No importa el tiempo transcurrido ni dónde esté, la escritora Esmeralda Santiago continúa abrazando el deseo que tuvo desde niña de reconocerse como una jíbara puertorriqueña.

Ese sentimiento la habita desde que se criaba en el barrio Macún, en Toa Baja, en la década de 1950, y ella lo refleja al recordar su infancia, en las lágrimas que se le escapan cuando habla del orgullo que le causaron los eventos históricos de este verano del 19, y hasta en cómo cuidada de una guayaba que le obsequiaron esta mañana.

Existe una gran conexión entre esa fruta y su nostalgia por esta isla, según recoge en su novela “Cuando era puertorriqueña (1993)”, que otra vez volverá a escena y ella tendrá oportunidad de verla por primera vez representada en el teatro en una adaptación y dirección de la actriz Cristina Soler.

“Soy una jíbara, pero soy una jíbara en Nueva York, y esa experiencia de niña que adoro y me hace falta sentirme como una jíbara, eso es lo que ha creado a la Esmeralda de hoy. Una jíbara que fue a Nueva York, que fue bailarina de baile hindú, que luego se muda a las urbes de Boston y de Nueva York, pero siempre, aunque nos fuimos de Macún, dondequiera que yo iba, me llevaba a Macún conmigo. Yo soy Macún”, afirmó la escritora esta tarde en conferencia de prensa.

“Aunque ahora vivo en Estados Unidos, hablo inglés y quizás no es la definición de lo que sería un jíbaro ahora, no quiere decir que he dejado eso. La puertorriqueñidad no es algo que tú la dejas. Aunque quieras o no quieras, no la puedes dejar. Yo soy puertorriqueña sea donde esté”, subrayó.

La escritora viajó a la Isla para asistir a cada una de las cinco funciones que se presentarán desde este viernes hasta el domingo, en la Sala Experimental Carlos Marichal del Centro de Bellas Artes en San Juan, por lo que invita al público a llevar sus libros para firmarlos y complacerlos con un selfie, si se lo piden.

(vanessa.serra@gfrmedia.com)
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Compartió estar sumamente entusiasmada por ver sus palabras traducidas en el trabajo actoral y anticipa que la experiencia que la ayudará, incluso, a redescubrir su propia manera de escribir.

“Lo lindo del teatro vivo es que aunque las palabras son las mismas, y los movimientos pueden ser más o menos los mismos las emociones de los actores y las actrices, siempre es algo diferente, dependiendo de lo que ellos sienten, así que para mí es como vivir en ellas las experiencias que tuve yo, y cada día va a ser diferente, porque la vida es diferente cada día”.

Santiago será interpretada en tres etapas de su vida por las actrices Marcela Santiago, Leru Ruiz y Yamaris Latorre, quien la representará como mujer adulta. A través de ellas se recogerán las memorias que relata la autora en su libro, desde que vivía con sus padres en el barrio Macún, hasta que partió con su madre a la ciudad de Nueva York siendo una adolescente. 

“Mi libro presenta cierta época en Puerto Rico que ha cambiado tremendamente en los años que han transcurrido desde que fui niña aquí, pero al ser una obra teatral, es traer los personajes fuera de la página”, dijo.

Cristina Soler procuró llevar la adaptación lo más fiel posible al texto original, e igualmente Latorre, en su estudio para el personaje, siente que ha logrado trascender de la narración para acercarse más a “Esmeralda”. “Es un juego donde vamos creciendo todos y vamos encontrando a Esmeralda en esa búsqueda”, comentó la actriz, agradecida de la oportunidad y de la selección de su colega Soler para dirigir este trabajo, que estrenó en el 2015 para público escolar.

El elenco de “Cuando era puertorriqueña” incluye también a las actrices Madelyn Ortiz y a la misma Soler, y a los actores Ulises Rodríguez y Raymond Gerena.

(vanessa.serra@gfrmedia.com)
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Orgullosa del pueblo puertorriqueño

A la escritora se le escapan las lágrimas al recordar lo maravilloso que fue para ella ver la movilización de miles de puertorriqueños el pasado julio por la renuncia a la gobernación de Ricardo Rosselló. Fue un hecho histórico que la hizo recordar a su tío Vidal Santiago Díaz, nacionalista, dedicado a la barbería en Villa Palmeras y quien fue asesinado por sus ideales políticos.

“Aunque era niña, mi familia hablaba de eso, y digo, ´Qué bueno que se no llegó a eso´, y la gente lo hicieron con tanta inteligencia, con tanta emoción, con tanta pasión y tantos deseos de hacerlo bien”, destacó.

“Me sentía tan orgullosa de lo que el pueblo puede hacer cuando decide que las cosas tiene que cambiar y se puede hacer sin violencia, con las artes, que para mí eso fue especialmente maravilloso, y que todas las edades, grandes y bajitos, niños y viejos, fue algo un gran ejemplo de lo que nosotros somos”.

Santiago tiene dos libros en proceso de edición. Uno de estos, dedicado al recuerdo de quienes fueron sus padres, un hombre de campo y una mujer también de origen rural, que siempre prefirió la ciudad.