La actriz Felicity Huffman se ha declarado culpable, en el caso de sobornos para conseguir ingreso a algunas de las universidades más selectivas de Estados Unidos, dijeron el lunes las autoridades federales.

"Me estoy declarando culpable del cargo presentado en mi contra por la Oficina del Fiscal de los Estados Unidos", dijo Huffman en un comunicado.

"Me avergüenzo del dolor que le he causado a mi hija, a mi familia, a mis amigos, a mis colegas y a la comunidad educativa", continuó la declaración. Quiero disculparme con ellos y, especialmente, quiero disculparme con los estudiantes que trabajan arduamente todos los días para ingresar a la universidad, y con sus padres que hacen enormes sacrificios para apoyar a sus hijos y hacerlo con sinceridad. Mi hija no sabía absolutamente nada acerca de mis acciones y en mi manera profundamente equivocada, la he traicionado. Esta transgresión hacia ella y el público la llevaré por el resto de mi vida. Mi deseo de ayudar a mi hija no es una excusa para violar la ley o comprometerme en deshonestidad ", agrega la actriz.

A Felicity Huffman, quien está casada con el actor William H. Macy, se le acusa de pagarle a un asesor, Rick Singer, 15,000 dólares disfrazados como un donativo para incrementar la nota de su hija en el examen SAT. Las autoridades dicen que la actriz de 56 años también discutió hacer lo mismo para su hija menor, pero al final se retractó.

El Departamento de Justicia de EE.UU. desveló en marzo pasado la red de sobornos millonarios que implica a medio centenar de personas, incluidas familiares (entre las que figuran las actrices Felicity Huffman y Lori Loughlin), responsables de las universidades, supervisores de exámenes y entrenadores.

Del medio centenar de imputados, 33 son padres y madres adinerados que en total pagaron 25 millones de dólares para que sus hijos accediesen a prestigiosas universidades como Yale, Georgetown o Stanford.

"Se trata del mayor fraude de admisión universitaria nunca perseguido por el Departamento de Justicia", aseguró el fiscal general de Massachusetts, Andrew Lelling, en una rueda de prensa en Boston.