La actriz Camille Carrión recuerda estar inmersa en los ensayos para la obra de teatro “Cama nupcial”; era una interpretación que le requería tanto dramatismo como cambios de vestuario. Su hija Paloma Suau, que entonces tendría unos ocho años, la seguía de cerca en su entrenamiento.

No había dado la histrión con un vestuarista que cumpliera cabalmente con las exigencias del personaje. De pronto escuchó una voz, “Mami, déjame tratar”.

La trayectoria de Paloma Suau en las artes era de esperar. Su cuna fue, básicamente, algún rincón en los estudios de televisión donde su madre participaba de las telenovelas, o algún salón de ensayo o camerino en los teatros.

“Siempre estaba conmigo y con Glenn (Monroig) y con nosotros”, rememoró la artista, retirada de la vida pública.

Ese andar juntas no siempre fue perfecto. “Fui una adolescente muy rebelde”, reconoció la cineasta. Ahora, cuando ambas alcanzan una madurez individual gozan de una relación irremplazable, única.

“Somos lo más importante la una para la otra. Tenemos la suerte de que vivimos en el mismo edificio, ella en el tercer piso, yo en el segundo, así es que gracias a Dios durante esta pandemia hemos podido juntarnos, porque nos necesitamos. Ella es la persona en quien más confío y la única persona que sé que está ahí para mí”, compartió la madre.

Antes la hija era la observadora, ahora ese lugar lo ocupa la mamá, viéndola entregada a sus trabajos artísticos, como el reciente documental El accidente feliz, sobre la vida del maestro de la pintura Antonio Martorell, o en el que será el proyecto de sus sueños, la película sobre la obra musical Maestra vida, de Rubén Blades.

“Es de las felicidades más grandes que puedo sentir”, manifestó la progenitora sin que la hija deje perder el momento para celebrarla.

La madre apoya a su hija en su más reciente proyecto, las bufandas seguras.
La madre apoya a su hija en su más reciente proyecto, las bufandas seguras. (Suministrada )

“Una de las primeras lecciones que me dio mi madre es que es la persona más disciplinada que he visto en mi vida. También me enseñó que querer es poder; he visto a mi madre reinventarse tantas veces. La he visto levantarse, la he visto caerse y la he visto convertirse en la mejor versión de ella misma, y cada vez sigue mejorando y mejorando, y cada vez se pone más joven y espero que eso sea genético”, dijo mientras reían juntas.

Una experiencia que recientemente las mantiene confabulando son las bufandas seguras “Safe Scarfs”, creadas por Paloma junto con sus colaboradoras creativas Gladyris Silva y Sara Díaz-Velarde.

Contó la directora de cine que en medio de la promoción de documental de Martorell se enfermó y vio la necesidad de usar una mascarilla para cumplir con los compromisos del estreno. Pero la vanidad la estaba llevando a buscar un accesorio que la protegiera y que a la vez complementara con la imagen.

De ahí surgieron las bufandas seguras, con filtros de carbón activo, que son su reinvención en estos tiempos de pandemia.