Shanira Blanco encuentra a su príncipe azul
La animadora y el médico Augusto Ayala disfrutan una relación basada en el apoyo mutuo.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 13 años.
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Shanira abre la boca y lo mira directo a los ojos mientras mueve la cabeza hacia arriba y hacia abajo. Pero Augusto sabe que su novia está fingiendo. Aunque luzca interesada y diga que sí, en realidad ella no entiende ni pío de la explicación que él le está haciendo acerca de tal o cual trastorno o afección.
Esta escena es común en el diario vivir de la animadora Shanira Blanco y el doctor Augusto Ayala. La pareja acaba de cumplir tres años de una relación que ambos describen como “rica” porque, en lugar de pelear por sus diferencias, se las disfrutan.
La más obvia de esas desigualdades radica en sus carreras profesionales: Shanira pulula entre espigadas misses y olorosos productos para el cabello; en cambio, Augusto navega entre regordetes libros, rígidos estetoscopios y páginas y páginas de repasos para exámenes, máxime ahora que planea especializarse en psiquiatría o medicina familiar.
Sin embargo, cada uno se ha convertido en un apoyo fundamental para el desempeño del otro.
“En esto de la medicina, tú puedes estar mucho tiempo detrás de un concepto y, de repente, cuando por fin lo entiendes, te emocionas. Yo voy a donde ella y se lo cuento, se lo explico, le enseño los dibujitos que yo hago, y ella bien atenta, como si entendiera, y de verdad no entiende nada. ¡Pero yo aprecio mucho que me escuche!”, cuenta entre risas el doctor Ayala, de 31 años de edad, igual que su novia.
Una situación similar se da cuando él observa a las candidatas para Miss Mundo de Puerto Rico, a cargo de Shanira, o revisa algún taller nuevo de la academia Actitud, que la animadora mantiene hace cinco años en Carolina.
“Él no sabe mucho de la belleza y a veces discrepamos, pero yo le he ido enseñando de este mundo. En eso y todo lo demás no siempre estamos de acuerdo, pero lo importante es que ninguno se impone sobre el otro”, resume la imagen de la marca Mirta de Perales y el desaparecido programa Flashazo VIP (Univisión).
Además del respeto mutuo, esa aseveración de Shanira recoge, según ambos, la clave para lo “sólido y duradero” que ha sido su romance.
La pareja explica que el flechazo ocurrió en 2007 cuando se encontraron en una boda de unas amistades que tienen en común.
“Desde el primer momento, me enamoró su simpatía, su madurez, su inteligencia. Ella es una mujer soñadora, luchadora, es todo lo que un hombre pudiera pedir”, la describe Augusto al tiempo que Shanira resalta “lo lindo que es él” y se sonroja sin borrar la sonrisa de muela a muela que la caracteriza.
“De él me impactó todo. Es un hombre extraordinario, trabajador, respetuoso, es el príncipe azul y lo más importante es que tanto él como su familia tienen a Dios en su corazón”, destaca la empresaria al acotar que ambas familias suelen compartir juntas.
Esa apreciación no ha cambiado desde 2009, cuando se hicieron novios. “Y de verdad que seguimos superentusiasmadísimos. Yo estoy superentusiasmadísimo”, afirma Augusto antes de que ambos lleguen a un acuerdo acerca de la piragua que compartirán en su paseo por el Viejo San Juan.
“Va a ser de tamarindo y frambuesa: mezclado”, sentencia Shanira.