Olga Merediz a sus anchas en Broadway

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 16 años.
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Dos años fue el tiempo que se dio la actriz y cantante Olga Merediz para probar suerte en el competido ambiente de Nueva York.
Ese periodo inició en el año 1981 y ya vamos por el 2009 y no ha parado, ni siquiera para darle espacio a su vida personal.
“Lo mío es trabajar, trabajar y no hay tiempo para lo otro”, dice mientras disfruta de un respiro en la Isla después de una temporada en el musical de Broadway, In the Heights, escrito por el actor puertorriqueño Lin-Manuel Miranda.
La egresada de las escuelas Parkville y Commonwealth High School caracteriza a la abuela “Claudia” en la galardonada producción, que retrata a tres generaciones en el barrio hispano Washignton Heights en el alto Manhattan.
“Es esa figura matriarcal del barrio, que todo el mundo sabe que está ahí, que si necesitas un sandwichito, ve a ver a la abuela porque ella te va a cocinar; ella es la que da consejos, es la que cuida, es esa madre latina, calurosa, generosa que siempre tiene tiempo para hablarte, lo opuesto a mí completamente”, detalla la artista criada en Santa Rosa, Bayamón.
Su caracterización e interpretación de la canción Paciencia y fe le mereció una postulación al premio Tony a la mejor actriz de reparto (2008).
“Ha sido una tremenda experiencia, he aprendido muchísimo de actuación, de cómo cuidar la voz, de tener paciencia y fe, porque yo no tengo paciencia para nada, pero he tenido que aprender eso”, declara quien además ha trabajado en los musicales Reckless (2004); Man of La Mancha (2003); Mamma Mia! (2001); Les Misérables (1987-2003) y The Human Comedy (1984).
“Lin-Manuel es una persona tan talentosa, con tanta creatividad y un corazón de oro, tiene un corazón del tamaño de Puerto Rico”, afirma del autor.
“Tuvimos mucha química en el escenario, yo lo quiero mucho, estamos muy conectados, y lo extraño mucho, porque él ya no está en la obra, lo está haciendo un puertorriqueño que se llama Javier Muñoz”, agrega quien contempla estar un año más en esta pieza.
Olga Merediz inició su carrera en una época en la que no había tanta apertura hacia los latinos en los Estados Unidos como ahora, sin embargo, le fue fácil.
“Hay que seguir luchando, porque está Jennifer López y Salma Hayek, inclusive hace un mes por poco me dan un papel protagónico en una serie de televisión que se llama Mercy, llegué hasta el final con otras cuatro personas, so, siempre hay una oportunidad”, asegura.
El estereotipo del latino, no obstante, prevalece.
“A mí todavía me llaman para hacer papeles de la criada y yo entonces tengo que pensar: hago esto, no lo hago, a lo mejor no, depende del papel, depende del director, si estás actuando con otros actores buenísimos o si no, pero todavía tenemos que luchar un poco más”, apunta la abogada “Carmen Santos” en la serie Past Lives del canal Fox.
Entre el cine, la televisión y el teatro, esta vegetariana part time se inclina por las tablas.
“Me encanta el teatro, porque tienes esa reacción del público tan inmediata que algunas veces estás ahí cantando y se te paran los pelos, porque recibes la energía del público”, manifiesta la además protectora de animales.
Olga Merediz estaría encantada de trabajar en la Isla, y más aún si se tratara de una obra del cineasta Jacobo Morales, pero no se ha dado.
Por lo pronto espera venir en el otoño de 2010, como parte de la gira In the Heights. Proyecta, asimismo, grabar un disco de jazz, música caribeña y algo más italiano.
Todos estos proyectos los encamina a la vez que intenta darse espacio para vivir.
Su profesión, confiesa, le absorbe ese lado personal que todo individuo añora.
“Tú vives para hacer esa obra, ese personaje es tu vida y hasta tu identidad se pierde un poquito y tú tienes que luchar para mantener lo que es Olga”, precisa.
Terminar una obra musical, hacer nuevas películas y seguir actuando en Broadway son otros de sus planes cercanos.
Casarse con su novio puertorriqueño Raúl, en cambio, no es su prioridad.
“Tengo un poquito de miedo al divorcio, siempre ha sido así. Yo estuve comprometida dos veces y dije: 'Hello, goodbye'”, cuenta.
Olga viaja con frecuencia a la Isla a compartir con sus hermanos y primas, pero ya anhela tener su pedazo de tierra.
“Me encantaría tener un terrenito, una casita, a lo mejor por allá por Fajardo”, concluye.