Gilberto Santa Rosa es mejor hijo que cantante. Es así como lo siente su padre, aunque para su fanaticada siempre será mejor en los escenarios. “La verdad es que es un hijo tremendo y su humildad lo ayuda. De hecho, a esta edad yo le digo algo y todavía me baja la cabeza, aunque después haga lo que le da la gana, porque él ya es un hombre”, manifiesta el orgulloso don Gilberto.

Pero aun con todo lo bueno que diga su progenitor, “El Caballero de la Salsa” no cree ser el hijo que debiera tener quien ha sido una columna en su desarrollo artístico.

“Por más que yo me esfuerce, nunca voy a ser el hijo que se merece un papá como ése”, dice Gilbertito.

Lo interesante es que no cree ser el mejor hijo, pero para sus vástagos Gilberto y Omar, el vocalista representa el modelo de persona que quieren ser.

“Es una persona que siempre ha estado ahí cuando más lo necesitamos. Desde que tengo uso de razón, siempre ha estado viajando y no importa en qué parte del mundo se encuentre, siempre está pendiente de nosotros”, afirma Gilberto Joel, el mayor de los cuatro hijos del salsero.

Esa presencia que ha tenido en la vida de su prole, que completan Javier y Miredys, es la aprendida de su padre.

“Yo le cambié la vida a esa gente, porque ellos eran una familia tradicional... y ese tipo, cuando yo empecé a cantar, se iba conmigo a los bailes, a las fiestas patronales, y luego se levantaba a trabajar, y nunca tuvo un problema en su trabajo por indisciplina”, recuerda agradecido el cantante durante la grabación de un especial para el Día de los Padres del programa “De tal palo” de Tu Universo Televisión.

Fue en esas amanecidas que don Gilberto se convenció de que su único hijo varón sería músico, y de los buenos.

“Una de las cosas que me puso a pensar a mí fue cuando me trajo unas notas que no me gustaron mucho y le dije: ‘Si me sigues trayendo esas notas, te voy a quitar la música’. Ahí yo salgo, y estoy en el balcón y cuando él entra a la cocina, que está detrás del balcón, oigo que le dice a la mamá: ‘Si me quita la música, me mata’”, recuerda el también padre de Diana y Liliana.

“Yo pensaba siempre que él iba a ser ingeniero, porque a mí me gustaba mucho la ingeniería, pero una vez yo vi que estaba en esa pasión, le dije: ‘Lo que tú hagas, yo te lo respaldo, pero lo que vayas a hacer, que lo hagas bien’”, cuenta el mayor de tres generaciones de Gilbertos.

El intérprete de “Conteo regresivo” considera que su personalidad lo acerca más a su mamá, Ana María Cortés, pues todavía no aprende a ser tan bonachón como su papá.

“Mi mayor logro sería ser como mi papá y para eso hay que darle duro”, declara.

No obstante, hay valores, como el amor por la familia y el respeto por las demás personas, que aprendió de su progenitor, que procura legar a sus hijos.

“Ellos tuvieron el privilegio de tener a su mamá y papá y conocieron a sus abuelos, tuvieron la oportunidad de experimentarlos, de verlos, y eso ayuda, y trato de que ellos le tomen el sabor a esa parte de la vida que ahora es diferente por el ritmo en que se vive, la forma en que la gente maneja sus cosas y eso me lo heredó mi papá”, afirma quien pronto grabará un disco de Navidad.

Este admirador de Frank Sinatra confiesa que la relación con sus hijos es mucho mejor ahora que son adultos, porque la comunicación se da en ese mismo nivel de madurez.

Por eso, su proceso de divorcio de Nélida Acevedo fue de mutuo respeto.

“Ellos respetaron las decisiones nuestras y se conversó; no fue una cosa abrupta ni mucho menos. Yo les respeto tanto su espacio como su individualidad, pero ya eran adultos todos y eso lo hizo menos difícil”, cuenta.

Este Día de los Padres será otro que Gilbertito pasará trabajando, pero eso no lo priva de recibir los regalos. Algo que lo hace feliz es la música, un libro o “un stand bonito”.