Tiran al medio a los “enfermitos” de Hollywood
Las denuncias de acoso sexual que involucran a figuras del cine han ido en aumento en estos días

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 8 años.
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En menos de un mes, ya suman cinco.
Las alegaciones de agresión sexual en el mundo de la farándula no son un tema nuevo, pero sí, para muchos, algo “de lo que no se habla”.
En 2015 la farándula se estremeció con las declaraciones de una treintena de mujeres que señalaron al comediante de Bill Cosby de agresión sexual. Una de ellas, Andrea Constand, lo llevó a tribunales en un juicio cuyo jurado no llegó a un veredicto.
Pero parece que cada vez más, las víctimas han optado por denunciar este comportamiento, más allá de las represalias y el temor a ser juzgadas. Esto incluye las alegaciones de acoso sexual, manifestadas en octubre pasado, que involucran al productor Harvey Weinstein, lo que, a su vez, ha originado una serie de revelaciones sobre famosos de Hollywood que han exhibido una conducta parecida.

¿Por qué hablar ahora?
Pero si los incidentes que han salido a relucir tuvieron lugar hace muchos años, por qué delatar el abuso ahora.
“Una víctima de acoso y de agresión calla por el temor a que no le crean, a ser amenazada. En situaciones de agresión sexual, con mucha frecuencia, hay amenaza de parte de la persona agresora”, explica la psicóloga Karen Vázquez. Además, “depende de la edad en que se lleve este patrón de abuso”, en especial si son menores.
Pero sobre los señalamientos recientes de Hollywood, la doctora analiza que incluso cuando la víctima es adulta, “las personas que están en la búsqueda de algún papel en alguna obra o película, puede que tema que por la divulgación del evento pueda ver tronchadas sus aspiraciones”.
Por otro lado, la también terapeuta sexual menciona que como parte del perfil de la persona lastimada sexualmente, además de la posibilidad de desarrollar depresión, trastorno de ansiedad, “puede incluso que llegue a dudar de lo que ocurrió, dependiendo de la formación que haya tenido sobre lo que son las relaciones sexuales, sobre lo que es el consentimiento y no consentimiento. Posiblemente lo divulgó a alguien y ese alguien le dijo ‘no te metas con esa persona’, ‘a lo mejor fue que tú lo provocaste’”.
A su vez, el que decenas de víctimas ahora se hayan atrevido a hablar, tiene mucho que ver con el hecho de que “ya no se sienten solas. Ahora piensan que si le creyeron a la primera que se atrevió a divulgarlo, ahora me van a creer a mí. O a lo mejor ha superado el trauma, pero quiere servir de apoyo para la persona que está reportando la situación en ese momento”, señala la sicóloga.
¿Por qué lo hacen?
“Si te vas a la definición de agresión sexual, te habla de que se trata de un patrón de poder y control”, explica Vázquez. “El primer escenario es el niño o la niña que de pequeño sufrió traumas que pueden haber sido relacionados con la agresión sexual o algún tipo de violencia, y que por alguna razón estableció alguna asociación entre lo que sería conductas sexuales y placer, y que a raíz de esas experiencias traumáticas, puede copiar o repetir esos patrones que aprendieron, hacia otras personas, principalmente, vulnerables”.
Los rostros señalados tienen varias cosas en común, tales como fama, fortuna e influencias. “Tenemos, por el otro lado, personas que han gozado de poder y control porque están en puestos religiosos, en un puesto político, en una compañía de renombre, que se acostumbran a comandar y entonces se reconocen el derecho de conseguir todo lo que entienden que desean. Aquí es donde típicamente vemos estos patrones de abuso entre el director de Hollywood y la chica menor que quiere salir en un anuncio de televisión o en una película”.
No es una excusa
En una entrevista con BuzzFeed, el actor Anthony Rapp confesó que cuando tenía 14 años fue a una fiesta en el apartamento de Kevin Spacey, en 1986. Al final de la noche, Spacey lucía ebrio, lo agarró, lo colocó sobre la cama y se puso encima de él, situación de la que pudo escapar.
Sin embargo, Spacey, quien en la actualidad tiene 58 años, aseguró en su cuenta de Twitter no acordarse del incidente por estar en “estado de ebriedad”. Por primera vez, habló en público sobre su homosexualidad, lo que despertó acusaciones de que estaba tratando de cambiar de tema.
Al respecto, la doctora destaca que “el alcohol no hace a una persona violenta; lo que hace es que exacerba. Si una persona es violenta, estando sobria se autoregula. Pero estando ebria, el alcohol desinhibe, le quita esa válvula de autoregulación y lleva a la persona a actuar sin control”.
Además, Vázquez observa que con su respuesta, “agrava la situación en otro sector poblacional que ha sido bastante revictimizado y marginado, la comunidad de LGBTT, porque ‘ahora soy homosexual y pues, me di cuenta y por eso estaba tocando a este muchacho’. La persona homosexual no es típicamente una persona agresora”. La psicóloga es enfática en que “la persona es violenta indistintamente de su orientación sexual”.