Hoy, sábado, 27 de marzo se llevará a cabo la octava y última función de la obra teatral, "El Show de Lulo", escrita por Juan González-Bonilla en el Centro de Bellas Artes de Aguada con la cual se celebran los 40 años de labor teatral de Producciones Candilejas y Joseph Amato.

El sábado pasado, mientras la función corría en el Teatro La Perla de Ponce, lleno a capacidad, pensé lo dichoso que soy. Un día de 1983 llegué desde Ponce (mi pueblo señorial) hasta un taller que ofrecía Candilejas en San Juan y busqué la manera de acercarme a Joseph Amato y decirle: "me tienes que dar la oportunidad para actuar en una de tus obras porque yo tengo mucho talento aunque tú no lo sepas y no me conozcas".

Ay, mi madre, la verdad que cuando uno es más joven y de verdad quiere algo, se atreve a cualquier cosa. Pues, ¿saben algo?, valió la pena aquel atrevimiento de mi parte. En la próxima obra de Candilejas, Juan y Joe me dieron un papel que apenas tenía 16 ó 18 líneas. Se llamaba Espantanublos, en la obra Títeres de Cachiporra de Federico García Lorca. De ahí para acá, mi vida cambió.

El resto es historia. Aquel primer aplauso me hizo comprometerme a seguir llevando alegría a un público que lo disfruta y lo necesita. Por eso digo que soy dichoso, porque 27 años después, primero que nada estoy vivo (coño porque da trabajo mantenerse vivo hoy en día), y segundo, porque aquella compañía que me dio el primer break hoy me llama para ser la figura central en su celebración de los 40.

Y no me malinterpreten, ni me lo creo ni soy más importante por eso. Gracias a esa primera oportunidad  y a la batuta de la doctora Victoria Espinosa, aprendí que no hay personajes pequeños y que la protagonista es la obra misma, el conjunto.

En este evento, me he dado cuenta de que sigo siendo el mismo apasionado (tal vez más) que debutó hace años. Y aunque en estos últimos 15 años, aproximadamente, me he dedicado al género del stand-up comedy y a llegar al pueblo a través de la televisión -gracias a programas como Soy Awilda (antiguo Canal 11), Cuqui (Wapa TV), Fiesta (donde nació Piquito en el antiguo Canal 11), En serio con Silverio (donde tuve mi primera entrevista en TV y nació mi carrera como stand-up) y quien luego se convirtiera en mi mentor de televisión, pues de ahí nació ¿Qué es lo que pasa aquí, ah?, Anda pal’ cará (Univisión), En casa de Luis Raúl (Wapa TV), Pa’ que te lo goces (Telemundo), etc.-, quiero que sepan que ninguna de estas cosas maravillosas que me han pasado en mi carrera hubieran ocurrido si no fuese por ese entrenamiento que es el teatro, el templo, como le llamamos los que verdaderamente amamos y respetamos las tablas.

Fue ahí que crecí. Luego de Títeres de Cachiporra vinieron tantas obras que no las puedo recordar todas, pero sí las de Candilejas. He trabajado en muchos géneros: comedia, drama (que me encanta, aunque no lo crean), teatro infantil (aunque ahora trabajo sólo para adultos), clásicos, musicales. Sí, así como lo leen. Este que ven aquí se entrenó en todo lo que pudo y seguiré haciéndolo mientras pueda.

Una de las obras que viene a mi mente y que fue éxito, porque Candilejas siempre ha sido exitosa, es Doce paredes negras, donde entré a sustituir a un extra y la hice solo en Guayama. Como les dije, no hay papeles pequeños. Pinocho, el musical: ya sé que piensan que por mi nariz mi personaje era el de Pinocho (graciositos), pues se equivocan. Nadie podría hacer un Pinocho tan fabuloso como mi amigo y compañero actor Gil René. Yo interpreté al Zorro Rojo, el malvado de la obra junto con mi compañera Linette Torres, quien interpretaba a la Gata Calico. Eramos los más odiados de la obra. De ahí me comenzaron a gustar los villanos.

Luego vino El Mago de Oz, donde mi personaje, el hombre de hojalata, se convirtió en uno de mis favoritos. No olvidaré todas esas funciones pintado de color plata todo el día en el Tapia. A veces, entre función y función, íbamos a almorzar (con todo y maquillaje) al Siglo 20 en el Viejo San Juan. Como ven, desde entonces le perdí el miedo al ridículo hasta el día de hoy.

También recuerdo Baño de damas, a la que llegué luego de que varios actores habían dejado la obra por diversas razones. Un elenco de divas que, cansadas de tanto entra y sale de actores, cuando yo llegué estaban listas para linchar al próximo actor si no daba el grado. Una semana antes de estrenar la obra me entregaron el libreto, me lo aprendí, estrené y me las gané. Gracias a Gladys Rodríguez, Johana Rosaly, Marisol Calero, Sonia Noemí González, Alba Nydia Díaz, Ivette Rodríguez, Kate Garitty, Marisol Calero, Alba Raquel Barros y Carmita Jiménez (QEPD).

También tuve la oportunidad de hacer cosas como Secretos y confesiones de un hombre y una mujer frente al espejo, donde trabajé con Gustavo Rodríguez y Luisa de los Ríos. ¿Me pueden creer que yo hacía de espejo en esa obra? Y no sólo eso, sino que era Luisa la que se miraba en él y se supone que yo era su reflejo. Pobre Luisa, tener que mirarse al espejo y verme a mí. Qué buena actriz; soportar eso noche tras noche sin echarse a reír. También interpreté a un deambulante en Huracán Criollo.

Actualmente, la gente joven me conoce más, o solamente, por mis trabajos de stand-up comedy. Ya sea porque me van a ver al teatro, o porque lo ven cuando han salido grabados por Direct TV, o porque gracias a la tecnología me ven cuando les sale de los !@#$%$#@! en Youtube o porque sencillamente tienen mis vídeos pirateaos (cómo me jode eso). Bueno, al menos he cooperado con la economía subterránea.

Lo único que quería con este artículo era contarles un poquito de mí y sobre todo orientar a todos esos que me paran en la calle y me dicen "yo quiero hacer eso que tú haces". Cuando escucho eso, de verdad que enco!@##$%$#@!, ¿cómo que eso que tú haces? Esto que yo hago se llama actor, actuación y para eso hay que prepararse y, si bien no te preparas -porque no todos los actores del mundo, incluyéndome, tienen estudios terminados-, cuando te llegue esa primera oportunidad tienes que aprovecharla al máximo y de ahí en adelante tienes que hacer el compromiso de prepararte cada vez más con talleres, disciplina, estudio, etc. Que cada personaje que te llegue sea un nuevo reto, una nueva clase de actuación, un compromiso contigo mismo (que es lo más importante) y con ese público que se toma la molestia de llegar hasta el teatro, pagar un boleto y dedicarte dos horas.

Ser actor es algo serio. Si lo que quieres es ser famoso, entonces corre "esnú" por el expreso y serás famoso al instante. Hay una gran diferencia entre ser actor y ser famoso. Si lo quieres de verdad lo puedes hacer. Si yo, latino, bajito, narizón y sin cuello, lo he logrado, tú también puedes. Si no, no lo intentes. Como decía un crítico de teatro que ya no está con nosotros: "el escenario se respeta, y si no lo vas a respetar pero te gustan las tablas, entonces dedícate a la carpintería".

Gracias Juan y Joe, que viva Candilejas y que viva el teatro.