Montevideo, Uruguay. El fuego calienta los tambores de candombe en los barrios Sur y Palermo, los mas pobres y negros de la ciudad. El ritmo diferencia a las distintas tribus que con sus llamadas invitan a los otros a formar una unión con sus ancestros africanos para recordar cultos religiosos y guerreros.

Como todos los años, las llamadas dan inicio en los primeros días de febrero y son la antesala del Carnaval uruguayo, siendo éste el más largo del mundo y la fiesta popular más importante para los descendientes afrouruguayos.

En cada comparsa desfilan primero el portaestandarte, luego llegan las banderas, detrás un conjunto de artilugios de fantasia: lunas, estrellas, medialunas, íconos que hacen referencia al islam, la religión que tenía la mayoría de los esclavos cuando llegaron a Rio de la Plata. Los tambores del candombe, precedidos de las vedettes son el pulso del desfile. La fantasía, los colores y los movimientos de caderas hacen olvidar por varios días las necesidades sociales de los barrios negros de Montevideo. La fiesta del Carnaval está servida.