Con su habitual porte de superestrella, pero sonriente y accesible, la reina del pop mexicana Paulina Rubio compartió hoy con cientos de fanáticos que desde tempranas horas de la tarde la esperaban frente a la entrada principal del primer piso de la tienda JC Penney, en Plaza Las Américas, en Hato Rey.

El encuentro, por motivo de la promoción de su perfume Oro y también el lanzamiento del nuevo álbum Gran City Pop el 23 de junio, estaba pautado para las cuatro de la tarde.  Sin embargo, “La Chica Dorada”, como toda diva, se hizo esperar y arribó a las 4:50, provocando la algarabía de las personas que enseguida sacaron cámaras para obtener una imagen de la intérprete de Yo no soy esa mujer y Ni una sola palabra.

Ataviada en un traje con detalles en negro y dorado, y con unas gafas negras en montura roja, similares a las que utiliza en su nuevo vídeo Causa y efecto, la cantante arribó fuertemente escoltada y comenzó a firmar autógrafos cordialmente, pero con rapidez.

También tuvo el detalle de retratarse con sus seguidores y de acercarse al borde de la tarima montada frente a la tienda para poder saludar de cerca a varios fanáticos en sillas de rueda.

Una de ellas fue la quinceañera Estefanía Rivera Pérez, paciente de perlesía cerebral, quien comunicó a Primera Hora que lo más que le gusta de Paulina Rubio es “su pelo y su sonrisa”.

“Hola a todos.  Los quiero con todo mi corazón.  Gracias por la presentación de este perfume y gracias a Puerto Rico y gracias a medianos, chicos y grandes por estar el día de hoy.  ¡Que viva el amor!  Los quiero mucho, gracias”, fueron las palabras de bienvenida que expresó la vocalista a su llegada al evento.

Otras admiradoras que se dieron cita fueron Paola Figueroa (20), Alexandra Rivera (19) y Andrea Emanuelli (13), quienes destacaron ser fanáticas no sólo de la música de Paulina Rubio, sino también de su pelo, su proyección de diva, su forma de ser y la seguridad que emana.  De hecho, el trío de chicas tuvo la oportunidad de asistir al concierto que la intérprete ofreció en el 2007 en el Coliseo de Puerto Rico, como parte de su gira de conciertos Amor, luz y sonido.

Damaris Serrano, una pequeña de tan solo ocho años, estuvo acompañada por su mamá y esperaba impaciente a la cabeza de la fila VIP, diseñada para las personas que habían obtenido un frasco del perfume Oro.  Otra fila para público general comenzaría a fluir eventualmente.

Además, muchos curiosos se ubicaron en el área para poder ver de cerca a la famosa “Pau”, como le llaman sus seguidores.

Mientras el público esperaba por la artista, un Dj se encargó de ir enciendo los ánimos con éxitos de la trayectoria de la diva mexicana, como Baila Casanova, El último adiós, Dame otro tequila, Si tú te vas, Y yo sigo aquí, Te daría mi vida, Mío, Todo mi amor, Ayúdame y Nena, que grabó a dúo con el español Miguel Bosé.