La animación acapara gran parte de la vida de Julio Daniel Guzmán, conocido en el ambiente artístico como “JD”. Pero también, su compromiso por motivar a los jóvenes a perseguir sus sueños y dejar de ver en los obstáculos una excusa para no superarse. 

La motivación no surgió solamente porque le interese dedicar tiempo a una buena causa. Lo hace porque su crianza en Puerto Nuevo (San Juan) fue marcada por experiencias difíciles que pusieron a prueba su determinación para tomar la senda correcta. 

“Yo me crié en la calle 8 NE. Nosotros vivíamos por Plan 8 y mi mamá cogía cupones. Cogíamos la guagua de la AMA, que era la que pasaba por la (avenida) Roosevelt. Yo vengo del barrio y sé cómo es estar bien abajo”, compartió el comentarista de Dando candela (Telemundo) mientras su mirada se pierde en las calles de su vecindario.

El presentador, que cuenta con un bachillerato en Trabajo social con un “minor” en sicología, repasó algunas vivencias de su adolescencia en la realidad en la que se desenvolvía. 

“Son malos pasos, pero en cierta manera yo llegaba hasta un límite. Yo no tenía turnos en el punto, como uno dice, porque no me iba a meter ahí. En ese sentido era como que un respeto también, como que yo no iba a estar ahí porque en cualquier momento te iban a matar. Pero por ejemplo, yo era un poquito más negociante. Si yo tenía a una persona de este barrio y le podía conseguir el material más barato a esa persona, pues lo conectaba”, compartió. “Yo tenía unos 14 años, o 13, 12 años posiblemente”. 

Uno de esos momentos que marcó su cotidianidad fue la muerte de un amigo. 

“Lo más duro que viví fue un pana que estábamos aquí mismo y nos lo mataron al frente. La realidad es que yo era bien chamaquito, yo tenía 14 años para ese tiempo. Me dio un shock grande que me salí y todo. ‘Espérate, como que esto no es para mí’. Me salí de las amistades. Pero luego, poco a poco, vas cayendo nuevamente”. 

Su mamá, Awilda Agosto, no aprobaba su conducta y así se lo hizo saber en más de una ocasión. 

“Acuérdate que (los amigos) somos familia, entonces tú no lo ves como que estoy saliendo con mala juntilla. Tú estás saliendo con tus panas de siempre, de toda la vida. Te van regañando, pero no vas entendiendo”.

La decisión por apartarlo de ese camino motivó a su mamá a llevarlo a vivir con una madrina, en Cupey (San Juan). “Yo estaba bien reacio”, reveló. “A los 15 años me sacaron del barrio y me llevaron a vivir con ella, que era maestra (del método) Montessori”. Su mudanza implicó la matrícula en un colegio diferente, con un ambiente al que no se adaptó. “Me botaron por indisciplinado”, confesó. 

Pero previo a la expulsión, conoció una maestra de educación física que intentó cambiar su enfoque. “Yo jugué en el parque de pelota toda mi vida. Y ella se inventa que necesita una posición de catcher en el equipo. Ella y una maestra de inglés fueron las que en el colegio, antes de que me botaran, ya me estaban como que puliendo”.

“Tuvo que terminar sus grados en una escuela pública. “La misma maestra de deportes entra a esa escuela a dar clases y ahí entonces como que ya me voy centrando. Me pone a jugar voleibol y ganamos campeonatos. Todas esas cosas me quitaron de la mente estar en el barrio. Cuando viro al barrio, ya habían pasado cinco años y algunos estaban presos, algunos estaban muertos. Ya no era lo mismo. Y muchos de nosotros estábamos comenzando a trabajar en cosas bien profesionales”, compartió. 

Un nuevo giro 

“Creo que luego de graduarme de cuarto año es que maduré un poco más. Ya veía como que podía usar esa mentalidad que tenía para algo positivo en mi vida, algo que pudiese sacarle provecho”. 

Entonces llegó la oportunidad de trabajar en el desaparecido programa TCV (Tu canal de vídeos) en la función de master control, lo que le abrió las puertas para laborar en la radio (Mix 107.7). “Y como ya era algo que me apasionaba y me gustaba pues arranqué para las discotecas a hacer animaciones. Después de animar por muchas discotecas, los mismos cantantes, Wisin y Yandel, Zion y Lennox, Alex y Fido, Héctor ‘el Father’, me llevaban fuera de Puerto Rico porque en aquel tiempo los mixeos de la emisora se pirateaban en otros países, y mi voz salía, y me llevaban como el locutor de Puerto Rico de reguetón, y me llevaban para presentarlos. A mí eso me encantaba”. 

De hecho, esta función no le era ajena en vista de que en la escuela superior comenzó con funciones similares en otros eventos. 

“Cuando me voy a la escuela pública me fui un poco más urbano y empezaba en estas batallas de cantantes. Me metía en el medio, como a animar”, recordó el presentador, quien confesó que “desde niño siempre en las obras de teatro y demás. Era bien presentao”.

Cuando mira su vida, el también padre de Andrea Danielle (9 años) y Daniel Andrés (7 meses) no deja de valorar sus logros presentes. Pero tampoco olvida el camino donde originó sus pasos. “Me siento orgulloso de mí, de mis raíces, de mi familia”, reveló con una amplia sonrisa. Por eso todavía regresa a su barrio, donde reside su mamá en la vivienda que le obsequió hace cerca de diez años. 

“Estaba loco por comprarle una casa. Cuando nosotros éramos pequeños siempre estábamos pendientes a en qué casa vivir, porque si te subían la mensualidad mami se tenía que ir a otro sitio para poder sustentar su mensualidad, más la comida, más todo”, destacó el animador, quien cuenta con otros dos hermanos. “Seguí metiéndole dinero al cochinito (alcancía) hasta que vine y le compré una casa”.

Como parte de sus charlas motivacionales, insiste en que el éxito es responsabilidad de cada quién, más allá de las circunstancias. “Yo lo viví, lo vivo y te lo puedo dejar saber Yo dije, ‘quiero cosas buenas en mi vida y tengo que luchar por ellas’. Salí de aquí y se puede. El que prefieras estar tirado en tu casa porque no hay trabajo, o estancarte, es porque está en tu mente. Yo tengo un hashtag en redes sociales que es #todoestaentumente”, compartió con énfasis. “Pero tienes que dar un empujón en tu vida, y hay veces que la gente no quiere dar un empujón para no salir de la zona cómoda”.