María Celeste Arrarás abrió su corazón en pleno duelo para hablar sobre la repentina muerte de su pareja, el empresario venezolano Raúl Quintana, quien sufrió un infarto a principios de mayo mientras se ejercitaba en Miami.

En entrevista con la revista People en Español, la periodista puertorriqueña dijo que recién llegaba a Madrid el 2 de mayo para asistir a un evento deportivo. En su viaje también tenía programado realizar un peregrinaje por el Camino de Santiago junto a unas amigas. Al comenzar estas vacaciones que planificó durante un año, recibió una llamada de su hijo mayor Julián desde Miami.

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“Julián, mi hijo mayor, me llamó alarmado para decirme que los paramédicos estaban en la casa porque Adrián (su otro hijo) había encontrado a Raúl inconsciente, junto a la máquina caminadora en la que había estado ejercitándose”, relató María Celeste.

“Todo me pareció irreal porque en el teléfono podía escuchar al personal médico tratando en vano de resucitarlo. Mi hija Lara, que lo adoraba y que lo acompañó en la ambulancia, me iba explicando lo que sucedía hasta que fue evidente que ya nada más se podía hacer”, contó.

“No habían vuelos de regreso a casa sino hasta el día siguiente, pero por suerte estaba acompañada de un grupo de amistades de toda la vida que me cuidaron mucho y se encargaron de coordinar todos los pormenores para mi regreso”, señaló la mayagüezana de 63 años.

María Celeste y Raúl, quien tenía 57 años, se conocieron hace años en el club Fisher Island en Miami y siempre hubo una gran atracción física, según dijo.

En el 2010 la periodista lo denunció por violencia doméstica, pero el caso se desestimó. Luego, la pareja volvió a darse una segunda oportunidad.

“Fue un incidente aislado que yo reporté en su momento y que llevó a un periodo de separación. Después de un tiempo considerable le di una oportunidad y jamás en la vida volvió a haber algún tipo de problema entre nosotros”, indicó.

“Hace dos años Raúl y yo volvimos a retomar la relación y esta segunda vuelta fue aún mejor que la primera. Creo que ambos maduramos y corregimos los fallos de cada cual y sí, estábamos viviendo juntos una etapa muy plena y muy feliz con grandes planes futuros”, aseguró.

Raúl fue militar en su juventud y después se dedicó a los negocios. “Al momento de su muerte colaboraba con el Museo de los Navy Seals y otra organización llamada Trident House, que ayuda a las familias de los Navy Seals muertos en combate”, dijo María Celeste.

La periodista dijo estar tranquila pues le demostró su cariño a Raúl en todo tiempo, incluso, antes de irse para Madrid le dejó una nota escrita a mano.

“Yo tengo una narrativa interna sobre lo sucedido que es muy positiva y que me ayuda mucho a lidiar con la pérdida. Constantemente me recuerdo a mí misma que la muerte lo sorprendió en el momento más feliz de su vida, algo que él repetía casi a diario. Me recuerdo a mí misma que murió tan repentinamente que por eso no sufrió”, sostuvo.