¡Bravo! para “La mamá de David”

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 18 años.
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Hay obras que emocionan, que sensibilizan, pero más que nada ponen a uno a pensar. Esto es lo que provoca “La mamá de David”, la obra de Bob Randall con la que Johanna Rosaly celebró sus 50 años de carrera artística el pasado fin de semana en el Centro de Bellas Artes de San Juan.
La actriz puertorriqueña no pudo seleccionar mejor texto para tal festejo. “La mamá de David” es una pieza que, por medio de un juego entre el llanto y la risa, ayuda a entender a todos los padres y familiares de niños con limitaciones físicas o mentales.
El drama presenta a “Sally” una de tantas madres que se aísla para atender a un hijo discapacitado, ignorando todo lo demás, desde su faceta como hermana, esposa, amante y madre de otra hija.
La pieza critica también al Estado al poner sobre el tapete las complicaciones que se dan cuando se tiene un hijo con autismo y retardación mental, como es el caso de “David”, interpretado de manera soberana por el joven actor Giussepe Vázquez.
Sin decir una palabra, el actor se ganó la ovación de todos al terminar la función de estreno el viernes, pues a través de sus gestos, sus gemidos y su mirada perdida logró transmitir el encierro de un niño con estas condiciones.
Johanna Rosaly, por su parte, demostró por qué se mantiene en las tablas después de 50 años, y aunque ha trabajado en radio, televisión y hasta grabó discos, éste es el escenario que mejor le queda. Por ello recibió un reconocimiento especial al terminar la función.
“Para mis amigos que están aquí y para todos los papás, todos los papás de los niños con discapacidad, para ustedes, para ustedes fue esto”, dijo entre sollozos la actriz luego de recibir una placa de manos de Dalia Rodríguez, gerente general de Bellas Artes, por su 50 aniversario de carrera y por ser “una de las actrices que más se ha presentado en nuestras salas”.
Como “Sally”, la animadora de “Cultura viva” y del espacio investigativo “¿Y cómo fue?”, ambos de TUTV, hace creíble y natural el cinismo y las frustraciones de esta madre. Y es que la naturalidad es, precisamente, un denominador común entre el elenco de “La mamá de David”.
En esta pieza, dirigida por Gilberto Valenzuela, no caben las malas actuaciones. Cristina Soler, Braulio Castillo, René Monclova, Suzette Bacó y Yezmín Luzzed reafirman su credibilidad actoral tanto en la comedia como en el drama, géneros que se fusionan muy bien durante las dos horas y media de duración.
La producción teatral es excelente además por la iluminación, la música y el juego continuo que expone entre el pasado y el presente de la vida de esta mujer.
Como falla, podría mencionarse que Yezmín Luzzed interpreta en ocasiones distintas a “Susi” y “Kiki”, la hija y sobrina de “Sally”, respectivamente, lo que crea cierta confusión en un principio, aunque más adelante en la trama se comprende sin mayores contratiempos.
Los asistentes a la sala René Marqués, incluidos el actor Jacobo Morales y la hija de Rosaly, Alfonsina Molinari, disfrutaron de una puesta en escena que lleva todos los sentimientos a su máxima expresión.
Pues en “La mamá de David” las risas son a carcajadas, el llanto es intenso y el pensamiento es profundo, en fin, deja ese sabor agridulce típico de una buena pieza teatral.
El próximo fin de semana habrá nuevas funciones en el mismo escenario.