El actor ecuatoriano Roberto Manrique, que ha puesto a delirar a las telenoveleras por su actuación en culebrones como Doña Bárbara (2008), Victorinos (2009) y al presente en El clon, es consciente de su sensualidad, la que define como algo más interior que exterior.

“Yo creo que la sensualidad es una cosa interior que se manifiesta en la seguridad y naturalidad. Tengo mis ratos más seguros y orgánicos que otros”, expresa el intérprete de “Alejandro Cortés” en El clon, producción que es emitida en la Isla de lunes a viernes, a las 8:00 p.m. por Telemundo.

Su personaje, por cierto, lo describe como el mejor que ha encarnado porque “ tiene un corazón increíble y nobleza. La novela es muy bonita y está muy bien escrita. Él está enamorado y hace todo por esa mujer. Tiene pasión por la vida y capacidad para amar. Al mismo tiempo, tiene un lado agresivo y violento para ser un campeón de pelea. A mí me encanta hacer trabajos que tengan que ver con la acción y físico, y aprendí de las peleas”.

Asegura que a través de esas peleas recreadas, recibió varios golpes provocados por él mismo, ya que se dio en la cabeza en varias ocasiones con el marco de la puerta por su rapidez al momento de entrar a la jaula donde se realizaban las luchas.

En cuanto a si se mira mucho al espejo por su atractiva figura, el galán revela en entrevista telefónica desde Ecuador con Primera Hora que “en cierta manera soy vanidoso”.

“Mi trabajo hace que tenga cierta atención al físico, pero también me hacen falta momentos para desconectarme de eso. Lo que quiero en los días libres que tendré es meterme a una cabaña sin tecnología ni espejos para desconectarme de mí mismo”, expone el artista que radica en Colombia.

Manrique dice que se siente afortunado por la familia que tiene y el estilo de vida que ha disfrutado al ser hijo de un cardiólogo. Confiesa que su sueño de convertirse en actor lo llevó a mudarse a Colombia, donde empezó prácticamente desde cero, luego de haber tenido su propio negocio en publicidad, pues cuenta con un bachillerato en ese campo.

Su papá falleció hace cinco años y a los tres meses de su deceso, Manrique partió hacia Colombia porque su viaje estaba preparado.

“Cuando mi papá estaba por morir dijo: ‘Nadie retenga a Roberto en su viaje a Colombia, porque ahí es que él va a encontrar su camino’”, narra.

¿Qué parte de tu cuerpo te gusta más?

Tengo cariño por mis manos porque son parecidas a las de mi papá, y mi mamá se enamoró de mi papá, entre otros motivos, por sus manos. Y me gusta mi mandíbula porque es fuerte.

¿Qué te atrae de una mujer?

La naturalidad y el humor y que no se tome a sí misma con demasiada seriedad.

¿Qué no te gusta de una mujer?

La frivolidad, las posturas posadas cuando está muy pendiente de ser atractiva, de alguna forma me parece que pierde su encanto.

¿Estás soltero?

Estoy tranquilo y concentrado en mi trabajo. Llevo un ratito soltero. Creo que estoy en una etapa donde estoy disfrutando mucho esta situación emocional de estar tranquilo y disfrutando mi trabajo.

¿Qué piropo o piro-pos te han dicho?

Hay uno chistoso (ríe pícaramente), no fue en la calle, fue en un momento de honestidad e intimidad en donde me dijo: ‘Eres lo más inocente que he visto sin llegar a tanto”.

Para mantener esa figura, ¿realizas alguna dieta?

Hago mucho ejercicio todos los días. No voy al gimnasio porque dejó de encantarme. Me he convertido en un atleta y corro maratones, ya llevo cinco. Hago ejercicios combinados de alta intensidad contra el tiempo y con cronómetro y es mucho más divertido. Me gusta hacer ejercicios al aire libre y hago barras. Los abdominales no los hago todo el día, es lo que menos me gusta, y para esa zona hago ejercicios variados y corro. Hacer 800 abdominales no me gusta porque es aburrido”.