En el tercer aniversario de su fallecimiento, lo recordaron con una misa en la parroquia María Auxiliadora en la que el padre Colacho se ocupó de recordarles a los presentes quién realmente fue Tony Croatto, el ser humano que amó profundamente a Puerto Rico, tierra que lo acogió y que le sirvió de inspiración para tantas melodías.

Era la mejor forma de hacerlo puesto que su amiga Jossie Latorre, con quien compartió tantas jornadas con el grupo Haciendo Punto en Otro Son, lo recuerda “como un ser muy espiritual al que siempre le decía que en otra vida debió ser un filósofo”.

En medio de la emoción, la viuda del artista, Lilliam Arroyo, reconoció que estos tres años de ausencia de su adorado esposo, han sido “durísimos”.

“Pero también han sido unos años de crecimiento inmensos, de recibir amor y apoyo pero sobre todo, de mucho crecimiento espiritual”.

El apoyo ha sido de todo el pueblo de Puerto Rico, según dijo en un aparte con PRIMERA HORA.

“Pasar por esto en un banco de cemento o en una butaca bien mullida hubiera dolido igual”, agregó la viuda del siempre recordado artista italo- argentino que, de la mano del productor Paquito Cordero, arribó por primera vez a Puerto Rico para, junto con su hermana Nelly, con la que conformaba un dúo, sustituir a Olga y Tony, los padres de la cantante Lissette álvarez en el desaparecido “Show de las 12”, en momentos en que aquellos se iban de vacaciones. Corría el año 1968...

Poco tiempo después, recordó su compadre Silverio Pérez, ambos se conocieron por vía del actor Axel Anderson en el café teatro El Bodegón de la Caleta. La amistad brotó de inmediato. Todavía, quien se convirtió en su compadre lo recuerda como un hombre “muy analítico, que todo lo organizaba muy bien y con una letra muy clara”.

Abundando en ese pensamiento, Lillian Arroyo recuerda que quien fue su esposo escribía en cualquier cosa cuando la inspiración le llegaba. Contó que su canción “Yo habito una tierra luz” la escribió en la parte de atrás de un papel de lija, mientras trabajaba en la construcción de su casa.

“Yo siento que con la muerte de Tony me hicieron un hueco aquí”, dice, tocándose el pecho con evidente nostalgia. Cercano a ese pecho lleva una cadena, en su cuello, con los aros de matrimonio que ambos intercambiaron cuando contrajeron matrimonio.

Menciona que conoció a Tony porque su ex esposo trabajaba con él. De hecho, llegaron a ser compadres porque Croatto fue designado como padrino de confirmación de uno de sus hijos.

“Pero no fue hasta siete añoss después de mi divorcio que comenzamos nuestra relación. Ni remotamente sospechábamos que un día nos enamoraríamos”, acota Lillian Arroyo.

La viuda de Tony Croatto no sólo atesora sus recuerdos, sino también su vasta obra musical. En sus planes está publicar un discompacto que Tony alcanzó a terminar con las nanas de los poetas Francisco Matos Paoli y su esposa Isabelita Freyre. Espera que el proyecto esté listo para los meses de verano.