Los múltiples escenarios eran un segundo hogar para el intérprete puertorriqueño Jerry Rivera cuando se estrenó como papá. Tenía 18 años al recibir en sus brazos a Zeila Liz para iniciar esta faceta. A sus 19 llegó el segundo en la dinastía de los “Gerardo” y quien eventualmente le seguiría los pasos en la música tropical bajo el nombre artístico de Moa para comenzar a labrar su camino con éxitos como “Nubes” y “Tocando fondo”.

En los escenarios, Jerry consolidaba su presencia con el fervor que provocan los ídolos en la industria de la música. Entrevistas con los medios, posar para fotos, cumplir con una agenda cargada de presentaciones… Pero encontrar un balance entre cantar a nivel profesional y estar presente para ver a sus hijos crecer se convirtió en una prioridad. La ilusión estaba. Nadie dijo que sería fácil.

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“Siempre fue un reto. El éxito que me llegó fue bien rotundo, inesperado”, confesó Rivera en entrevista telefónica desde su hogar en Orlando, Florida, sobre los retoños producto de su relación con Zeila Donis. “Yo no estaba preparado para muchas cosas y fue el desafío de ‘no quiero decepcionar a mis hijos, pero también tengo que valorar y tengo que respetar la carrera que Dios me dio, que Dios me regaló, ese éxito tan grande no puedo menospreciarlo’. Fue ‘¿cómo hago para valorar el éxito y valorar la familia?’ ”, prosiguió el artista en presencia de Moa, quien lo acompañó para repasar con este medio la experiencia de la paternidad.

Jerry Rivera  se convirtió en padre de Moa a los 19 años.
Jerry Rivera se convirtió en padre de Moa a los 19 años. (Suministrada)

“Es un punto bien difícil y por eso es que yo por muchos años paré de grabar discos”, sostuvo el también el padre de Zelina, quien nació cuando el intérprete tenía 27 años. “Me mantuve en mi casa. Viajaba, pero cortaba los viajes. Decía ‘no voy a viajar tanto, voy a viajar menos’. Me he mantenido viajando mundialmente, pero aproveché y dije ‘voy a tomar control, voy a estar dos semanas que no voy a viajar, o este weekend viajo’, o ‘si me quiero agarrar el mes de enero entero, lo agarro, las navidades’. Aprendí verdaderamente a estructurar, planificar”, afirmó la voz de éxitos como “En otra cama” y “Vuela muy alto”.

Y su objetivo rindió frutos. La conexión con sus hijos se lo confirma. De hecho, la química jovial entre padre e hijo se percibió desde el inicio de la conversación con Primera Hora. El tono formal al responder lo alternaban con bromas que decían el uno del otro. Del mismo modo, era notable la admiración y el respeto de Moa hacia el famoso artista como figura de autoridad. También como un ejemplo a seguir no solo en la música, sino como papá de Gerardo III, de 12 años de edad.

¿Qué ventajas y desventajas tuvo criar a temprana edad?

Jerry: “Definitivamente, la desventaja que uno tiene cuando uno es padre joven es la inexperiencia. Por supuesto, no te preparan ni te preparas, por más que trates. A los 18, 19 años, mayormente es una vida de desarrollo. Tú estás, se supone, que para aprender de la vida. La mayoría de las personas deberían estar estudiando, desarrollándose para cuando estén listos y maduros, y con una experiencia vasta de vida y de estudios, comenzar la etapa de padres. Yo, por supuesto, inexperto en todo. Lo lindo al ser padre joven, en el caso mío, me obligó a sentar cabeza, a dedicarme a mi carrera con mucha más seriedad, a ser más aplicado en todo y, realmente, cuando tú ves la sonrisa y la mirada de un niño, es una conexión extremadamente fuerte. Tú sabes que ellos dependen de ti. Me acuerdo cuando era pequeñito cómo miraba a mi papá, como miraba a mis padres, como los héroes. Uno no quiere decepcionar a los hijos, y uno se preocupa muchísimo”.

Moa, ¿cuándo te enteraste de que tu padre es una figura muy conocida?

“Desde pequeño la gente me decía comentarios y yo decía ‘¿cuál es la cosa con papi?’. No entendía a la gente. Cuando yo estaba en recreos, en meriendas en kínder, en primero, segundo, tercero (grado escolar), siempre era ‘tu papá esto, tu papá lo otro’, y me enseñaban fotos de él y yo ‘¿por qué papi se tira tantas fotos’, ‘¿papi se cree lindo?’, ‘¿papi se cree modelo?’, ‘papi se tira fotos con camisas abiertas, no entiendo’. Hasta que un día empecé poquito a poquito a escuchar las canciones. Me llevaba para el estudio, y yo ‘ah, papi es cantante’. Fue bien a temprana edad que me di cuenta y, musicalmente hablando, siempre ha habido una admiración increíble de parte mía”.

¿Cómo era ese papá en casa?

“Yo nunca lo vi como una figura pública. Nunca lo vi como un artista porque la cara que yo siempre veía no era la misma versión que tenía el público. Él era chistoso, vacilador en casa. No me puedo quejar nunca del padre que ha sido. Demasiadas enseñanzas buenas. Me enseñó todo lo que es ser un hombre. Tremenda figura paternal y siempre ha sido un relajo en la casa. Me crié con un papá normal. Yo no vivía en el estudio, en las alfombras (rojas), en los estadios. Yo solamente estaba en casa estudiando, jugando baloncesto, haciendo artes marciales y él siempre estuvo presente. Ha habido mucha admiración de parte mía hacia mi papá y fue una crianza normal”.

Jerry, ¿cómo trabajabas para que tus hijos permanecieran con los pies en la tierra con un papá famoso?

“Siempre les enseñé que uno no puede dejarse llevar, porque los muchachitos en la escuela le hacían comentarios, ‘tu papá esto, tu papá lo otro’, o ‘regálame esto porque tú tienes dinero’, con prejuicios, como cuando a veces te dicen ‘mira, te olvidaste de los pobres’. Yo les decía ‘no le hagas caso a nada de eso’. La gente muchas veces no entiende que uno también fue pobre. Yo viví bajo escasos recursos. No fui criado con mucho dinero ni nada de eso. Simplemente, fue una bendición que Dios me dio a mí y nunca trates a nadie como que tú eres de una clase social y ellos de otra. Todos somos iguales. Quizás tienes un poco más de dinero que otras personas que tú conoces porque tuvimos una bendición, pero mi papá no fue de dinero, mi mamá tampoco. Mi abuela vivió muy pobre en el campo. Vivió en una casa de madera. Mi mamá vivió en una casa que era prácticamente de madera y paja. Usaban letrina. Yo le expliqué a él todo eso, que no deje que la fama lo haga creer que somos diferentes. Lo que somos es una familia de personalidades conocidas, pero nada más, y se lo explicaba”.

¿Cuándo te das cuenta de que Moa tiene un interés mayor en la música?

“Yo sabía que le gustaba la música porque se pasaba escuchando y tocando como ritmos en el cuarto. Le gustaba mucho la música rap, la música de Luis Miguel, que es uno de los fanáticos heredados, de Ricardo Montaner, le gustaba la música rap, salsa. Me refiero a cuando niño, 8,10, 12 años. No lo veía como que él quería dedicarse a la música. Pero sí sabía que tenía el talento. Pero nunca le inculqué hacer algún tipo de trabajo. ‘Dedícate a lo que te guste, pero hazlo con la mayor excelencia que puedas, con el mayor respeto hacia tus compañeros y todas las personas que están pendientes a tu trabajo’”.

A los padres les gusta mucho proteger. ¿Hubo alguna preocupación tuya sobre su deseo por dedicarse a la música?

“La hay… Moa es un tipo que tiene un defecto, que es que se enamora muy rápido, muy fácil (Moa ríe). Son cositas que, desde pequeño, muy chiquito, tenía ese defecto. Veía a una nena y no pasaban diez segundos y se quería casar, ‘esa nena es bien linda, me quiero casar’, y yo ‘pero, ¿cómo que te quieres casar?. Tú no sabes si le gustas a ella, si le caes bien, tú no conoces a la familia’ (ríen). Siempre hay preocupación. En este trabajo hay mucha gente tramposa, hay mucha gente estafadora. Es peligroso también. Pero uno no puede vivir con miedo. No soy de los que vive del miedo. Lo que te guste, hazlo, y de la mejor manera posible. Y los valores. Es esencial. Si tú basas tu vida con respeto y en honrar a Dios y a tu familia, yo creo que lo demás se te va a hacer mucho más simple”.

Moa, ¿cómo va ese asunto de que te enamoras rápido?

“Yo trato de portarme bien siempre (ríe). ¿Qué te puedo decir? La mujer es hermosa. La mujer es la creación más perfecta y hermosa que Dios ha creado. Pero siempre trato de tener los pies en la tierra y trato de tener visión y de llevar en mi vida lo que es el ejemplo maternal que tengo, de lo que es una mujer buena. Obviamente, todo el mundo tiene sus experiencias en la vida. Todo el mundo se ha enamorado y se ha desenamorado, y trato de tener la visión más clara posible de lo que es una mujer buena para no tener que tropezarme tanto en la vida y no tener que sufrir… y no hacer tantas canciones de despecho, y hacer música más feliz y de rumba (ríe). Pero en general, él me lo dice para cucarme, pero yo no me enamoro tan fácil”.

Fuera de la música, ¿qué les gusta hacer juntos?

Moa: “Las artes marciales, jiu-jitsu y karate. Siempre estamos practicando con nuestros maestros, que llevan enseñándonos hace más de 15 años. Vemos peleas de UFC. Nos gusta mucho el deporte UFC. Tenemos amistades y colegas que son artistas marciales que compiten en grandes empresas como UFC. Estamos bien metidos en ese deporte”.

En personalidad, ¿en qué te pareces a tu papá?

“Somos vaciladores. Nos gusta mucho el sentido del humor. Disfrutamos y vemos la vida de una forma bonita. Yo aprendí a ver la vida con sentido del humor para que, hasta cuando estés triste, te sientas feliz, y tenemos eso en común. Y en respetar a la mujer y ser un hombre íntegro y tener valores, más que nada”.

Cuéntanos algo de tu papá que no conocemos.

“Hace varios añitos que lo acompañé a una compañía, a una fundación (sin fines de lucro). Ha hecho muchas contribuciones, pero lo ha hecho en silencio, de una manera que es de buena fe. Y ha sido ejemplo para la familia. Le gusta ayudar a todo el mundo, a los amigos, a las amistades, sus hermanos, hermanas, padres, a todo el mundo. Siempre ha sido una persona de dar más que nada y me gusta porque es una persona ‘selfless’ (desinteresado). No es una persona egocentrista”.

Jerry, ¿qué atesoras de la experiencia de ser padre?

“Muchas cosas. Para ser padre me baso en mi niñez. Yo recuerdo con la emoción, con la ilusión que yo veía a mi papá cuando llegaba de trabajar, cuando hacía algo que se destacaba, y esa felicidad es la que yo uso para ser padre. No hay nada más bonito que la sonrisa de un niño y cuando pasan los años, el resultado más bonito es que tú veas a tus hijos haciendo lo correcto. Para mí lo más importante es que mis hijos sean creyentes de Dios, que sean respetuosos, que sean amorosos con la familia, con los amigos. Eso para mí es el mayor triunfo”.

¿Qué orgullo sientes sobre Moa?

“Moa alcanzó más de un millón de ‘listeners’ (oyentes) y me decía que como que yo no era muy emocional, ‘papi como que no se emociona’, y sí, me emociono por ese logro, pero más valoro cuando tuviste aquel amigo tuyo enfermo que ya no está contigo, que lo fuiste a ver, lo abrazaste y compartiste con él, compartiste con su familia. Esos momentos que tú le regalaste a él, de alegría y de vida, que ya casi no tenía, eso para mí es lo más grande que tú puedas hacer. Lo más orgulloso que me siento yo como padre es que lo veo a él que abraza a su hijo, que le da un beso a su hijo, que comparte con él, que juega con él, que respeta a su madre, que respeta a su familia, que no importa la condición que sea, el amor va por encima de todas las cosas. Eso es lo que me llena más de orgullo de mis tres hijos”.

Moa, ¿cuánto disfrutas tu experiencia como papá?

“A los 18 tuve al nene mío y mi vida entera cambió en un día, porque esos nueve meses que él estuvo en el embarazo, yo como que no había caído en cuenta y el mismo día en que nació, fui la primera persona que lo agarró en las manos. Él me dio una miradita y yo me enamoré en ese momento, y mi vida entera cambió. Yo dije ‘me voy a entregar a este bebé y le voy a dar mi vida entera, cueste lo que me cueste. Por muchos años como que me abandoné, se me olvidó el tipo de ropa que me gustaba, se me olvidó el estilo de música que a mí me gusta. Me entregué a él totalmente. Me fui a vivir solo a los 17 años y tuve muchas experiencias bonitas, porque quizás yo criándome en casa de mi papá, que tuvo éxito a temprana edad, yo quizás pensaba que la vida era un poquito más fácil, y cuando me topé con la realidad, que me fui a trabajar de cocinero, trabajando en tiendas de ropa, en ‘car wash’, haciendo ‘delivery’ de pizza, me encontré con mucha experiencia y aprendí mucho en la vida y eso ha forjado mucho mi carácter hoy día. (…) Con mi hijo soy bien entregado y trato de estar presente lo más posible. Puedo llegar de un viaje escrachado, como decimos en Puerto Rico, cansado, y me digo ‘lo primero que voy a hacer es buscar a ese nene’, y así lo estoy haciendo. Por los hijos uno aprende a darlo todo”.

Jerry, ¿es distinta la crianza de papá y de abuelo (el cantante tiene cuatro nietos: dos varones y dos niñas)?

“Completamente. Absolutamente. El papá regaña y a veces tiene que meterle la mano a los hijos porque hay que hacerlo. Pero el abuelo nunca hace eso. El abuelo no regaña, el abuelo aconseja y es una diferencia grande, como cuando le dices ‘no hagas eso que eso es malo’, y si está muy difícil, ‘mira, que yo no quiero que tu papá se entere’, (y el nieto responde) ‘no, no, no’. ‘Ah pues, vamos a, entre tú y yo, arreglarlo’”.

¿Cómo van a celebrar el Día de los Padres?

Jerry: “Me parece que yo estoy de viaje, pero si es así, comoquiera lo hacemos antes o la semana después. Siempre nos sentamos juntos en familia a compartir y a pasarla bien, como hacemos a diario. Te confieso que nosotros lo más que celebramos aquí son las actividades de los niños. Las actividades de los adultos es como más para los niños, como quien dice. Si es un cumpleaños de un adulto compramos cosas de niños y hacemos la fiesta para los niños. También me acostumbré... trabajé mucho en cumpleaños míos, de familiares, y ya tenemos la costumbre de celebrar todos los días la vida”.