Su negocio Color Conspiracy cuenta con siete tatuadores y un perforador

Como nació con el arte en sus venas al ser pintor, Juan Salgado, quien es considerado uno de los mejores tatuadores del mundo, ha sabido utilizar como lienzo el cuerpo humano para manifestar de la manera más creativa posible su talento.

Sin buscarlo, el tatuaje arribó a su vida para quedarse. Jamás contempló dedicarse por completo a este arte, sin embargo, hoy su fama es tanta que varias figuras de la música y el deporte, como Kany García, Ivy Queen, Ricky Martin y Miguel Cotto han confiado en su mano.

Y es que este joven artista, de 32 años y criado en Bayamón, describe el tatuaje como un arte que, gracias a la exposición de figuras del deporte, la música y el modelaje, así como profesionales, se ha ido liberando de un tabú para pasar a ser una manifestación estética que bien puede representar un momento, una imagen, un símbolo o una persona especial, como los hijos o padres.

“Lo del tatuaje fue algo inesperado; yo nunca pensé dedicarme al tatuaje. El tatuaje me escogió a mí; el tatuaje es algo que es tan difícil la jornada y tan cuesta arriba y difícil, pero es algo que te escoge”, dice el artista, cuyo talento le ha abierto las puertas al punto que tiene su agenda repleta de clientes hasta el año próximo.

Desde su estudio Color Conspiracy, en Guaynabo –que a partir de marzo estará ubicado en la calle Loíza, en Santurce, en el edificio 1851–, reitera que “descifré temprano en mi carrera que esto es un arte, aunque mucha gente no lo ve así. El truco está en costumizar y los conocimientos que tengo llevarlos a la piel”.

Juan Salgado, quien tiene dibujado en su espalda un dragón que se realizó a los 17 años, cuenta que el primer diseño realizado por él para su cuerpo es una estrella arriba de su tobillo en la pierna izquierda. Su amigo de infancia, Pedro González, fue quien lo inspiró para convertirse en tatuador.

El artista no puede precisar la cantidad de tatuajes que decoran su cuerpo porque la meta es que cada diseño en sus brazos, pecho, espalda y piernas se vaya hilvanando y forme solo uno. La parte que no se ha tatuado es el cuello y es su anhelo para cuando cumpla 50 años.

Casado con Irmarie Vargas, quien es su mano derecha en el negocio, recibe como un logro en su carrera de tatuador el ser invitado al evento Arte Jangueo del Museo de Arte de San turce, el próximo 21 de febrero. En esta actividad, Salgado presentará su trabajo en vivo, demostrando el proceso y el impacto del arte del tatuaje actualmente.

“Es un honor indescriptible que el museo me haya hecho una invitación para una demostración de mi arte. Siempre ha existido el dilema en el tatuaje si es un arte o no, porque la gente no lo solía vincular al arte”, sostiene.

Durante esta entrevista, Juan Salgado le realizó a Jessica Curbelo, esposa del cantante de Puya, Sergio Curbelo, un tatuaje cover up de una flor de loto para tapar uno viejo en su brazo derecho.

Los precios de un tatuaje realizado por un experto licenciado fluctúan entre los $100 a $400 por hora.

¿Por qué la gente se tatúa?

Por muchísimas razones. Algunos por rebeldía, por sentirse dueños de su cuerpo, por celebrar, conmemorar, aliviar penas, ser aceptados socialmente, que es algo raro porque los tatuajes antes eran rechazados por ser un tabú y ahora te aceptan en la sociedad. Es algo individual. Yo me tatúo porque soy fanático del arte, me fascinan como se ven y marcan etapas de mi vida y viajes. Es como ser un coleccionistas de arte que va a una galería, pues estos son cuadros que he comprado.

¿Qué se necesita para tatuarse?

Ganas, estar bien seguro de lo que te vas a hacer y una buena razón. Por ejemplo, hacerte el nombre de tu pareja porque le fuiste infiel y le quieres demostrar que lo amas, no es una buena razón para tatuarte. Todos los tatuajes que hago los hago con estética en mente y que vayan con la personalidad de cada cliente.

¿A quién no tatuarías?

Creo mucho en la estética y tengo problemas de hacerles tatuajes a personas que no lo saben llevar o no están seguros. Si viene alguien que desea hacerse (uno en el cuello) sin tener tatuajes antes, no quiero ser el responsable de ser parte de una decisión de la que se arrepienta después. No creo (tampoco) en hacer tatuajes en la cara y no haría ningún tipo de imagen, no soy muy cristiano, pero no haría una imagen criticando la iglesia, ni hereje, por respeto. Creo en ayudar a las personas con su tatuaje, no hacerles daño. Creo mucho en las imágenes positivas.