Matt Groening era un aspirante a escritor que sobrevivía en Los Ángeles gracias a unas crudas caricaturas llamadas “Life in Hell”, en las cuales presentaba diversas frustraciones de la vida a través de unos extraños conejos.

James L. Brooks, director de “Terms of Endearment”, se sintió atraído por una de sus caricaturas y le pidió crear un segmento para el programa de comedia de Tracey Ullman, del cual era productor.

Groening temía perder el control sobre sus personajes, así que decidió, pocos minutos antes de su reunión, crear unos nuevos, y dibujó apresuradamente la familia que ahora conocemos. Como apenas tenía tiempo para inventar, le puso los nombres de su familia (sí, el padre de Groening se llama Homer).

En 1987 “Los Simpsons” comenzó como pequeñas intervenciones de un minuto en el programa de Ullman.

En diciembre de 1989, los dibujos animados celebraron su primer episodio de media hora, y tras 18 años continúan con nosotros, excediendo ya los 400 capítulos.

Personaje clásico: Homer Simpson

Aunque parezca un cincuentón, se ha establecido que “Homer”, el padre de la familia “Simpson”, es un hombre de 36 años de edad.

Su enorme figura se debe a su insaciable apetito, mientras que se ha sugerido que la caída de pelo se debió a la participación en experimentos científicos.

“Homero” es inspector de seguridad en el sector 7G de la planta nuclear de Springfield.

Es un hombre sin verdaderas aspiraciones, y se conforma con evitar ser despedido de su empleo, ver televisión o visitar la barra de “Moe” para beber un poco de cerveza “Duff”.

Según un ensayo en el libro “The Simpsons and Philosophy”, el único atributo positivo de “Homero” es la manera genuina en que enfrenta la vida, guiándose puramente por las emociones, sean éstas celos, gratificación inmediata o hambre.

Inclusive, un chiste recurrente en la serie presenta al personaje discutiendo con el cerebro, demostrando que el uso del mismo ocurre solamente de manera consciente y excepcional.

“Homero” es un puro animal de instinto.

Episodio clásico: “Bart the Daredevil”, #21, 1990

“Bart” se inspira en el personaje de “Capitán Lance Murdock”, el Evel Knievel del universo de los “Simpsons”, y comienza a realizar trucos peligrosos con su patineta.

Cuando ya no siente emoción con sus propias hazañas, decide encarar un gran reto: brincar un profundo cañón. “Homer” intenta convencer a “Bart” de que desista, pero pronto descubre que las promesas de su hijo han sido falsas, y que se propone realizar el brinco.

En un esfuerzo desesperado, “Homer” propone hacer el salto, para que “Bart” aprenda lo doloroso que es ver a un ser querido haciendo semejantes disparates.

“Bart” le ruega que no lo haga, pero después de la reconciliación, “Homer” se desliza con la patineta accidentalmente y realiza el salto, sufriendo una dolorosa caída, la cual se repite cuando la ambulancia que lo rescata choca contra un árbol y la camilla cae por el precipicio.

Este episodio es importante porque es el primero que demuestra que, a pesar de la bruteza de “Homer” y la rebeldía de “Bart”, existe un genuino amor entre ellos.

Este amor familiar es lo que permite que todos se identifiquen con los “Simpsons”, por disfuncionales que luzcan. Y la terrible caída final de “Homer” demuestra que, después de todo, estamos viendo muñequitos.