Cuando Saudy Rivera escuchó el aplauso de sus compueblanos en Jayuya, supo que era el momento de salir de su amado pueblo para conquistar el mundo que por años contempló desde el humilde barrio donde se crio.

Hoy, la reconocida presentadora regresó al mismo lugar donde correteaba descalza para dialogar con la periodista Damaris Hernández sobre su vida en la llamada Tierra Alta, durante la entrevista “Café en la Plaza”, realizada a mediodía en el Complejo Deportivo Filiberto García.

Allí, frente a quienes la vieron crecer, habló sin tapujos de toda su experiencia en los medios de comunicación, principalmente televisivos, además de su trabajo en prensa escrita, radio y su rol como empresaria y mamá.

Jayuya es mi corazón. Nosotros somos de donde nacimos, de donde venimos y yo soy 300% de aquí y dondequiera que yo me paro y dondequiera que estoy, procuro dejar una huella de lo que es Jayuya. Jayuya es amor, Jayuya es cariño, Jayuya es humildad, Jayuya es respeto al ser humano, Jayuya es bondad. Todo lo que hacemos, lo hacemos con el corazón y es algo que yo protejo dondequiera”, manifestó la jayuyana criada en el barrio Rio Grande a sus antiguas vecinas que vitoreaban desde la audiencia.

Saudy Rivera compartió como su crianza en el Barrio Río Grande y las tarimas ayudaron a reconocer su fortaleza para trabajar en diversos medios de comunicación.
Saudy Rivera compartió como su crianza en el Barrio Río Grande y las tarimas ayudaron a reconocer su fortaleza para trabajar en diversos medios de comunicación. (Jorge A Ramirez Portela)

“Allí me hice y me enseñaron a ser lo que yo soy; brava, cariñosa, simpática, ‘piquijuye’. A los nueve años mi mamá y mi papá construyeron su casita en el barrio Zama. Entonces, me desarrollé durante la juventud en ese barrio hermoso. Pero Jayuya es un solo barrio, aquí todos nos amamos y nos queremos igual. No hay divisiones de barrio, es lo lindo de aquí, que todo el mundo se conoce, todo el mundo se ayuda y todo el mundo se apoya”, esbozó.

Relató que salió del campo a los 18 años para iniciar sus estudios en la Universidad Católica de Ponce, pero, al fallecer su padre, tuvo que cambiar de institución pues a su progenitora se le haría difícil el poder continuar con la carga económica que eso representaba.

Fue entonces cuando llegó a la Universidad de Puerto Rico en Arecibo, lo que consideró “el paraíso”, ya que “allí estaban las comunicaciones esperando por mí; la televisión, la radio y la prensa escrita. Ese era el regalo que papa Dios tenía para mí a nivel profesional”.

Mientras contaba su historia, la comunicadora miraba a su alrededor pues estaba sentada sobre la tarima que por mucho tiempo representó una forma de fortalecer su capacidad escénica.

"En Jayuya la gente es buena de corazón. A mí no me enseñaron a odiar, nos enseñaron a sobrevivir en igualdad de oportunidades, que el mundo está hecho para todos y que cada cual busca lo que quiere", dijo la presentadora.
"En Jayuya la gente es buena de corazón. A mí no me enseñaron a odiar, nos enseñaron a sobrevivir en igualdad de oportunidades, que el mundo está hecho para todos y que cada cual busca lo que quiere", dijo la presentadora. (Jorge A Ramirez Portela)

“Tengo que confesar que cuando decidí estudiar comunicaciones tuve que retarme, perderle el miedo al público. Para probarme fui donde el alcalde (Jorge González) y le dije: “Alcalde, yo quiero ser la animadora de las Fiestas Patronales”. Siempre las hacía un caballero llamado Papo Quiles. Pero me dijo que se iba a ver linda la tarima con una mujer y me dio la oportunidad”, mencionó.

“Fueron 10 años ininterrumpidos. Ahí conocí toda la clase artística del país y los visitantes, los artistas de altura que vienen a hacer las fiestas y yo dije: ”Pérate, que esto es lo mío. Si yo recibí el aplauso de mi gente, el resto es conquistar el mundo y eso he hecho. Pero mi fortaleza empezó aquí con mi gente que me aplaudía y me dieron la confianza de que yo lo podía hacer. El resto es historia”, señaló.

Durante su plática, Saudy repasó su vida profesional que inició en una producción de la antigua TeleOnce, luego en la revista Teve Guía, hasta que llegó a Telemundo a través del desaparecido programa Pa’ que te lo goces, Anda pal cará y Dando Candela.

Ahí estuvo durante 10 años de manera ininterrumpida, pero la pandemia del COVID-19 empujó a la culminación de la popular producción.

“Fue como un frio en el alma que tú dices: “¿Y ahora qué? ¿Qué va a pasar?” Pero con el tiempo aprendí que era lo que me tocaba, que las cosas son cíclicas, que 10 años de oportunidad a través de Dando Candela, Zoraya Sánchez, Telemundo, no es otra que agradecerle con el corazón y el alma lo que hicieron por mí, ambos. Pero creo que era cíclico, en el momento era difícil de aceptar, pero había que abrir las puertas a todo lo nuevo que papa Dios tiene para mí y yo sé que son muchas cosas maravillosas”, confesó.

Asimismo, reveló las dificultades para lidiar con la conceptualización del chisme como plataforma para un trabajo que asegura, le brindó enormes satisfacciones. Pero no fue fácil.

“Eso fue horrible, dondequiera que me paro lo digo. La única manera de competir en aquel horario era llamarte chismosa y yo soy la persona más desconectada de la vida ajena, a niveles de que yo no hago lo que no quiero que me hagan. Entonces, traté siempre y me siento satisfecha de que lo hicimos con dignidad, hicimos la diferencia en un programa que era dedicado a lo que era el chisme, pero lo hicimos dentro de la capacidad que teníamos y las opciones que teníamos, con el mayor respeto posible”, subrayó.

En cuanto al manejo de críticas, la jayuyana quien asegura que le gusta el café cargado, resaltó que “antes lloraba y me preguntaba por qué, si no estaba haciendo nada malo”.

“Aprendí a nutrirme de lo bueno y alimentarme de la energía negativa, convirtiéndola en positiva y me he hecho más poderosa que nunca y más fuerte que nunca. Pero me tomó tiempo. Tengo la razón para eso, porque en Jayuya no hay maldad. En Jayuya la gente es buena de corazón. A mí no me enseñaron a odiar, nos enseñaron a sobrevivir en igualdad de oportunidades, que el mundo está hecho para todos y que cada cual busca lo que quiere”, insistió.

Por otro lado, habló de su rol como empresaria en una tienda de cupcakes, que comenzó justo cuando la despidieron de la revista.

“Eso fue un salvavidas. Cuando comencé en televisión, hacía simultáneamente la revista y cuando me despiden de la revista, dije: “Yo le di mi vida a esto y, ¿así me pagaron? No le vuelvo a trabajar para nadie y mi dinero de liquidación lo invertí en mi negocio”, afirmó.

“Gracias a eso y a ese coraje que me dio, establecí el negocio y podía hacer tanto las cosas de Dando Candela, como lo que hice en radio y prensa escrita pero siempre alimentando el negocio. Cuando viene el cantazo de Dando Candela, mi salvavidas fue el negocio. Saber invertir lo poquito que tengas en algo que sea tuyo, para que el día que pase algo siempre tengas algo”, continuó.

Finalmente, dejó la puerta abierta para regresar a la televisión en el 2022, de surgir una propuesta que sea atractiva para esta talentosa comunicadora que también ha hecho teatro.

“Si surge la oportunidad, sí, porque es una pasión, es como una cosa que te entra por las venas, es como un suero. En este momento estoy sin ese suero, pero, si surgiera la oportunidad, sí. No puedo negarte que he recibido unas llamadas interesantes, pero, que sea lo que Dios quiera. Yo creo que todo el mundo está esperando el 2022 para concretar. Si papa Dios lo tiene pa’ mí que venga, estamos más que listos”, reiteró.