Guayama. Quienes son seguidores del cantante puertorriqueño Ricky Martin en las redes sociales han atestiguado su nueva obsesión: el kite surfing.

Su atracción por este deporte extremo tomó fuerza el pasado mes, cuando la estrella del pop latino reveló a través de Twitter e Instagram que estaba tomando clases en las playas locales.

Publicó, inclusive, imágenes deslizándose sobre el agua al ritmo que lo llevara el cometa.

“Mantén la calma y practica kite surf en Puerto Rico todo el año”, fue uno de los tuits compartidos por el artista, que ahora pasa gran parte del tiempo en su hogar en la Isla.

El intérprete del Come With Me es una de las tantas personas que se están sumando a este deporte derivado del wake board.

Kelvin Hernández, propietario e instructor de Guayama Kite Boarding School es también producto del auge que ha tenido este deporte en los últimos cinco años, aunque llegó a las costas boricuas entre finales de los 90 y comienzos del 2000.

El kite surfing o el kite boarding (la diferencia se basa en el tipo de tabla) se define como un deporte de deslizamiento guiado por un cometa de tracción.

El cometa o kite está atado a unas cuerdas que se unen en una barra controlada por el kiter o deportista, y cuya fuerza provoca el deslizamiento de la tabla sobre el agua.

“Los cometas hace 14 años eran extremadamente peligrosos. La liberación no era eficiente, era bien difícil quitarle poder”, indica Hernández, quien hace ocho años identificó la playa Los Bohíos en Guayama como un spot perfecto para deporte por sus consistencia en la velocidad del viento (promedio de 19 millas).

“La ingeniería que le han implementado de ese tiempo hacia acá, permite que el kite tenga más seguridad y sea más estable en el aire”, agregó, mientras denunciaba la necesidad de zafacones a lo largo de la playa para mantenerla atractiva para la fanaticada de esta disciplina.

Este deporte extremo lo puede practicar cualquier persona que no tenga padecimientos de la espalda, preferiblemente a partir de los 12 a 13 años, aunque hay quienes se inician con menos edad.

“Me hace sentir libre, me hace sentir un contacto directo con la naturaleza, donde puedo darme cuenta de que algo natural como el viento nos permite tanta diversión”, expresó el instructor sobre lo que experimenta al casi volar sobre el agua.

No hay que ser un surfista para unirte a esta fiebre, pero sí es requisito saber nadar, aun cuando parte del equipo de seguridad es un salvavidas.

En Puerto Rico se practica a nivel recreacional y competitivo en las playas de Isla Verde y Ocean Park, Dorado, Isabela y Guayama.

Desde 2008 se creó la Federación de Kite Surfing de Puerto Rico con el propósito de fomentar y regular su práctica.