Se inventan una moral, unos principios éticos y, con ellos, rígidas reglamentaciones que sólo aplican a determinados grupos sociales. ¿El verdadero objetivo? Ejercer control o buscar una manera rápida de resolver problemas inexplicables, caiga quien caiga en la redada.

Así funcionan los gobiernos, al menos el de Puerto Rico en los finales del siglo 19 y principios del 20, cuando miles de mujeres fueron catalogadas indiscriminadamente como “prostitutas”.

“Prostituta era la mujer que iba a bailar bomba, la mujer blanca que andaba con un negro, la que vivía en concubinato... Si yo te caía mal, tú ibas y decías que yo era prostituta y me encarcelaban”, explica Nieve de los Ángeles Vázquez Lazo, quien desarrolla este tema en el libro “Meretrices: La prostitución en Puerto Rico de 1876 a 1917”.

El texto, presentado el jueves en el teatro del Recinto Metropolitano de la Universidad Interamericana, en Río Piedras, se centra en las leyes de higiene que imperaron en esa época, la mayoría de éstas aplicadas “en contra de la mujer pobre”.

“Se regulaban los encuentros sexuales, la población, los posibles focos de revueltas sociales”, explica la historiadora graduada de la Universidad de Sevilla en un programa conjunto con el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, en San Juan.

Como ejemplo ofrece la situación de la epidemia de sífilis en la época que estudia. Al no haber evidencia médica sobre esta enfermedad, el remedio f'ácil era culpar a las “supuestas prostitutas” y por ende castigarlas limitándoles su libertad.

Investigaciones sistemáticas como ésta revelan, de esa forma, que cualquier semejanza con la situación actual de la Certificación de Ley 99 –que prácticamente prohíbe el matrimonio homosexual– y la reciente restricción sobre la sodomía, no es pura coincidencia, consiente la también periodista.

“Por eso es necesario que el Gobierno tenga historiadores en los comités que atienden estos asuntos”, establece.

“Meretrices...”, inicialmente la tesis doctoral de Vázquez Lazo, se caracteriza por la precisión en los datos y una redacción plena de recursos literarios que facilitan la lectura para un público amplio.

Se trata del producto de un proceso “detectivesco”, según lo identifica su autora. Es que, a diferencia de otras realidades políticas, las relacionadas con la mujer “tendían a no documentarse”, por lo que tuvo que “escarbar” en acusaciones policiacas y registros de hospitales para luego “armar las piezas”.

El hallazgo de La Cebolla es una de esas reconstrucciones. Ese título dio a conocer un periódico fundado por prositutas para su gremio. Aunque se distribuyó en La Habana, Cuba, ilustra la toma de conciencia por parte de un grupo que se siente marginado y, para ejercer resistencia, echa mano de los recursos disponibles, en este caso la ley de libertad de imprenta que rigió en Puerto Rico y Cuba en ese periodo.

“Es muy importante que la gente despierte. Cuando miramos sociedades prehistóricas, tenemos sociadades libres sexualmente, pinturas rupestres que hoy diríamos que son orgías, mujeres masturbándose. Los moralismos éticos vienen mucho después en la historia de la humanidad, y nos los quieren vender como que son de siempre, pero en realidad son controles”, afirma la investigadora nacida en Cuba.

“Meretrices...” puede conseguirse en las librerías Norberto González y Borders, y a través de la página www.meretrices.org. Una secuela podría estar cuajándose en un trabajo que conduce Vázquez Lazo actualmente, atisba.