Muerde la política de Casa Blanca

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 18 años.
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Para el escritor puertorriqueño Luis Rafael Sánchez, su novela “Indiscreciones de un perro gringo” implica “un cambio total” en su dirección como escritor y un abandono “del arte nativo” de anteriores novelas como “La guaracha del Macho Camacho” o “La importancia de llamarse Daniel Santos”.
Se trata de una historia de ficción en la que recrea, a través del perro “Buddy”, los entresijos de la Casa Blanca durante la presidencia de Bill Clinton.
El autor explica que esta novela, la primera que publica en los últimos 20 años, “no es realismo mágico”, sino “cibernético”.
Esta vez, además, utiliza el recurso del “texto encontrado”, en este caso en un tren de Nueva York, para narrar la historia del “primer perro de Estados Unidos” durante el mandato de Bill Clinton (1993-1997).
“El primer perro Buddy Clinton” habría sido sometido a un experimento cibernético de “humanización” por parte de “científicos, poetas y filósofos” que investigan si “el cuadragésimo segundo Presidente de Estados Unidos de Norteamérica cometió herejía genital al quedarse a solas con la bella señorita Mónica Lewinsky”.
En una desternillante sucesión de acontecimientos en la línea de los libros más divertidos de Eduardo Mendoza, el lector será partícipe de las vicisitudes por las que pasa el fiel amigo del Presidente y “la exquisita primera dama Hillary”.
“¿Por qué no ladré?”, se pregunta el can protagonista pensando que podría haber evitado el desprestigio de su amo y los futuros reproches de los investigadores.
En la novela se refleja también, según Sánchez, la “suspicacia étnica” existente en las grandes urbes, como Nueva York, donde existe “un sustrato de insatisfacción y de falta de solidaridad” entre los diferentes grupos étnicos que la componen.
“Los suramericanos no son un todo homogéneo”, y estas suspicacias étnicas se reflejan hasta en la cocina, pues miembros de comunidades muy parecidas culturalmente se niegan a comer los platos tradicionales de los otros, según el autor.
Pero, más que una crítica a la sociedad americana o un análisis histórico político, “Indiscreciones...” es un libro divertido.
“Apasionado lector de la Biblia y el Corán, pero como literatura”, el autor considera que los intelectuales “poco pueden hacer” en la política y defiende que “tienen que estar en la acera opuesta del poder, que tiene la gran capacidad de halagarte, de enamorarte”.
El intelectual tiene que “trabajar con absoluta honestidad, entender que no puede prestarse a las manipulaciones que caracterizan a los políticos, tiene que ser una voz en el desierto, sobre todo, en nuestro país”.
Luis Rafael Sánchez trabaja en otras dos novelas, una en la que “caribeñizará” a Miguel de Cervantes y otra sobre Nueva York, “donde cada día más se concreta el gran sueño bolivariano en una gran ciudad del español, cada día se hispaniza más, enérgica, vibrante”.