Cuando Luis Daniel Rivera fue escogido en primer grado para recitar una poesía, no tenía conciencia para reconocer el talento que comenzaba a despertar.

Lo supo después, llegado a la escuela superior en el pueblo de Manatí, donde obtuvo el espaldarazo de su maestra de español.

“Estando allí, llega a darnos una conferencia Santiago Lavandero y yo le recito el monólogo de ‘Segismundo’. Y Santiago Lavandero en aquel momento me dice: ‘Definitivamente tú sabes cuál es tu vocación; el actor te sale por los poros’ y me motivó muchisímo”, recuerda el experimentado actor.

Las experiencias en el escenario escolar delinearon una carrera que, a sus 64 años, este utuadeño observa con plena satisfacción y un dejo de nostalgia.

“Eres actor siempre. Nunca dejas de ser actor, de manera que la nostalgia de la que hablo es la falta de taller. Siempre digo que si las cadenas importantes de Puerto Rico hicieran aunque sea una telenovela, habría trabajo de sobra para toda la clase artística puertorriqueña”, opina.

Luis Daniel Rivera formalizó su carrera a los 18 años, cuando debutó en las radionovelas, en las telenovelas (en vivo) y en el teatro.

Su formación fue intensa, y a la vez, completa. También se destacó en otras áreas fuera del arte. Trabajó en el periódico El Mundo en el área de circulación y en la vaquería Tres Monjitas como gerente de ventas al por mayor.

De allí lo rescató Esther Palés, quien le consiguió un contrato con Telemundo (1972) y empezó a trabajar en la telenovela de las 2:00 de la tarde, cuyo título no recuerda.

El éxito no tardó en llegar. El detonante fue el melodrama El hijo de Ángela María (1974), junto a Rolando Barral y Johanna Rosaly.

“Fue un éxito tan grande y tan grande por todo Latinoamérica, que en República Dominicana, cuando se iba la luz, la gente corría de un lado a otro; sacó 90 puntos de rating, o sea, se paralizaba el país”, cuenta aún con cierta sorpresa.

Su proyección como galán de novela trascendió la pantalla local e incluso la televisión, al llegar al cine con una adaptación de El hijo de Ángela María.

Se destacó como presentador (Súper Show Goya) y actor (Llanto en mi ciudad) en República Dominicana. En México, asimismo, se ganó el respeto de sus pares, al punto de llamarlo “Señor Actor”.

De todos sus estelares, escoge El hijo de Ángela María, Cristina Bazán y La Fiera, como los más trascendentales en su sólida trayectoria.

“Yo creo que yo cumplí mi misión como figura puertorriqueña y como actor puertorriqueño y la historia está ahí; y la historia se encarga de que perdures”, afirma quien ha estado casado con Leonor por 46 años.

En esta unión, procreó tres hijos, Luis Daniel, Waleska y Lizbeth, quienes le han regalado cinco nietos.

“Siempre he sido como mamá gallina con mis hijos; extremadamente protector con mis tres hijos y con mis nietos”, comenta orgulloso.

Vuelve a la pantalla

En estos días, Luis Daniel Rivera ha abandonado su “semiretiro” para revestirse del coronel “Rogelio Acevedo” en la serie de intriga policiaca Factor Mujer, que estrenará este mes por Wapa. La trama lo coloca al lado de la actriz Guelmarí Oppenheimer como la detective privada “Julia”, quien tiene como primer objetivo encontrar a su hijo.

“Está escrita y producida de manera que se queda abierta para una posible continuación y para la imaginación del público, porque, por ejemplo, mi personaje es un hombre que domina perfectamente todo el aspecto investigativo policiaco, incluso, es quien le enseñó a ella y prácticamente es un protector, pero a la misma vez en términos interpretativos le hemos buscado la manera de que el público pueda tener su opinión respecto al personaje”, detalla con su innegable voz de locutor.

Luis Daniel Rivera, en tanto, dice tener una fórmula administrativa para echar a correr de nuevo la industria de las telenovelas. Lo que faltan son los inversionistas. Lograr una telenovela con proyección internacional es su sueño dorado.

“Quisiera hacer más cosas, definitivamente, pero no las hay. En teatro a veces he hecho algunas cosas; pero a estas alturas de mi vida solamente quiero hacer aquello donde me sienta cómodo y donde pueda aportar por el amplio conocimiento de la industria”, manifiesta, quien es contratado constantemente como maestro de ceremonia.

Luis Daniel dice estar ajeno a las incidencias internas de la Corporación de Puerto Rico para la Difusión Pública (WIPR), estación en la que estuvo activo durante la administración de Jorge Inserni.

“Estoy retirado totalmente de lo que pasa internamente en el canal; miro de afuera, como cualquier persona. Evidentemente había más producción en esa época que tuvimos esa responsabilidad. Y viendo desde afuera, veo que los actores están luchando por mantener el taller dramático y que por lo menos tengan trabajo, pero como para establecer una opinión responsable, no tengo el conocimiento de la operación interna”, dijo sin más.

El artista acepta el paso del tiempo. Quizás su cabello y su bigote son los mejores testigos que, aunque siguen abundantes, ya no son tan negros.

No obstante, su pasión por el arte que nació con él está intacta, tanto que se presenta como si estuviese listo para pararse frente a las cámaras. Y así quiere llegar hasta el último capítulo de su vida.

“Me da un poquito de nostalgia cuando veo actores como Julio Alemán; cuando ves a José Bardina (1939-2009), que tuvo la oportunidad en Miami, los otros días, de hacer su última telenovela antes de morir; pero murió con las botas puestas y así quisiera morir yo, con las botas puestas, concluyó con lágrimas iluminando sus ojos.