Al parecer, la belleza se ha vuelto una verdadera obsesión para Rodrigo Alves, más conocido como el "Ken humano" por su parecido con el famoso novio de la muñeca Barbie, y por las más de 150 operaciones que se ha realizado con tal de mejorar su aspecto.

El brasileño de 34 años sorprendió esta semana tras volver a realizarse tres cirugías estética, a pesar de las constantes advertencias médicas sobre los complicados problemas para la salud que nuevas operaciones podrían traerle.

Ahora, Alves se intervino la barbilla, las cejas y se practicó una rinoplastía, haciendo caso omiso a las indicaciones de que si volvía a operarse la nariz, podría perderla. Todo esto fue realizado en una clínica estética de Teherán, Irán.

"Después de tanto botox desde los 20 años, mis cejas se habían vuelto irregulares. Ahora él (doctor) podía arreglar eso. Los ojos felinos me harán parecer un poco más sexy. Un montón de celebridades lo han hecho y se ve increíble", aseguró Alves a través de su cuenta de Instagram.

Añadió: "El cirujano plástico también revisó la cicatriz de mi estiramiento facial. El médico hizo una incisión en la parte superior de mi ojo derecho para levantarlo y en la esquina de mis ojos y las sienes para darme una mirada más felina".

Previo a operarse, el brasileño aseguró: "No quiero tener que realizar otra operación de nariz, pero no tengo elección. Quería lucir mejor, pero ahora no puedo respirar en absoluto. Así que es difícil lidiar con eso. Va a ser muy doloroso y arriesgado".

Según reveló en su visita a un programa de televisión estadounidense, el hombre quiso modificar su apariencia tras ser víctima de bullying cuando era niño. Así, a los 17 años comenzó con las cirugías y no se ha detenido hasta hoy.

Además de las rinoplastías, se ha hecho liposucciones en diferentes partes del cuerpo, se ha puesto implantes en sus pectorales y abdominales, periódicamente se inyecta toxina botulínica y también se ha sometido a tratamientos con células madre, entre muchos otros procedimientos.

No obstante, nada parece ser suficiente para lograr su cometido: convertirse en un príncipe de Disney.

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