Carmen Dominicci con una boda de ensueño

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 18 años.
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CREÍA que no se volvía a casar, pero tendrá dos bodas y cuatro fiestas, y tampoco pensaba en la posibilidad de volver a ser mamá, pero ya lo está considerando. Sin duda, su próximo esposo, Fernando del Rincón, tiene hipnotizada a Carmen Dominicci.
“Obviamente, uno tiene un plan, pero los planes tienen que ser flexibles, porque las cosas cambian, o sea, yo no soy la misma persona que cuando lo conocí, y uno dice las cosas basada en tus propias experiencias, pero luego conoces a una persona que ha insistido, que se lo ganó... mi hijo ya va para la universidad, pero dices: ‘¿Sabes qué?, igual que no tenía planes de casarme, no estaba en mis planes volver a ser mamá, y lo estamos considerando’, y estoy segura de que va a ser un súper papá”, adelantó.
La novia está en su última visita a la Isla antes de su casamiento el 18 de agosto. ¿Dónde? ¿A qué hora? Éstos y muchos otros detalles la periodista se los reserva igual que lo hace con sus fuentes, pero, cual novia por primera vez (aunque para ambos serán segundas nupcias), cuida que todo quede lo más cercano a sus planes.
“Soy muy detallista, entonces desde que decidimos esto he estado trabajando con todo. Contraté los servicios de Pau-Pei, que además de ser una de las mejores coordinadoras, es una de mis amigas, y preparé varios folders de vestidos, de decoración, otro de bizcochos, y creo que el resultado va a ser bastante parecido a lo que soñaba”, contó previo a una reunión el viernes con el encargado de la decoración, Víctor Ortiz, de EOS.
El matrimonio “Del Rincón-Dominicci” tendrá cuatro etapas, y cada una muy distinta de la otra.
“Cuando lo empecé a idear eran 50 invitados y era una bodita en la playa, pero dije: ‘Espérate, si es en la playa, en qué playa, pues tiene que ser en Puerto Rico’”, recordó de cómo varió la idea original y cómo ha ido creciendo la lista de invitados. De 50 a 200 “y de ésos, pues quizás llegan 500”, comentó con temor.
“Hay gente aquí que ha dicho: ‘ah, una boda de tres días, como si fuera una boda árabe, qué ridiculez’, pero traer gente que vive en México, que algunos tienen que hacer hasta dos escalas para llegar a Puerto Rico para una fiesta de cuatro horas, no Pancho, eso es una desconsideración”.
Dos bodas, cuatro fiestas
Por si aún no ha recibido su invitación (o tal vez, nunca) sepa que el “reventón”, como diría el novio, inicia con una cena de bienvenida tipo lounge, cuya decoración, comida y música fusionará las culturas puertorriqueña y mexicana. Los colores predominantes serán el rojo y el anaranjado. Las flores, orquídeas.
El sábado 18 de agosto –fecha en que también “Fer”, como lo llama su futura esposa, cumple años– los invitados están citados para las 6:30 de la mañana. A esa hora partirán en la transportación coordinada por los novios hacia una playa para la boda civil. En ésta, el blanco y el azul serán protagonistas.
Todos los invitados vestirán de blanco en un ambiente minimalista. Habrá cojines gigantes, banderas, sombrillas, mientras los novios lucirán una vestimenta relajada en tonos claros. ¿Y el chapuzón? Ése va, aseguró.
La boda religiosa y la recepción formal serán en la noche. “La boda es romántica, pero el romanticismo ese viejo, tradicional, la boda jíbara, esa de campo”, dijo. El vestido, al igual que los que usará para las demás actividades, es creación de David Antonio, quien también vestirá al novio. Wanda Montes tendrá a cargo el arreglo personal.
El traje será en encaje de chantilly francés, color hueso, tul de seda y gaza, con bordados en mostacillas, canutillos, perlas y cristales swarosky, y un velo tipo mantilla.
Su hijo, Giuliano, la entregará. “A él fue que le pidieron la mano, y él se la dio, así que ahora tiene que hacer el delivery”.
La recepción tendrá música para todos los gustos y comida típica boricua con toque de la creative cuisine. Los casquitos de guayaba con queso blanco no faltarán. La decoración para la ocasión será en tonos tierras, destacando las rosas, las velas y un “detalle” azul en cada mesa.
Para cerrar, “la fiesta de recuperación” será entre margaritas africanas, grama y asopao.
“La luna de miel no la vamos a poder tener ahora, y de verdad, estoy tan cansada que cuando se acabe la boda, nos vamos a tomar unos días para ir a descansar a algún sitio, pero no va a ser de ir a ver monumentos, ni estatuas ni museos, sino dormir”.
¿Entonces? “El honeymoon va a ser para el aniversario”.