Su innata jocosidad le lleva a buscarle el lado cómico a cada relato. Es así como el cantante y comediante Tavín Pumarejo conversó con Primera Hora  desde  su hogar sobre  su pasión por  la música típica,  el cultivo de la sábila, el amor y muchas cosas más.

Con 80 años de edad, de los cuales 49 y medio lleva casado con su inseparable esposa Vilma Viñas, el artista luce con buen semblante tanto así que no parece que hace dos meses sufrió un leve derrame cerebral del que se encuentra repuesto y precavido con citas médicas de seguimiento.

Además, el también propagandista médico, profesión que ejerció por 40 años, mismo tiempo que estuvo en la televisión,   ha hecho un ajuste en su alimentación disminuyendo el consumo de sal y grasas.

Tavín Pumarejo, ha bajado el volumen de su agenda artística, atrás quedó el tiempo cuando lo llamaban para presentaciones en Nueva York y Chicago, pero indica que a su edad siente “que he cumplido todo lo que he soñado durante toda mi vida”.

Seguido, su adorada  Vilma agregó: “Claro, si se casó conmigo”.  Y él riendo le respondió:  “¡Que liiinda!”.

Octavio Ramos Pumarejo, su nombre real,   nació y se crió en el barrio Río Caña, de Caguas. Confiesa que añora la época dorada de la televisión  que para él comenzó en 1965 en el desaparecido  El show de las 12 (Telemundo) donde  estuvo  hasta 2005 con su sección musical de 15 minutos.

Sus apariciones eran los martes y jueves, acompañado por su agrupación Río Caña Sound Machine, nombre que  creó inspirado en la banda Miami Sound Machine de Emilio y Gloria Estefan.

“Le puse ese nombre para ver  si me hacía millonario y me hice pobrenario”, dice entre risas el vocalista que padece de tartamudez lo que no fue un obstáculo para tener éxito.

El también conocido como “Hígado de ganso”, quien  se ha destacado por sus jocosas frases tales como, “¡Que liiindo!”,“Tu tu tu tua tua”, “Estoy en la cúspide del fracaso”  y “Mis amigos, mis clientes, mis benefactores”, se mantiene en el ojo público por su participación en los  espacios televisivos Así canta  Puerto Rico, donde está fijo,  y  en Está de show en el que aparece de manera esporádica, ambos  de Luisito Vigoreaux, y que se emiten por el canal 6 (WIPR).


Se ejercita y prepara su jugo de sábila

En tanto, el espigado exponente de música de trío y jíbara, que mide 6’2”,  se encuentra en una etapa más sedentaria, aunque se ejercita en su casa  donde ha creado un pequeño  gimnasio en una  habitación.

Suele    entretenerse  preparando  jugo de sábila, ya que en el patio de su residencia en Río Piedras tiene un cultivo de la  planta curativa.

Además, en su  tiempo libre “cojo la guitarra y empiezo a practicar las canciones. Tengo arriba (en el segundo nivel de su casa) un montón de libros de chistes y cosas de  béisbol”.

Cuando joven, confiesa que jugaba pelota, pero resiente que “en ese tiempo no es como ahora, porque hay ayudas para ir afuera a  jugar y  antes era más limitado, era yuca straight y más nada (ríe)”.

Es veterano, pero no fue a la guerra

Tavín Pumarejo sirvió en la milicia en 1952 sólo varios días, por lo que no tuvo que enfrentar ningún conflicto bélico. Era la  época de la  Guerra de Corea, pero narra que “yo ingresé al ejército y me enviaron a desyerbar la grama y cuando me fui a parar me dio un dolor en la espalda baja y oriné sangre. Me enviaron al hospital en San Juan”.

Agrega que “llevaba dos meses y tres semanas, y eres veterano cuando cumples tres meses. Estuve hospitalizado cuatro  meses y luego me  licenciaron con todos los beneficios”.

Ramito fue su inspiración

Recuerda que tuvo su primera oportunidad artística cuando se criaba en Río Caña porque el cantante  jíbaro Ramito  vivía cerca de su casa  y escuchaba su música. Su estilo se le fue pegando y los fines de semana  “me pasaba cantando improvisando. Cuando me vine a desarrollar ya estaba en la cúspide del éxito y no del fracaso (ríe)”.

Luego, el trío los Hispanos le dieron su gran oportunidad en varias actividades y Paquito Cordero en la televisión.

Con orgullo reitera que “la música típica  nunca se ha quitado de mí. Es una cosa que yo la llevo en la sangre. Yo oigo un cuatro, una guitarra y un güiro y eso se me sube (de la emoción). En casa el viejo mío escuchaba esa música y Ramito iba a casa”.

¿Qué añora de la televisión?

El montón de gente en el estudio. Veías de  200 a 300 a diferencia de ahora. Añoras todas esas cosas que han pasado por tu vida como el público  que tenías allí (en El Show de las 12). La gente me aplaudía y eso era una cosa grande. No es lo mismo estar en un programa que no hay público y estás straight con los técnicos.

¿Cómo describe su trayectoria?

Exitosa, de mucho apoyo y de muchos viajes. Todavía  me llaman para viajar. Llevo siete años yendo a Maricao a las fiestas del agave.

De niño, ¿cómo fue?

Cuando yo era pequeño me acuerdo que yo jugaba mucho a Doña Ana no está aquí y otros juegos. Mi papá me sacaba de la escuela todos los martes y jueves  para llevarme al cine a las 2:00 de la tarde para ver películas de vaqueros y los Tres chiflados. Y eso ha sido mi pasión ver películas.

¿Cómo fue su crianza?

En aquella época no es como ahora. Tenías que ir con dos latas a buscar agua y  a mí me tocaba llenarlas de un pozo o tanque en la casa,  algo así, todos los días. Los vecinos me decían: “Mira tráeme par de latas  de agua y yo se las cobraba  dos latas a un vellón y cuando hacía 25 chavos les decía: “No trabajo más”. Ese dinero  me daba para mis cosas y  para dar cinco  (centavos de ida )  para  el viaje en guagua  y cinco para acá (de regreso a la casa) y 15 para ir al teatro.   

¿De quién cree que heredó la atracción por la música?

De mi hermano que no tenía para comprar un cuatro de los de antes porque en aquel tiempo valían $15, entonces cogió una lata de sardinas y le puso unas cuerdas y ahí empezó y sacaba sus notas él solo. Y al tiempo ya tenía unos chavitos y compró un cuatro en $15. Él sacaba sus notas él solo y yo me acercaba al lado de él y gagueando cantaba y fíjate lo que es el gagueo que cantando se quita. De mi viejo heredé la parte de comediante, porque él  a todo le sacaba punta.

¿La gaguera lo ha limitado?

Una vez Paquito Cordero me dijo en un show en Chiacgo que fui a hacer: “Si a ti se te quita la gaguera, ya no eres Tavín Pumarejo”. En Nueva York y en Chicago hacía  la comedia solo, porque si hay otro en lo que yo le contesto se va el tiempo (ríe).

El amor le llegó por una goma vacía

Tavín Pumarejo se casó hace 49 años y medio  con Vilma Viñas, a quien conoció cuando a ella se le vacío una goma en la calle Del Parque, en Santurce, y trató de ayudarla como todo un caballero.

“Ella estaba con su amiga y me acerco al lado y fui a sacar la goma  con lo que uno le da vuelta y  al  darle vuelta no salía”, cuenta.

Vilma Viñas,  con simpatía,  interrumpe  para decir que su esposo estaba en aquella ocasión “enchaquetao como propagandista médico, él estaba guapísimo (por lo que quedó prendada). Barco grande ande o no ande”.

  Su famoso esposo  prosiguió su relato ahogado  de la risa diciendo que como  no podía sacar la goma lo ayudó un amigo que pasaba. Luego de ese encuentro Tavín invitó a su esposa a tomarse un café en una cafetería donde intercambiaron teléfonos.

Con la mirada de enamorado,  mientras su compañera incondicional lo observaba, agregó que “cada vez que me bebo un café me acuerdo de ella siempre”.

Tavín Pumarejo pasó la prueba al visitar a los padres de Vilma y explicarle sus intenciones, y luego de un año y medio de noviazgo se casaron procreando a Diana Iris, quien reside en Estados Unidos, y a Vilma, la menor, quien le siguió los pasos a él al desempeñarse como propagandista médico.