de sus posesiones después de separarse.

La pareja se divorció en 2019 tras 21 años de matrimonio.

Brown, nativo de New Hampshire, ha tenido una serie de bestsellers, pero es más conocido por “El código de Da Vinci”, un thriller lleno de rompecabezas que introdujo a los lectores la noción de que Jesucristo y María Magdalena estaban casados y tenían hijos. La trama indignó a las autoridades eclesiásticas y a los académicos.

Durante un juicio celebrado en 2006 contra la editorial de “El código de Da Vinci”, el tribunal escuchó cómo Blythe Brown fue una colaboradora esencial del thriller. Dos autores demandaron sin éxito, alegando que Brown se “apropió de la arquitectura” de su libro en un sonado juicio en Londres.